Tres Semanas Santas declaradas de interés turístico internacional, 2 de interés nacional y 3 de interés regional es motivo más que suficiente para disfrutar en estas fechas de nuestra tierra.
De norte a sur (Vía de La Plata) y de este a oeste (Camino de Santiago) nuestro viejo Reino se llena de recogimiento y pasión.
Salamanca, Zamora, León, Astorga, Ponferrada, Toro, Sahagún Bercianos de Aliste pero también La Bañeza, Puebla de Sanabria o Ciudad Rodrigo se vuelcan en la pasión.
Pero la Semana Santa también es un pretexto hacer turismo en nuestra tierra y redescubrir Ieronimus en Salamanca o el cáliz de Doña Urraca ahora redescubierto como Santo Grial en León.
Pero también hay otra semana Santa, la más profana y más “golfa”, la de Genarín, ilustre pellejero leonés muerto mientras evacuaba en la carretera de los Cubos un jueves santo de 1929 y que año tras año convoca miles de seguidores.
La Semana Santa de Zamora
Quien decide viajar a Zamora para ver su Semana Santa lo hace naturalmente con la esperanza de verse inmerso en el ambiente festivo que se respira en la calle, también con el deseo de participar en la emoción colectiva que transmiten algunas de sus procesiones, porque dejarse envolver por la provincia de Zamora y su Semana Santa, supondrá una feliz experiencia para el viajero.
Pero su satisfacción será casi plena si, con sosiego, descubre los monumentos que ofrecen folletos y guías. Incluso su anhelo se verá colmado cuando descubra, además, los discretos rincones que la provincia esconde. Sin embargo, algo importante le quedará pendiente pues se irá sin haber disfrutado de otros muchos atractivos que habrán estado al alcance de su mano. Nos referimos a todos los que, distribuidos por la provincia, esperan, pacientes, ser descubiertos y pasar a formar parte de esos recuerdos perdurables que tiene el viajero y que valora por encima, incluso, de los que resultaban en un principio previsibles.
No obstante, si no puede visitar Zamora durante la Semana de Pasión, no hay que preocuparse, en Zamora la Semana Santa se vive todo el año. El original Museo de Semana Santa pone a disposición del viajero importantes fondos patrimoniales: 36 grupos escultóricos, túnicas de las diferentes cofradías, elementos procesionales de cada hermandad. Su visita irradia espiritualidad, emoción y fervor. Además numerosas iglesias de la capital y provincia acogen imágenes emblemáticas de los desfiles procesionales. Actos religiosos, conferencias y exposiciones sobre esta festividad religiosa tienen lugar a lo largo de todo el año y los meses previos a la celebración son un hervidero de actividad frenética para los preparativos. Zamora es en definitiva semanasantera.
Una provincia, la de Zamora, extensa y variada, donde las costumbres y tradiciones todavía se mantienen profundamente vivas. Esto mismo sucede, por ejemplo, con las diferentes Semanas Santas que se representan en nuestros pueblos: Toro, Bercianos de Aliste, Alcañices, Fermoselle, Fuentesaúco, Benavente… lugares donde se ofrece otra forma distinta de vivir la Pasión. Pueblos que son portadores de una enorme riqueza etnográfica que pervive, además, a través de otras muchas fiestas populares, cada una de ellas con destacados rasgos de singularidad.
La Semana Santa de la capital, declarada de Interés Turístico Internacional, y las de Toro y Bercianos de Aliste, de Interés Turístico Regional, encabezan el sinfín de estas representaciones que se celebran durante la Semana de Pasión.
Fuente y más info:
- http://www.turismoenzamora.es/index.php/es/semana-santa
- http://semanasantadezamora.com/actualidad/itinerarios/
La Semana Santa de León
La Semana Santa de León es una de las más importantes de España, habiendo conseguido en el año 2002 la declaración de ‘Fiesta de Interés Turístico Internacional’. Son dieciséis las Cofradías que dotan de personalidad propia tal manifestación de religiosidad, registrándose en 1572 la fundación de la más antigua (la de Nuestra Señora de las Angustias y Soledad) y erigiéndose canónicamente la más moderna en 1994 (Cristo del Gran Poder).
La tradición de la Semana Santa leonesa se remonta al siglo XVI, y ya desde el Siglo XIII se tienen noticias de la asistencia de la Corporación Municipal “bajo mazas” a la Solemne Procesión Oficial del Santo Entierro, en la tarde noche del Viernes Santo, donde pujan la Virgen de la Soledad, junto con sus braceros.
