En la Comarca de Riaño se celebró hasta la segunda década del siglo XX, un carnaval tradicional recuperado en el año 2009. Es un fiesta declarada de Interés Turístico Provincial.
La vida y el trabajo del hombre agricultor y ganadero está marcado, año tras año, por el ritmo de las estaciones, por el Sol y por la Luna. Especial significación tenía la estación invernal, cuando el tiempo se detiene y la oscuridad cubría la tierra, quedando la naturaleza aparentemente muerta. Los días se acortaban y la luz menguaba, pero con la llegada del solsticio de invierno (22 de diciembre), los días volvían a crecer.
El hombre desde muy antiguo ha descubierto en la naturaleza componentes de carácter espiritual cuyos rituales le ponían en comunicación con la divinidad. Esto le permitió entender su manera el universo y el lugar que ocupaba en el mismo. Y para explicar los fenómenos meteorológicos y sus repercusiones sobre los humanos, destacando la repetición cíclica anual, estableció las fiestas.
En ese momento un poder atávico llevaba a los hombres a recrear ritos que propiciasen las energías vitales de la tierra y la fertilidad de los hombres. Ayudar a que el ciclo vital no cesara y tras las tinieblas naciera la luz y la vida de nuevo, y así de de manera cíclica año tras año.
Ritos que propicien la renovación de las reservas alimenticias y la regeneración de la vida, la expulsión de los males de la comunidad (de los malos espíritus, demonios, enfermedades…) a través de ruidos, golpes, fuegos. Había que acabar con lo tenebroso para regenerar la vida.
La tradición era común a todos los pueblos de la Montaña de Riaño, estando documentada en Burón, Crémenes, Boca de Huérgano, Siero de la Reina, Valle de Valdeón etc…
Hay que destacar también, que al final de la Mojiganga (desfile de zamarrones celebrado en Riaño, el día 22 de febrero, al oscurecer) se repartirá entre todos los presentes chocolate con “ frixuelos ”, una delicia gastronómica de esta Montaña de León, mientras se prende la Choza, una gran fogata, que nunca se ha dejado de hacer en Riaño, Liegos y otras localidades de la Comarca.
Este año 2019 se recuperó la figura del zamarrancas(hombre árbol) y la máscara del zamarrón de Crémenes, localidad cercana a Riaño.
El zamarrancas, según recuerda de Evelio González, era un personaje que el martes de carnaval, por los años 20 del siglo pasado recorría los chigres(cantinas) con un espino fustigando a la gente, y el que no le convidaba a un vaso de vino, sufría las iras de su palo lleno de pinchos. Se cubría con motivos vegetales (ramas, cortezas de árbol, palos…).
En Crémenes, a unos 10 km. de Riaño recuerda Miguel Angel Barrientos, que en la década de los sesenta del siglo pasado, el martes de carnaval los rapaces del pueblo prendían una gran hoguera con piornos, en la loma denominada La Corona de Crémenes y después, corrían el Antruido por el pueblo vestidos de zamarrones. Nos documenta una caperuza con forma de cono, de piel de oveja cubriendo la cabeza y tapando la cara, donde se hacían dos agujeros para los ojos. Caía hasta media espalda por detrás y hasta el pecho por delante. Este zamarrón también llevaba cencerros.
Este año 2020, un vez más, se promocionará el aspecto gastronómico, con la degustación en varios restaurantes de la localidad de Posada de Valdeón, Riaño y Boca de Huérgano, previa reserva, del ancestral “Cocido de Arvejos o Arvejada”. Plato típico por excelencia de esta montaña leonesa y que se ha recuperado del olvido.
El cocido de arbejos de la montaña de Riaño
Con ocasión de la Fiesta del Antruido a celebrar el día 22 de febrero de 2020, sábado, en Riaño(León), se lleva a cabo la promoción y puesta en valor de un plato autóctono, típico de la Montaña de Riaño, que con el paso de los años ha ido quedando relegado en el olvido. Una delicia gastronómica desconocida para el gran público, incluso dentro de las propias tierras de la Región Leonesa, de donde es originario.
Antiguamente era un plato cotidiano de las gentes de la Montaña Leonesa de Riaño, y aún hoy se sigue cultivando el arvejo, sobre todo en la subcomarca de Tierra de la Reina, y cocinándose en sus hogares, aunque de una manera menos habitual que antaño. En el año 2015 por primera vez se envasó y comercializó en saquines de un kilo.
El arvejo es una legumbre autóctona de esta Comarca. Las legumbres han sido cultivadas por siglos por una gran variedad de culturas. Se pueden considerar alimentos nutricionalmente recomendables teniendo en cuenta su composición en proteínas, hidratos de carbono, minerales y vitaminas.
Pero aunque son el producto que da nombre al cocido que hoy presentamos, no es ni mucho menos, el único ingrediente.
El resto de los productos naturales se obtienen de la base alimenticia de los habitantes de esta Montaña; los productos de la matanza, el pan, el nabicol, y las manzanas de los huertos.
¿En que orden se sirve el cocido de arvejos?
En primer lugar tenemos la sopa de arvejos. Sopa con el color característico del caldo resultante de la cocción de los arvejos. Una vez migado en una cazuela de barro el pan de hogaza, como para sopas, se añade sobre él, el caldo citado.
En segundo lugar se sirven los arvejos en una fuente, acompañados del nabicol, nabo característico de esta Montaña de Riaño.
En tercer lugar se pondrá sobre la mesa la fuente de barro con las costillas, espinazo, morro, pata, lengua, el chorizo, el tocino, y la oreja, para que cada comensal se sirva a su gusto. Todo ello, producto adobado y curado al humo.
La androja es un embutido típico de esta Montaña, hecho a base de grasa de gocho, harina y pimentón, metido en saquines de tela de unos 100 gramos, y cocido como las morcillas. Se come untándolo con tocino sobre el pan.
Para terminar, se degusta de postre las manzanas asadas, que era la fruta disponible en estos pueblos.
Las reservas están ya a punto de agotarse en los restaurantes que lo sirven.En Riaño(Hotel Presa, Sainz, y Tanis), Casa Abascal en Posada de Valdeón y el Hotel Tierra de la Reina en Boca de Huérgano.
Textos y fotografías: Asociación Cultural Montaña de Vadinia- Riaño. Región Leonesa.