Matanza de los Oteros está situado a 46 km al sur de la capital leonesa. El paisaje del municipio de Matanza de los Oteros está dominado por los conocidos oteros y parameras.
Matanza de los Oteros está situado a 825 metros sobre el nivel del mar. Su caserío se asienta sobre la meseta cerealista leonesa de la comarca de los Oteros del Rey. La monotonía de la campiña solo se ve alterada por las pardas cumbres de los altozanos (oteros) que prestan una singular belleza al paisaje, en el que la vista se explaya con amplitud.
Los orígenes de Matanza de los Oteros datan del medievo, cuando en tiempos del reinado de Alfonso III el Magno (finales del siglo ix), se realizó la repoblación de la zona. Dicha repoblación se efectuó con gentes venidas principalmente de las tierras del norte de la península, así como francos y mozárabes, a los que se les ofreció tierras yermas para el cultivo.
En el año 878, el Emir Omeya de Córdoba, Muhammad I, organizó un ejército con la finalidad de conquistar León. Así pues, Alfonso III se dirigió a su encuentro, entablando combate en el campo de La Polvoraria, derrotándolo y causándole numerosas bajas. Ordenando el repliegue, fueron alcanzados por las tropas cristianas no dejando escapar a ningún musulmán vivo. Esta matanza se dio en la planicie que ocupa el pueblo, nombre por el que se le conoce desde entonces.
En realidad, todo esto no es más que leyenda, de relativamente nueva creación. Según los expertos el nombre no es más que una referencia toponímica, vulgarizada a partir de la raíz mata (mata-ancha=matanza), raíz que se encuentra en muchos otros pueblos de la región como Matallana, Matadeón.
En el escudo municipal, como símbolo de la mencionada batalla, aparecen una espada y un alfanje de gules en campo de plata, colores regionales. Escudo y bandera fueron creados, ya en el siglo xxi, por el Ayuntamiento para dar apoyo a la leyenda del lugar de la batalla entre moros y cristianos.
El paisaje del municipio de Matanza de los Oteros está dominado por los conocidos oteros y parameras. Entre ellos discurren varios arroyos que conforman pequeñas vaguadas en el territorio y que aportan zonas más húmedas entre las grandes estepas.
Los oteros se definen como cerros aislados que dominan el llano, es decir, son las pequeñas elevaciones que aparecen en las llanuras del terreno por causa de la erosión.
Entre la monotonía de los cultivos pueden divisarse ciertas zonas de contraste, correspondientes a los retazos de la vegetación primigenia, como son los corredores vegetales que bordean los cauces de los arroyos y los encinares de monte bajo.
El arroyo Raneros es uno de los cursos de agua más importante que atraviesan el municipio. Dicho arroyo es afluente del río Cea y recorre el Valle del Toro a su paso por este territorio. Sus aguas sirven principalmente para el regadío de los cultivos de la zona.
Estos paisajes conforman ecosistemas singulares que permiten la existencia de especies de avifauna protegida. De esta manera se incluye el municipio en los espacios protegidos de la ZEPA Oteros-Campos y del LIC de las Lagunas de los Oteros.