También la pluma de Gustavo Adolfo Bécquer describió el impresionante encuentro entre la Dolorosa y San Juan, en la mañana del Viernes Santo, a la vera del Consistorio Viejo, en la Plaza Mayor. Y es que la Semana Santa leonesa es inagotable en momentos emotivos y en la belleza de sus imágenes.
A lo largo de diez días, desde la espectacular salida en la tarde del Viernes de Dolores (20:00 h.) de la Virgen del Camino, conocida popularmente como la del Mercado, hasta la suelta de palomas el Domingo de Resurrección en la Plaza de la Catedral, leoneses y visitantes comparten en esta Semana Santa singular una experiencia inigualable.
Como inigualables son las imágenes pasionales que desfilan por las calles leonesas: obras salidas desde los talleres de imagineros como Juan de Juni, Gregorio Fernández, Juan de Angers, Luis Salvador Carmona, Juan de Archeta, Víctor de los Ríos, Ángel Estrada…
Un total de dieciséis Cofradías y Hermandades organizan veinticinco procesiones penitenciales, con 65 pasos pujados en su mayoría por hermanos braceros, cinco vía crucis procesionales y una ronda lírico-pasional que recorre las calles durante la noche alertando a los hermanos de la salida de su procesión.
Nada menos que dieciséis mil leoneses, denominados popularmente “papones”, participan activamente en esta Semana Santa, mientras que todo el pueblo de León y los cada vez más visitantes se apiñan en las calles para contemplarla y admirarla.
Y, junto al arte y la devoción, algunos momentos de esparcimiento en los numerosos bares que día y noche ofrecen la típica “limonada” de Semana Santa. En efecto, se añade limonada, azúcar, canela y frutas a un recio vino que conforta el callejeo.
Fuente y más info:
La Semana Santa en Salamanca
Hay que remontarse al año 1240 para encontrar lo que, en cierto modo, puede ser la fuente de la Semana Santa salmantina en cuanto a cofradías penitenciales y sus procesiones.
En ese año se erigió en nuestra ciudad una congregación de disciplina, los «Hermanos de la Penitencia en Cristo», que fundaron una ermita con advocación de la Santa Cruz en el Campo de San Francisco y también un hospital para enfermos. Es de las Congregaciones más antiguas de España.
Más tarde, ya en el siglo XVI, se constituye la Cofradía de la Santa Cruz. En 1525 esta cofradía se unió la de la Purísima Concepción.
Después del siglo XVI es cuando se van organizando más cofradías: la de Jesús Rescatado, en 1689 aunque esta tiene antecedentes en la Cofradía de la Santísima Trinidad en 1198; la de Jesús Nazareno, en 1696, que tendrá enfrentamientos con la de la Cruz pero que después terminará todo en concordia.
Aquellas cofradías tenían una tónica dominante, su proyección social y de caridad: hospitales, imprentas, enfermos, ajusticiados. Con este último fin fue creada por el gremio de los zapateros, la Hermandad de Nª Sª de la Soledad, que posteriormente se fusionaría con la Cofradía de San Crispín y San Crispiniano.
A principios del siglo XX, más concretamente en 1.927, se funda la Seráfica Hermandad del Cristo de la Agonía, creada por el gremio de Comercio de esta ciudad. Tendrían que pasar varias décadas para que, posteriormente a nuestra contienda civil, se creara el grueso de las cofradías que componen nuestra Semana Santa: Hermandad Dominicana, Hermandad del Cristo del Perdón, Hermandad de Jesús Amigo de los Niños, Hermandad de Nuestro Padre Jesús Flagelado, Hermandad de los Excombatientes, Hermandad de los Médicos y Hermandad de Jesús de la Promesa.
Durante los años cincuenta y sesenta, la Semana Santa salmantina conoció sus mejores momentos. Posteriormente se tuvo la desgracia de que tres de sus hermandades desaparecieran (Cofradía de los Excombatientes, Cofradía de los Médicos y Hermandad de Jesús de la Promesa)
A principios de los setenta, más concretamente en 1971, se funda una nueva Hermandad: Hermandad del Cristo del Amor y de la Paz. Hasta la década de los ochenta se vive una situación caótica para nuestra Semana Santa, estando a punto de desaparecer alguna cofradía más de las ya existentes. La llegada de la década de los ochenta trajo consigo el afianzamiento de nuestra Semana Santa y la creación de las tres últimas cofradías salmantinas: Hermandad del Silencio, Real Cofradía de Cristo Yacente y Hermandad del Vía Crucis.
