«El Consejo Interprovincial de Asturias y León (…) cree llegado el momento de asumir la plena responsabilidad del mando soberano en el territorio de su autoridad», quedó escrito en el decreto aprobado en Gijón «a veinticuatro horas del día veinticuatro» (entró en vigor el 25)
Este 24 de agosto se conmemora el 79 aniversario de la Proclamación del Consejo Soberano de Asturias y León. Los artífices fueron Amador Fernández, «Amadorín», y Belarmino Tomás, «Belarmo» este último llegaría a ser el Presidente del Concejo.
El Consejo Soberano de Asturias y León fue una institución política soberana y de facto independiente proclamada en Gijón el 24 de agosto de 1937 bajo el trasfondo de la Guerra Civil Española.
Por tanto hace setenta y nueve años, Asturias y León del 25 de agosto al 21 de octubre de 1. 937 eran un estado independiente de facto. Los últimos territorios en poder de la República situados en el Frente Norte proclamaron el Consejo Soberano de Asturias y León una institución política independiente que tuvo moneda propia, policía, ejército y marina de guerra.
Los avances de las tropas del general Franco en el frente norte tomando Santander, llevaron a las autoridades republicanas en Asturias a declarar su soberanía sobre «todas las jurisdicciones y organismos civiles y militares» en el territorio controlado por el Consejo Interprovincial de Asturias y León con intención de despojarse de dichas funciones «a la vista de los acontecimientos favorables que se produzcan en el curso de la guerra».
El 24 de agosto de 1937 se firma el decreto que establece la soberanía de los territorios administrados por el Consejo Interprovincial de Asturias y León pasando a ser entonces el Consejo Soberano de Asturias y León. El 26 de agosto saldrá publicado en la prensa dicho decreto.
El Consejo Soberano —que se había atribuido poderes que eran competencia única del Gobierno de la República— lo presidía Belarmino Tomás y en él estaban representadas las diferentes organizaciones políticas y sindicales del bando republicano en Asturias como la FSA-PSOE, la CNT, la FAI, las JJLL, la JSU, el PCE, la UGT e Izquierda Republicana. Una parte de estas organizaciones del Frente Popular criticará la actuación, calificando la idea de perjudicial, antiunitaria y cantonalista.
El territorio leonés que gobernaba Belarmino Tomás desde Gijón era muy reducido. Comprendía únicamente las inmediaciones del Puerto de Pajares y parte de la comarca de Babia. Otras zonas de la montaña leonesa habían sido progresivamente tomadas por el ejército franquista.
La idea del Consejo Soberano era apoyada por Belarmino Tomás y la mayoría de dirigentes del PSOE, así como por Segundo Blanco y otros responsables de la CNT. El PCE criticó la decisión. Rafael Fernández, secretario general de las federaciones asturianas del PSOE y la JSU, condenó el decreto y la soberanía (lo que no le impidió ocupar puesto de consejero). Los dos representantes de la UGT tuvieron una opinión diferente cada uno. Los consejeros de Izquierda Republicana reprobaron la decisión.
Las tiranteces creadas llevaron a enfrentamientos entre algunos consejeros que en ocasiones llegaron a los insultos personales. El Gobierno de la República censuró la actitud del Consejo Soberano, sobre todo cuando éste se dirigió a la Sociedad de Naciones. El Ministro de la Gobernación transmitió a Belarmino Tomás «su sorpresa y su disgusto».
La caída de Asturias propició al bando sublevado la posibilidad de enviar las tropas que había tomado parte en esta campaña a reforzar otros frentes y le permitió contar con las industrias y recursos con las que contaban esta región. En el bando republicano se analizaron las consecuencias que provocaron la pérdida del norte, como muestra el artículo titulado ¿Por qué se perdió el Norte? publicado en El Socialista el 30 de octubre de 1937, donde se hace hincapié en la falta de unidad y de decisiones políticas que perjudicaron planes militares, sin olvidar la casi total pasividad de Madrid en la defensa del norte.
La composición del Consejo “El Gobiernín”
El Consejo Soberano, al que se le conoció popularmente como el Gobiernín, se dividió en cinco comisiones que agrupaban cada una varias consejerías
Así se fueron organizando los distintos servicios de la administración hasta que llegó el momento de la evacuación en la noche del 20 de octubre de 1937. La última reunión del Consejo Soberano se celebró el mismo día 20 de octubre por la tarde. Al día siguiente, las tropas del bando sublevado entraban en Gijón.
