El origen histórico de la villa de Alba de Tormes es incierto, según el P. César Morán corresponde a un castro prerromano y luego a un núcleo de población romana con el nombre de Albocola.
Por otro lado, hay indicios que hunden las raíces de su ocupación a los primeros períodos prehistóricos en relación con su situación topográfica en la margen derecha del río Tormes. En las terrazas del río, próximas a la villa, encontramos yacimientos de industrias líticas Achelenses del Paleolítico Inferior que se corresponden con bifaces fabricados a partir de cantos rodados de cuarcita. Además, la ribera del Tormes está salpicada de restos de sepulcros megalíticos, el más común es el dolmen de corredor, del Neolítico final y del Calcolítico
En el siglo X, después de un período sin noticias de Alba de Tormes, aparecen de nuevo referencias de la población con el establecimiento de la frontera entre los cristianos y los musulmanes en el río Duero. El monarca leonés Ramiro II, tras la derrota del ejército musulmán en Simancas (939) y la victoria en Alhandega, pobló las ciudades abandonadas con gentes leonesas y de otras naturas, aunque la repoblación de la «Extrema Durii» no se consolida hasta la caída de Toledo en el año 1085. El definitivo proceso repoblador fue ordenado por Alfonso VI al conde francés don Raimundo de Borgoña y a su hija la infanta doña Urraca, cuando cesaron las incursiones de Almanzor y Ghalib.
El 4 de julio de 1140, el rey Alfonso VII, el Emperador, otorga en Salamanca el Fuero al concejo de Alba, con jurisdicción sobre un amplio marco territorial conocido como “villa y tierra”.
El rey Enrique II de Trastámara, en el año 1373 entrega Alba de Tormes como dote al infante portugués Don Dionís, prometido de su hija doña Constanza. El incumplimiento matrimonial dio lugar a que la villa pasase a don Juan, duque de Valencia y hermano de don Dionís, a la sazón desposado con doña Constanza. La hija de ambos doña Beatriz de Portugal, será señora de Alba hasta 1411, y, a su muerte, engrosa el patrimonio de los Infantes de Aragón.
Las guerras entre los Infantes de Aragón y Juan II, rey de Navarra (1429-1430), se resuelven con la victoria de éste último apoyado por Don Alvaro de Luna y otros grandes linajes, provoca que el señorío se ceda a la estirpe Álvarez de Toledo. El primer señor de Alba de la familia será desde el 4 de marzo de 1430, Don Gutierre Álvarez de Toledo (Obispo de Palencia), quien levanta un hospital, el monasterio de San Jerónimo y el palacio. La villa la hereda en 1446 su sobrino Don Fernando Álvarez de Toledo, señor de Salvatierra y, desde 1439, primer Conde de Alba. Don García sucede a su padre en el año 1464 añadiendo a la casa la dignidad ducal a partir de 1469, por concesión de Enrique IV. A finales del siglo XV (1488), toma posesión del ducado Don Fadrique, quien se lo cede a su nieto Don Fernando Álvarez de Toledo, más conocido como el «Gran Duque de Alba», por sus hazañas bélicas y por su labor a favor de las artes y las letras.
La villa durante el siglo XVI desarrolla la vida cultural más fértil de su historia de la mano del III Duque de Alba y de Teresa Sánchez de Cepeda y Ahumada, Santa Teresa de Jesús. La Santa visita Alba de Tormes para asistir al enlace de su hermana doña Juana de Ahumada con Don Juan de Ovalle -contador de la Casa de Alba- y para fundar un monasterio de la orden del Carmelo a instancias de Don Francisco de Velásquez y Doña Teresa de Layz. La comunidad de monjas se traslada al convento definitivamente en 1571. Unos años más tarde, de regreso de uno de sus viajes procedente de Medina del Campo, Santa Teresa enferma y muere en su celda del Monasterio de la Anunciación el 4 de octubre, a las nueve de la noche de 1582
Ruta Huellas de Teresa
La Ruta Huellas de Santa Teresa de Jesús ofrece una visita por tres lugares fundamentales en la vida de Santa Teresa.
Comienza en Ávila, su lugar de nacimiento, sigue en Alba de Tormes y finaliza en Salamanca, escenario de su madurez. Partiendo de los tres destinos, el objetivo de esta propuesta es dar a conocer los espacios patrimoniales vinculados a Santa Teresa. En este sentido, la ruta contiene puntos de gran interés turístico, puesto que concentra dos ciudades Patrimonio de la Humanidad, Ávila y Salamanca, y Alba de Tormes, en trámite para contar con la declaración de Conjunto Histórico.
Castillo de los Duques de Alba
La Torre del Homenaje dispone de cuatro plantas visitables:
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Planta baja: Museo.
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1ª Planta: Frescos Batalla Mülhberg
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2ª Planta: Exposición «Castillos y murallas en el ocidente de Castilla y león» nos ofrece cumplida información sobre los castillos de la comunidad autónoma,articulada en la idea de los castillos y su relación con las fronteras,físicas o perceptivas, a lo largo de la historia.
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3ª Planta: desde finales del 2004,se puede acceder, por el contrafuerte original de la torre,se encuentra un mirador que brinda al visitante unas privilegiadas panorámicas de las ruinas del Castillo,Villa,y de la ribera del Tormes.
Horario:
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Invierno:10,30 a 13,30 y 16,00 a 18h.
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Verano:10,30 a 13.30 y 16,00 a 19.00h.
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Abierto todos los días del año.
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Precio: 3 € por persona.
Basílica de Santa Teresa. Templo neogótico. S. XIX
El origen de la Basílica se remonta al año 1.896, cuando el 15 de octubre de dicho año, el Rvdmo. Padre Cámara, Obispo de Salamanca, comprobando la insuficiencia de la Iglesia del Sepulcro de Santa Teresa de Jesús en Alba de Tormes para tanta multitud reunida, gritó ante todos: «Santa Teresa pide un templo y no podemos negárselo»
Pronto se redactó el proyecto y se acometieron las obras, proyecto del arquitecto D. Enrique María Repullés y Vargas, miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. El
proyecto fue informado favorablemente por la Academia, y que luego mereció premio en dos exposiciones, uno de ellos en la exposición de París en 1.900
El proyecto se inscribe en esa vuelta a lo medieval de la arquitectura del siglo XIX: El estilo que mejor interpreta el sentimiento cristiano es el gótico. Oficialmente el 1º de mayo de 1898 empezaron las obras con la colocación de la primera piedra. En representación de la Reina Mª Cristina, estuvo el Duque de Tamames, le acompañaban el Obispo de Salamanca P. Cámara, Los Canónigos, el Vizconde de Garcigrande y el arquitecto Repullés.
El acta de ceremonia fue depositada en una cajita de plomo, junto a varias monedas y ejemplares del Boletín Eclesiástico, la Semana Católica y el diario de Salamanca «El Lábaro.
Fuente y más info: http://villaalbadetormes.com y http://www.albadetormes.com