Actualmente, la Semana Santa de Salamanca está en una situación de realce constante y afianzándose en el mantenimiento de su tradición. Todas estas Hermandades forman la actual Junta de Cofradías, Hermandades y Congregaciones de la Semana Santa de Salamanca, que es sucesora de la Junta Permanente creada a principios de 1942.
En 1995, con la redacción de unos nuevos Estatutos, la Junta Permanente, pasó a denominarse como anteriormente se ha citado y a tener su primer presidente seglar. Anteriormente, la presidencia la ostentaba el Sr. Obispo de la Diócesis. La función que desempeña la actual Junta de Cofradías es la coordinar la Semana de Pasión, así como los actos culturales que, en colaboración con otras instituciones públicas y privadas, conforman los festivales de Música Antigua y Religiosa y El Pórtico de la Semana Santa, que se desarrollan previamente a la Semana de Pasión. Otras labores destacables que realiza la Junta son: la financiación de las restauraciónes, conjuntamente con las cofradías, de las imágenes procesionales, labores administrativas, divulgación de nuestra Semana Santa, asistencia a Encuentros y Congresos Nacionales y todo lo que contribuya al engrandecimiento de nuestra Semana Santa y de sus cofradías.
En el año 2002 y coincidiendo con la designación de Salamanca como Ciudad Europea de la Cultura, la Junta de Semana Santa organió el IV Congreso Nacional de Cofradías de Semana santa.
Ya recientemente, y en marzo de 2008, una nueva cofradía nace a la luz tras la elevación canónica de la Hermandad de Penitencia de Nuestro Padre Jesús Despojado, solicitando la integración en la Junta de Cofradías en septiembre de ese mismo año, por lo que actualmente son 16 las cofradías que conforman esta asociación.
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Vive la Pasión en la Provincia de Salamanca
Al margen de la Semana Santa de la capital, declarada de Interés Turístico Internacional, varias localidades salmantinas acogen estas fechas ritos y celebraciones de este tiempo de pasión, que unen tradición y sentimiento.
Así el Domingo de Ramos en Béjar (iglesia de San Miguel) se representará el Auto de la Pasión con textos de Gómez Manrique y Lucas Fernández (siglos XV y XVI); al día siguiente Ciudad Rodrigo acogerá la Escenificación de la Pasión.
El Jueves Santo al mediodía el atrio de San Juan de Béjar será el marco del tradicional Tálamo o subasta, posteriormente, en La Alberca, una vibrante recreación de las escenas del Misterio..
Al día siguiente, Viernes Santo y también en La Alberca se desarrolla el Viacrucis con un singular personaje, el Juita. A las 12 la cita es en Serradilla del Arroyo, donde los vecinos llevan casi 30 años protagonizando la Pasión Viviente, celebración de más de tres horas que culmina con una sobrecogedora crucifixión a las afueras del pueblo.
Al mediodía, Béjar acoge la dramatización de la ‘Sentencia’, mientras que por la noche un emotivo Vía Crucis recorre las empinadas calles de Candelario.
Otras celebraciones de interés son la Procesión de la Vela en Peñaranda de Bracamonte el Viernes Santo, y ese mismo día el Descendimiento de la Cruz en Lumbrales.
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La Semana Santa de Astorga
La conmemoración de la Semana Santa en la ciudad se atestigua documentalmente desde el siglo XVI, momento en el que se crean dos cofradías, nacidas bajo la tutela los conventos franciscano y benedictino: La cofradía de la Vera Cruz y Confalón en el siglo XVI y Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno y María Santísima de la Soledad en el XVII, respectivamente.
En ese primer momento se crean las primeras imágenes y las primeras procesiones que perviven hasta nuestros días.
La Semana Santa astorgana sigue creciendo durante el siglo XVIII, sumando nuevas imágenes a los desfiles y aumentando la riqueza y solemnidad de los mismos.
Sin embargo, a principios del siglo XIX, los desastres de la Guerra de Independencia se hicieron sentir en la ciudad y particularmente en la Semana Santa. Se perdieron muchas imágenes y documentos, especialmente doloroso fue para los cofrades de Nuestro Padre Jesús Nazareno, pues la guerra se llevó la casi totalidad de sus tallas procesionales.
Tras el proceso de recuperación de todo lo perdido durante el siglo XIX, a principios del XX se vuelve a producir un nuevo impulso revitalizador. A propuesta del Obispo D. Julián de Diego y Alcolea, se creó en 1908 la Junta Pro Fomento de Semana Santa. El objetivo de la nueva junta sería sacar del “estado de languidez” en la que se encontraba la celebración, además de la reorganización de los desfiles y acrecentamiento del patrimonio escultórico.