El Consejo Soberano estableció su capital en Gijón y el castellano y el asturleonés como idiomas del territorio.
El Consejo Soberano emitió billetes divisionarios al no existir moneda suficiente debido al aislamiento en el que se encontraba Asturias. Estos billetes fueron conocidos popularmente como belarminos.
Respecto a su vida militar, fue también efímera. Contaba al principio de su existencia con 80.000 hombres y 6 navíos de guerra. Pero la desorganización que vivió la zona con la caída de Santander en manos franquistas y las deserciones, mermaron sus fuerzas militares.
Los Belarminos
El Consejo de Asturias y León con graves problemas de falta de billetaje, al recibir envíos muy escasos del Gobierno Central, ya que existía un férreo control marítimo en el Cantábrico por parte de la Armada del gobierno “Nacional”, y Euzkadi y Santander habían caído en manos del ejército de Franco.
Por ello decidieron emitir billetes con fecha septiembre de 1937, contra las cuentas del Banco de España, a pesar de la prohibición estatal. La emisión prevista, se componía de tres billetes, de 25, 50 y 100 pesetas, impresos en litografía, en papel con marcas al agua del tipo biplanos, por Control de Litografía, en Natahoyo de Gijón y diseñados, como las emisiones anteriores, por Germán Horacio Robles
Se emitió la siguiente moneda
Monedas: 0.50, 1 y 2 pesetas de cobre y cuproniquel
Billetes: 0.25, 0.40, 0.50, 1 y 2 pesetas. En septiembre de 1937 emitió billetes de 50 y 100 pesetas que casi no circularon porque en el mes de octubre Asturias fue ocupada por las tropas nacionales. Se conocían como Belarminos por ser el gobernador general Belarmino Tomás
El Decreto
«Quien repase en su memoria hechos históricos hallará la confirmación de que una ciudad sitiada asumió siempre la integridad de su responsabilidad. Dos encontradas corrientes coinciden en el punto de esta necesidad: una, la dificultad, cuando no la imposibilidad de consultar las decisiones con el supremo poder político del país; otra, la inaplazable urgencia de resolver minuto por minuto.
Los medios actuales de ataque y defensa en la guerra imprimen a los movimientos tal rapidez, fuerzan hechos a tan larga distancia, que bien puede asimilarse el caso de una provincia o región sitiada hoy al caso de una ciudad y su contorno sitiada antaño.
Caracteriza a una ciudad o región sitiada la desaparición de líneas divisorias entre lo civil y lo militar. Todo se funde en la estrechez de combatir por salvar la propia vida. No queda espacio detrás del frente para actividades propias de la paz. No hay frente militar y retaguardia civil: todo es frente.
Siendo todo frente, siendo todo un conjunto indiferenciado, ese frente, ese conjunto, no puede ser más que civil. El poder civil invistió a los militares con una especialidad que reasume cuando lo estima pertinente. Otra interpretación es pretorianismo, el funesto pretorianismo causa de la actual desdicha de España.
El Consejo Interprovincial de Asturias y León, por las razones expuestas, cree llegado el momento de asumir la plena responsabilidad del mando soberano en el territorio de su autoridad. Da por supuesto el asentimiento del Gobierno de la República; la República cuyo bien e integridad es el anhelo de todos.
Adopta la resolución que sigue en plena serenidad, y dispuesto firmemente a imponer serenidad al que quiera perderla; seguro de contribuir a la indudable victoria sobre el fascismo en España.
De conformidad con todo lo expuesto, el Consejo decreta:
Artículo 1º.– El Consejo Interprovincial de Asturias y León, a partir de la fecha y hora de este Decreto, se constituye en Consejo Soberano de gobierno de todo el territorio de su jurisdicción y a él quedan íntegramente sometidas todas las jurisdicciones y organismos civiles y militares que funcionan y funcionen en lo sucesivo dentro del referido territorio.
Artículo 2º.– El propio Consejo Soberano, a la vista de los acontecimientos favorables que se produzcan en el curso de la guerra, determinará el momento de despojarse de las funciones soberanas que hoy asume.
Artículo 3º.– De este Decreto se dará cuenta al Gobierno de la República para su convalidación; sin perjuicio de su absoluta vigencia, impuesta por imperio de las circunstancias, desde este mismo momento de su promulgación.
