Durante la Edad Media la localidad de Peleas de Abajo quedó integrada en el Reino de León, siendo repoblada por sus monarcas, que la hicieron depender de la Orden de San Juan de Jerusalén, bajo cuyo control permaneció hasta el siglo XIX.
Llamarse Peleas es cuanto menos curioso, pero el nombre del pueblo, tanto el de Abajo como el de Arriba, tiene su explicación, y la toponimia ha sido bien estudiada por distintos autores, que han dado su parecer sobre el asunto.
Parece claro que la zona fue un lugar de fricción durante varios siglos entre moros y cristianos, separados por el arroyo de Valparaíso lo que justificaría el nombre, que también encuentra acepciones similares en otros puntos del país con palabras de origen visigodo y que harían referencia a una prominencia del terreno.
Peleas de Abajo está más al norte que Peleas de Arriba, pero el apellido no está equivocado, ya que está en la parte baja del curso del arroyo de Valparaíso, que nace precisamente en el pueblo vecino.3
La leyenda popular, sin embargo, parece referir su nombre a que la zona, frondosa en arbolado, era refugio de bandoleros que asaltaban a los viajeros que recorrían la Vía de la Plata. Su nombre «de Abajo» (Peleas «de Yuso») sirve para diferenciarlo del pueblo de Peleas de Arriba (o «de Suso»).
Patrimonio
El principal punto de interés es la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción que perteneció a la Orden de San Juan de Jerusalén. De origen románico, aunque rematada entre los siglos XVI y XVII, está realizada en piedra de sillería.
Consta de dos naves separadas por arcos doblados puntiagudos, decorados con pinturas vegetales. En su interior, destaca su pila bautismal, y en su retablo cuenta con una hornacina en cuyo interior existe un crucifijo del siglo XVI. En la capilla mayor hay un retablo de la Virgen del Carmen, de estilo neoclásico. La torre original fue derribada y en su lugar se construyó una nueva forrada de piedra.