También durante este siglo, tras la Guerra Civil, se da un nuevo impulso con la aparición de nuevas cofradías además del encargo de nuevos pasos.
Desde 1989 hasta la actualidad se esta viviendo una nueva etapa de crecimiento de la Semana Santa, que comienza con la reorganización de la Junta, dotándola de nuevos estatutos. A partir de aquí la labor de la Junta se ha centrado en la revitalización y dignificación de las procesiones, la recuperación de costumbres perdidas, y de ayuda a las cofradías que durante estos años han aumentado el número de sus componentes, han creado bandas de música de Semana Santa e incluso ha aparecido una nueva cofradía, la de las Damas de la Virgen de la Piedad. Asimismo actúa como uno de los motores culturales de la ciudad a través de distintos actos (conferencias, concursos, exposiciones,…)
Como hitos importantes en su gestión, está el lograr para la Semana Santa astorgana la Declaración de Interés Turístico Regional en 1997 y la Declaración de Interés Turístico Nacional en 2011.
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La Semana Santa en Ponferrada
Declarada de Interés Turístico Nacional. Es la Semana Santa ponferradina prueba evidente de tradición y fervor religioso.
En 1400 existe constancia de la creación de la cofradía de los Palmeros, hoy desaparecida, y de la de Vera Cruz que se unió con la Orden Tercera en la Ermita de San Antonio del Campo. Hacia 1650 nacería, en la Capilla del Carmen, la Hermandad de Jesús Nazareno.
Más tarde, al amparo de la Parroquia de San Pedro, tendría lugar el nacimiento de la Cofradía de Jesús del Silencio (1944) ligada a una procesión multitudinaria y silenciosa que discurre el Miércoles Santo, la Cofradía de Santiago (1990) de la parroquia de Flores del Sil y la Hermandad de Cristo de la Redención y Ntra. Sra. del Carmen (2010) de la parroquia de Jesús Redentor del barrio de La Placa.
A golpe de campanilla, el «Nazareno Lambrión Chupacandiles » convoca por las calles de la cuidad la proximidad de la Semana Santa cuyos actos se presentan oficialmente por un pregonero en el teatro Bérgidum.
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La Semana Santa en Sahagún
Como en toda la Península la Semana Santa en Sahagún se vive con una intensidad especial. El fervor con el que se celebran estas fechas tiene su inicio en el Domingo anterior al de Ramos, conocido como «Domingo Tortillero», con la subasta en la Cofradía de Jesús el Nazareno por el derecho a llevar los pasos procesionales.
Fervor Religioso
El Jueves Santo tiene lugar después de las procesiones tiene lugar una de las muchas tradiciones populares facundinas, a medianoche los cofrades invitan a los asistentes en pan mojado con orujo.
El Viernes Santo se inicia la procesión a las ocho de la mañana, pero antes de tal evento se coge en volandas a algún forastero y se golpea con sus pies contra la puerta de la parroquia para pedir la salida de los pasos. Al finalizar la procesión de nuevo la Cofradía convida a pan mojado con orujo.
La Procesión de Palmas o Ramos
Esta procesión celebrada en la mañana del Domingo de Ramos como todas las de la Semana Santa es popular y concurrida, con la anécdota de la simpática presencia de los niños. Como en otros muchos lugares se portan ramos y palmos, en recuerdo de la entrada en Jerusalén de Jesucristo recibido entre ramas de olivo. Aunque la localidad facundina está exenta del tradicional paso de la borriquilla (imagen de Cristo a lomos de un burro a su entrada en Jerusalén).
La Procesión de Jueves Santo
Día de la fiesta cristiana por excelencia, el sepulcral silencio que acompaña a las procesiones, es la muestra más evidente del respeto a la víspera de Viernes Santo (Muerte de Cristo). La procesión arranca en la parroquia de San Lorenzo alrededor de las 5.00 h de la tarde, recorriendo las principales calles de la villa y termina ya poco después del anochecer. Durante el trayecto podremos admirar los pasos conocidos como: La Oración del Huerto, La Soledad, Cristo con Cruz a Cuestas, Ecce Homo y Nuestra Señora de las Amarguras
Durante todo el trayecto cabe la posibilidad de observar con detenimiento la manera en que esta localidad leonesa disfruta estos instantes. Durante el acto domina un emotivo silencio iluminado por los destellos de los faroles, que proporcionan una elocuente idea de la devoción e intensidad inherentes a la procesión.