Dado en Gijón, a veinticuatro horas del día veinticuatro de agosto de mil novecientos treinta y siete.»
La Biografía de Belarmino Tomás, el presidente
Nacido en Aguilar de Campos (Provincia de Valladolid) el 29 de abril de 1892, era hijo de Sandalio Tomás Piquero y Cándida Álvarez Álvarez. Fue secretario general del SOMA (Sindicato Minero Asturiano), federación minera de UGT, vocal de la Federación Internacional de Mineros y concejal del ayuntamiento asturiano de Langreo. Antes de eso había trabajado en diferentes industrias langreanas: Tornillería del Nalón, Refracta y en el Pozo Fondón, donde conoció a Manuel Llaneza.
El historiador británico Hugh Thomas lo describe como un «hombre vanidoso, ambicioso y extravagante».
Como uno de los principales dirigentes obreros asturianos en la Revolución de 1934 contra el gobierno republicano español, tuvo un destacado papel en la dirección de la misma junto al también socialista Ramón González Peña. Ante el envío de fuerzas de la Legión y los Regulares hubo de hacer frente a la evidencia del fracaso de la revolución. En los momentos finales de la misma haría un llamamiento a los obreros y mineros para el final de la lucha.
Encarcelado tras la intentona, a comienzos de 1935 un tribunal militar le condenó a muerte por aquellos hechos pero finalmente fue conmutada por pena de cárcel. En las Elecciones generales de España de 1936 resultó elegido diputado del Frente Popular por Asturias, siendo inmediatamente liberado de prisión.
En los primeros momentos del Golpe de Estado de julio de 1936, tanto Tomás como González Peña confiaron en la fidelidad del comandante militar de Asturias, el General Aranda. Tras sublevarse éste, se convirtió en uno de los líderes en la Asturias que permaneció fiel a la República, presidiendo durante los primeros meses el Comité Popular de Sama de Langreo, y luego en la principal autoridad de Asturias. Durante este periodo ordenó el saqueo del Castillo de Blimea según testigos presenciales.
En el contexto de la reciente derrota republicana en Santander, al crearse el 24 de agosto de 1937 el Consejo Soberano de Asturias y León es nombrado presidente del mismo. Al frente de este «cantón» independiente destituyó al General Gamir Ulibarri como comandante del Ejército del Norte, y nombró al coronel Adolfo Prada como comandante del mismo.
El historiador británico Hugh Thomas decía de ella que la política practicada por la «República de Asturias» era la más adecuada para «fabricar fascistas». El coronel Prada informó al Presidente Azaña de la pésima situación de la retaguardia republicana y de las políticas de Belarmino Tomás, quién se negaba a aceptar la existencia de una Quinta Columna que actuase.
Permaneció en Gijón, sede del Consejo soberano, hasta que el 20 de octubre la derrota en Asturias se hizo inevitable, cuando Tomás y otros líderes obreros emprendieron la huida.
Tras la caída del Frente Norte se trasladó a la Zona centro, donde pasó a desempeñar el cargo de Comisario General de Aire (por ende, de las Fuerzas Aéreas republicanas). Desde este cargo, en el que mostró poco efectividad, tuvo numerosos enfrentamientos con los pilotos españoles y los asesores soviéticos.
Al finalizar la contienda salió del país y se exilió en México, donde falleció el 14 de septiembre de 1950. Años después su cuerpo fue trasladado al cementerio de Pando, La Felguera, donde también hay una calle con su nombre.
En el 2017 se cumple el 80 aniversario de este Consejo y aprovechando la supresión de las calles de denominación franquista que entre otros va a proceder el Ayuntamiento de León al amparo de la Ley de Memoria histórica, se podría sustituir el nombre de Fernández Ladreda, ministro de Obras Públicas del quinto gobierno de la dictadura franquista, por el de Avenida del Consejo Soberano de Asturias y León.
Tan solo en el puerto de Tarna, en la división entre Asturias y León, se encuentra un monolito de hierro que conmemora el 70 aniversario de la creación del Consejo Soberano de Asturias y León.
Martínezld – Textos: Wikipedia
Leer más:
- http://www.asturiasrepublicana.com
- https://docs.google.com
- http://elblogdeacebedo.blogspot.com.es
- http://www.panoramanumismatico.com
- http://www.billetesmunicipales.com
- https://es.wikisource.org
- Que escaeció a Belarmino Tomás