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Este sábado 30 de enero se celebra el día internacional del Croisant

El 30 de enero se conmemora el día internacional del Croissant, un producto que desde hace más de 400 años se ha consolidado como uno de los favoritos de la panadería mundial. A diferencia de lo que muchos piensan, fue creado en Austria y no en Francia, como símbolo de victoria contra el imperio Otomano.

croissant

Fotografía: Martínezld

Cada 30 de enero se celebra el Día Internacional del Croissant. La idea de celebrar esta fecha es dar a conocer una pieza de bollería, que goza de mucha aceptación en el mundo debido a su rico sabor, aroma y textura crujiente, además de que puede consumirse a cualquier hora del día.

Croissant en francés quiere decir creciente, en el sentido de “cuarto creciente lunar”  y se refiere a la forma original del bollo.

Según la leyenda más divulgada, el croissant nace como uno de los actos festivos cuando la ciudad de Viena se salva del sitio otomano a finales del siglo XVII. En 1683, los soldados otomanos al mando del gran visir Kara Mustafá, después de conquistar la mayoría de las regiones a orillas del Danubio, sitian Viena que, después de Constantinopla, habría sido la primera conquista importante en Europa.

Después de varios intentos de asalto poco exitosos, los turcos decidieron atacar Viena por sorpresa con una nueva estrategia. Pensaron en socavar el terreno y así evitar las murallas pero actuando solo de noche. Los panaderos, que trabajaban a esas horas, se dieron cuenta de la amenaza por los continuos ruidos y dieron la alarma de tal manera que al final fueron los defensores los que tomaron por sorpresa a las tropas musulmanas obligándoles a retroceder. Después las tropas austriacas del emperador Leopoldo I, bajo el mando del rey de Polonia Juan III Sobieski, terminaron de expulsar del país al ejército enemigo. Se dice que el emperador decidió condecorar a los panaderos vieneses por la valiosa ayuda ofrecida. Estos, como agradecimiento, elaboraron dos panes: uno con el nombre de “emperador” y otro «Halbmond», en alemán “media luna”, antepasado del actual cruasán, como mofa a la media luna de la bandera otomana.

Otra leyenda sitúa el invento en el mismo contexto pero lo atribuye a Jerzy Franciszek Kulczycki (popularizado como Franz Georg Kolschitzky en alemán), un hombre de negocios polaco instalado en Viena. En un momento en el que los vieneses sitiados estaban a punto de rendirse, consiguió traspasar el cerco del ejército otomano para reunirse con Carlos V de Lorena e informarse de la situación militar. De vuelta al interior de la ciudad, convenció a las autoridades de que persistieran en su resistencia informándoles de que se esperaba la llegada de las tropas del Rey de Polonia. Kulczycki es hoy un héroe en Viena. Es conocido también por haber introducido el café en Europa justo después de esa victoria sobre los otomanos, café que recuperó de las mercancías abandonadas por el ejército otomano en su huida. Para celebrar la victoria, lo sirvió por primera vez acompañado de pastelitos en forma de medialuna, los llamados Kipferl.

El Kipferl sería el antecesor del cruasán, del que solo tenía la forma y no la composición, pero su existencia se remontaría al siglo XIII. Su introducción en Francia data de 1838 o 1839, cuando un oficial austriaco, August Zang, abrió una panadería vienesa en París en el nº 92 de la calle de Richelieu en París. El éxito de sus kipferl y de sus kaisersemmel (pan vienés) fue tan enorme que pronto fue imitado por muchos, y que sus piezas pasaron a conformar una clase de productos panaderos que adoptó el nombre de viennoiserie.​

La palabra «croissant» define por primera vez una pieza de panadería en el diccionario francés Littré en 1863, pero ya se citaba al cruasán como un panecillo habitual en 1850. La primera receta se publicó en 1891, con otro tipo de masa. La receta del primer cruasán hojaldrado se publicó en Francia en 1905 y se divulgará en los años 1920. La primera edición del Larousse gastronómico en 1938 la incluye. Los franceses lo harían tradicional en su país, y a partir de 1950 es un alimento típico del desayuno francés

Cruasán es la adaptación al español del galicismo croissant

Cruasán, plural cruasanes, es la adaptación al español del galicismo croissant, con el que se designa a un ‘bollo de hojaldre en forma de media luna’.

cruasant

Fontogafía: fundeuRAE

En los medios de comunicación es habitual ver frases como «Alimentos de desayuno: magdalenas, bizcochos, croissanes, todo tipo de galletas, etc.», «Haremos turrón de curasán y de pan con aceite, elementos que todos podemos tener en casa», «Acompaña los croissantes con fruta y un vaso de leche o zumo» u «Otro debate culinario que preocupa a los españoles es la forma del croissant».

Como recoge el Diccionario de la lengua española, la grafía adaptada al español del término francés croissant es cruasán, y no curasán. Esta palabra permite la formación del plural regular cruasanes y de derivados como cruasantería (no el híbrido croissantería).

Conviene recordar que, si se desea utilizar el extranjerismo, lo adecuado es escribirlo con dos eses (no croisant) y destacarlo en cursiva o entre comillas si no se dispone de ese tipo de letra.

Así, en los ejemplos iniciales habría sido preferible usar las formas españolas cruasán o cruasanes o, en el último de ellos, si se deseaba mantener el galicismo, haberlo resaltado con cursiva o comillas.

Cabe destacar que en algunos países hispanohablantes de América existen alternativas para denominar a este tipo de bollo: medialuna (o media luna) en los países del Río de la Plata; cachito en Venezuela, Perú y Bolivia; cangrejo en Costa Rica, y cuernito en Argentina, México y Uruguay

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