Momentos después se instala la imagen de El Salvador que será objeto de vigilia durante toda la noche, mientras que voluntarios hacen repicar doce veces las campanas en intervalos rítmicos durante toda la noche.
La Procesión de Viernes Santo
En la madrugada del Viernes Santo, casi al amanecer empieza la procesión, momentos antes podemos ser testigos de excepción de una tradición popular, La Isa, consiste en que los mozos cogen en volandas a cualquier persona ajena a la villa para golpear sus pies contra las puertas tras las cuales se guardan los pasos, intentan demostrar así su ansiedad por el comienzo de los actos litúrgicos.
Una vez dispuestos el Abad, el sacerdote, las autoridades se inicia el recorrido, en el que el Orden de los Pasos es el siguiente “Jesús con la Cruz a Cuestas”, “Jesús en el Gólgota” (Majito Barreno), “Las Tres Marías”, “El Caballo de Longinos”, “El Descendimiento”.
La duración y dureza de estos actos propició que al final se obsequie a los braceros con pan y vino u orujo, conocido como el Pan de Jesús, su origen está en un acto de caridad ya ancestral durante el cual se repartían alimentos entre los necesitados al finalizar la procesión.
Cofradías de Sahagún
Aunque en la actualidad en Sahagún tan sólo exista una Cofradía, la de Jesús Nazareno, no es óbice para que no tengamos constancia de la excepcional importancia que la Semana Santa de esta población tuvo en la historia.
En la actualidad, solo pervive la Cofradía de Jesús Nazareno, habiendo constancia que en 1652 esta ya existía tal y como data en un decreto del Papa Inocencio X, a este mismo siglo XVII corresponde la construcción de la capilla de Jesús, hoy sede de la actual cofradía anexa al templo mudéjar de San Lorenzo y cuyos estatutos fueron revisados por última vez en 1986.
Desde el 17 de diciembre de 2003 en la que la Semana Santa de Sahagún se fue reconocida con el título de Bien de Interés Turístico Provincial estas fechas se ha convertido en un referente para todos los que se quieran acercar a la villa a vivir estos días de devoción y recogimiento como establece la tradición
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La Semana Santa de Toro
La Semana Santa de Toro fue declarada de Interés Turístico Regional en diciembre de 2007, valorando su antigüedad, momentos singulares, imaginería y los desfiles procesionales.
En el Siglo S. XV, se documenta ya la existencia de la Hermandad Penitencial de la Vera Cruz. A su nacimiento contribuye la sensibilidad de los franciscanos, suscitando la compasión de los creyentes por los sufrimientos de Cristo en la Cruz.
Esta antigua cofradía, con sede en el convento de San Francisco el Grande, contaba con cofrades de Luz y de Disciplina, éstos acudían el “Jueves de la Cena” a la procesión flagelándose, y solían ser de condición social más modesta que los de “Luz”, que acudían alumbrando. La procesión, con una gran Cruz, partía del convento al anochecer hacia la Colegiata donde hacía estación , para regresar bien entrada la noche, al convento.
Surgen también otras cofradías amparadas por los muros del convento, y con el tiempo, se va perdiendo la rigurosidad; se incorporan imágenes, surge la imaginería y aumentan los desfiles procesionales. En 1777 Carlos III prohíbe los desfiles de disciplinantes y se reforman las cofradías.
Con las desamortizaciones, la exclaustración de los monjes y también debido a la guerra de la Independencia, la primitiva cofradía de la Vera Cruz se ve obligada a abandonar el convento con sus viejos pasos: El Huerto de los olivos y La Flagelación de Antonio Tomé, el Cristo de la Veracruz del S. XVI, que protagonizaban la procesión llamada del “tropel”, para buscar refugio en la iglesia de San Sebastián de los Caballeros. Las otras dos existentes la del “Dulce Nombre de Jesús” y la de “Nuestra Señora de la Concepción y Luz”, ya fusionadas , dieron lugar junto con la de “Nuestra Madre de las Angustias Soledad”, a la que hoy conocemos con el nombre de Jesús Nazareno, Ánimas de la Campanilla y Nuestra Señora de las Angustias Soledad, que hallaría aposento, más tarde, en la iglesia de Santa María de Roncesvalles y Santa Catalina.
El 13 de abril de 1957 un incendio destruyó este templo consumiendo todos los pasos procesionales, siete en total, algunos de calidad como el Nazareno de Antonio Tomé de principios del S. XVIII , la Soledad de Felipe de Espinabete y un Cristo de la Expiración también del XVII.
Es la cofradía más popular y numerosa de la Semana Santa toresana. Los cofrades llevan túnicas y caperuces diferenciados, recordando las cofradías originarias: morada los nazarenos, negra los de la Soledad.
Surge en la parroquia de la Trinidad en torno al año 1585 otra cofradía penitencial bajo la advocación de las Angustias de Ntra. Señora, que contaba con la imagen titular y con el paso del Santo Sepulcro, entallado y regalado por el escultor manierista toresano Juan Ducete.
Por instigación de los dominicos, deseosos de restar protagonismo a los franciscanos en los actos de la Semana Santa , la cofradía se traslada al monasterio de San Ildefonso en 1615, aumentando el número de cofrades. El convento les cedió una capilla en su iglesia donde permanecería hasta 1835. Pasa después a ocupar la iglesia de Santa Marina y, según documento fechado el 28 de febrero de 1844, la citada cofradía ya se encontraba en la iglesia del Santo Sepulcro; sufre periodos de languidez hasta llegar a extinguirse; renace en 1941 con el nombre de Asociación del Santo Sepulcro y la Soledad. Desde entonces organiza la procesión solemne del Santo Entierro la noche del Viernes Santo.
El protagonismo de la Semana Santa corresponde a las cofradías. Desde aquellos primeros tiempos se celebra en Toro la Semana de Pasión, al más puro y austero estilo castellano. Lo más importante de un pueblo son sus raíces, a las cuales se aferran con firmeza los toresanos, porque saben que no existe futuro sin poner la vista en el pasado.
La Semana Santa de Toro es perceptible por los cinco sentidos. Sus imágenes mecidas cadenciosamente por los esforzados cargadores; cientos de nazarenos y penitentes dando luz y color con sus túnicas, hachones y caperuces; marchas procesionales y tambores destemplados que llegan hasta el último rincón de la ciudad. Aromas de incienso, cera y flores al paso de las imágenes en sus pesadas mesas; y el abrazo esperado de familiares que, cada año, llegan al terruño para vivir en familia estos días de “Pasión”.
Todo en estos días tiene sabor a lo de antes, a lo que nos contaron nuestros abuelos, a todo lo vivido intensamente en familia.
El momento de abrir los baúles para sacar las viejas túnicas con el olor persistente a “naftalina”. La preparación anticipada y ritual de todo lo que precede a la salida de casa … al amanecer del Viernes Santo.
Cada cofradía tiene sus pasos e imágenes que saca a la calle en los diferentes días de la Semana Santa , respetando lo preceptivo de las Ordenanzas , o la costumbre sabida por todos, de cada una de ellas.
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La Semana Santa de Bercianos de Aliste
Declarada de Interés Turístico Regional en 2011, se caracteriza por su sobriedad y emotividad. Fruto de una profunda y arraigada religiosidad, las gentes de este pueblo han sabido conservar intacta la tradición de representar cada año la pasión y muerte de Cristo. Y lo hacen con tal autenticidad y fervor que incluso los cofrades que desfilan en la procesión del Santo Entierro visten su propia mortaja.
El ambiente que respiran los espectadores es de un realismo y fuerza casi inconcebible en estos tiempos.
A primeras horas de la tarde el pueblo se congrega en torno de la iglesia, donde ante una imagen de Cristo crucificado tiene lugar el sermón del Descendimiento. Desde una escalera, dos sacerdotes proceden a descolgar la imagen articulada de Cristo y lo introducen en una urna de cristal. Los penitentes inician entonces el cortejo fúnebre que les conducirá subiendo por una empinada cuesta hasta el Calvario, donde un coro popular entona “Las cinco llagas” y el “Miserere “, y se efectúa la reverencia ante las cruces.
Los cofrades visten túnica y medias blancas, la mortaja que les acompañará en su último viaje y que ha sido tejida por las novias al prometerse en matrimonio. Les siguen los hombres maduros cubiertos con las capas pardas propias de la tierra, uno de los cuales va pidiendo limosna para el entierro de Cristo. Tras la reverencia, la procesión regresa a la iglesia donde se deposita la urna de cristal, con el cuerpo de Cristo.
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La Semana Santa en Valencia de Don Juan
La Semana Santa coyantina estrena este año el título de Interés Turístico Provincial por su procesión del Santo Entierro, un nombramiento que avala su relevancia e importancia en el panorama provincial.
“Un sello de reconocimiento turístico por una procesión pero que repercute en toda la Semana Santa” ha comentado el regidor que ha mostrado su satisfacción por el nombramiento. Juan Martínez Majo ha agradecido la labor de la Hermandad y la Cofradía “que tengamos una Semana Santa que es conocida y reconocida en la provincia y en Castilla y León”.
La declaración como Interés Turístico Provincial beneficiará a la Semana Santa coyantina, a la localidad y el turismo que se verá beneficiado con este reconocimiento ha comentado el alcalde coyantino.
La agenda de la Semana Santa arrancará este sábado, 1 de abril, con el pregón de la Semana Santa a cargo del Padre Licesio Merino Santos en un acto que contará con la actuación de la Coral Coyantina.
Con la celebración del Domingo de Ramos se dará el pistoletazo de salida de las procesiones en Valencia de Don Juan con un total de cinco hasta el Domingo de Pascua: Domingo de Ramos (9 de abril), Procesión del Encuentro (Viernes Santo, 14 de abril), Procesión del Santo Entierro (Viernes Santo, 14 de abril), Procesión de La Soledad (Sábado Santo, 15 de abril) y Procesión de Resurrección (Domingo de Pascua, 16 de abril). El Viernes Santo, a las 20:00 horas tendrá lugar la Procesión del Santo Entierro que este año estrena el nombramiento, recién recibido, de Interés Turístico Provincial.
Además de los actos litúrgicos y religiosos, la Banda de Música de Valencia de Don Juan ofrecerá el Concierto de la Pasión el Jueves Santo.
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La Semana Santa de Almanza
La Semana Santa de Almanza, es una de las más antiguas de la provincia. Destacan Las Caídas de Viernes Santo.
La Semana Santa de Almanza es coincidente, en numerosos aspectos, con las de otras poblaciones leonesas y españolas.
Existencia de Cofradías, en este pequeño municipio, dos: la de las Benditas Ánimas, fundada en 1802; y la de Nuestra Señora de la Soledad, originada en 1996, que mantienen activas los vecinos con verdadero tesón; diversas tallas representativas de la pasión; repetición tradicional de los actos que conmemoran la Semana Santa; reconocimiento de un valor destacado a esta celebración; y la implicación de los habitantes de la localidad, como aspectos más relevantes, demostrativos de una auténtica tradición enraizada en la población, que se encarga de cada detalle de la representación.
La singularidad de esta celebración reside en la figura del “Nazareno Viviente” y la representación de “Las caídas”, un acto estremecedor que tiene lugar el Viernes Santo al iniciarse la procesión de Los Pasos.
También es tradición en Almanza que el Nazareno Viviente sea interpretado por un varón de 33 años, edad a la que Jesucristo fue crucificado. Las reglas de la Cofradía de las Ánimas, a la que pertenece esta figura, hacen referencia a la representación de la pasión de Cristo por un “Nazareno ofrecido y que caminará descalzo”, lo que presupone que esta figuración es anterior al año 1800. Esta variante singular de la Semana Santa de Almanza, escenifica el escarnio que sufrió Jesucristo el día de Viernes Santo, sus caídas y la pesada carga de la cruz, siempre acompañado del Judío y el Cirineo.
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Vía Crucis de Jimenez de Jamúz
Desde el año 1976 se viene celebrando en Jiménez de jamuz La Pasión de Cristo y puede afirmarse que desde ese mismo año varió el concepto que los Jiminiegos tenían de la Semana Santa. En aquel año, un grupo de Jóvenes se empeñaron en recuperar una tradición que a punto estuvo de desaparecer.
Se optó, así en escenificar la Pasión de Cristo con personajes reales y de todos conocidos. Lo cierto es, que esa primera representación tuvo un éxito rotundo y se convirtió en un acto serio y emotivo. Ya en los años 80, La prensa provincial hizo un amplio despliegue informativo y así se llevó el nombre de Jiménez de Jamuz a los lugares más recónditos de la provincia. A partir de entonces se llamaría: Vía crucis Viviente. En 1980, más de 3000 personas vivieron la pasión y muerte de Cristo.
La Pasión Viviente el viernes santo se inicia en un escenario montado a la puerta del salón parroquial. Previo a un diálogo de acuerdo con los textos evangélicos, se interpreta el lavado de manos de Pilatos. Después, el “Ecce Homo”, soldados y el pueblo inician el itinerario por varias calles del pueblo representando las escenas de las caidas de Jesús y los encuentros de éste con varias mujeres, siempre acompañado por los ladrones.
En distintos puntos de las calles van apareciendo los personajes que se citan en los evangelios: La Verónica, María Magdalena, La madre de Jesús, El Cirineo, San Juan, etc. El rito de la Pasión va acompañado de judíos, mujeres que lloran y grupos de personas que cantan o comentan los momentos más trascendentales de la misma.
Después de una hora larga de penosa agonía, llegan al lugar escogido para la crucifixión: un montículo redeado de bodegas. Allí son izados los dos ladrones en sus cruces junto a Jesús. La escena es realmente impresionante. Es el punto culminante de todo el Vía crucis. Más tarde, desclavarán el cuerpo de Jesús y, a continuación, le llevarán a enterrar en la boca de una bodega, que será su sepulcro hasta la resurrección.
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La Semana Santa de Benavente
La Semana Santa esta profundamente arraigada en Benavente y en el sentir de los benaventanos. A lo largo de la historia ha sufrido reveses que provocaron la pérdida, muchas veces irreparable, tanto de costumbres y tradiciones, como de imágenes. Sirva como ejemplo lo que Pascual Madoz escribió en su «Diccionario geográfico, histórico y estadístico de España y sus posesiones en Ultramar» (1845-1850): la Ermita de la Soledad tenía bellísimas imágenes antes de la Guerra de la Independencia que fueron quemadas por los franceses. De ella salen y vuelven las procesiones de Semana Santa.
Existían entonces, y desde muy antiguo, tres cofradías: la Vera Cruz, el Santo Entierro y Jesús Nazareno, que procesionaban imágenes como la de Jesús Nazareno de finales del siglo XVI y Jesús llevando La Cruz, La Virgen de La Soledad y la Virgen de Las Angustias que son de mediados del siglo XIX
«Cada parroquia tiene también su sacramental, pero las que merecen citarse especialmente son las llamadas Penitenciales, ordenadas para el culto de la Pasión del Señor. La de la Cruz, que en lo antiguo hacia su fundación con disciplinantes el Jueves Santo; y en la que no podían obtener oficio los plebeyos. La de Jesús Nazareno en que los hermanos visitando al Salvador del mundo le acompañan al encuentro y le siguen al Calvario con túnica negra, los pies desnudos y la Cruz a cuestas; y la del Sto. Entierro que acompaña la procesión, en que la Iglesia recuerda esta santa ceremonia.»
Las distintas cofradías de Benavente, actuando de un modo individual, sobreviven a duras penas y ante la inquietud de los cofrades nace en 1984 la Junta Pro-Semana Santa bajo la presidencia de Luis Carmelo Fernández, Presidente a su vez de la Cofradía de Jesús Nazareno. Con todo, no es hasta el 7 de diciembre de 1995cuando la Junta se constituye de forma oficial con ocho miembros, dos de cada cofradía, un capellán, Vidal Aguado, y un historiador, Juan Carlos de la Mata.
La constitución de la Junta ha hecho posible la unificación de esfuerzos; como consecuencia, en estos últimos años se ha avanzado sustancialmente en la recuperación de la Pasión benaventana. Las aportaciones económicas conseguidas, fundamentalmente del Ayuntamiento, han permitido la restauración de pasos, la recuperación de la Banda de cornetas y tambores de la ciudad, la realización de actividades culturales previas a Semana Santa y la contratación de agrupaciones musicales que realzan aún más nuestras procesiones.
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Semana Santa de Ciudad Rodrigo
Cada año, cuando el frío del crudo invierno salmantino nos abandona dando paso a los primeros rayos de sol, preludio de la primavera que nace, fiel a su tradición y a sus creencias, evitando caer en tipismos folklóricos y costumbristas.
Huyendo de ostentaciones y exageraciones ornamentales, de forma austera y sencilla en consonancia con la forma de ser y el alma de sus gentes, la Antigua, Noble y Leal Ciudad Rodrigo, vive su Semana Mayor de Pasión, la conmemoración de la pasión, muerte y resurrección de Cristo, la Semana Santa.
Manifestación pública de fe cristiana enraizada en las entrañas del pueblo mirobrigense. La Semana Santa mirobrigense podría destacar por el fervor y el profundo recogimiento con que sus gentes viven los actos propios de estos días santos; o por el valor artístico de sus pasos e imágenes, aspectos ambos que son de destacar; pero no sería suficiente para distinguirla de las demás Semanas Santas que viven los pueblos y ciudades de nuestra geografía.
La Semana Santa mirobrigense tiene algo propio y peculiar que la diferencia de las demás: el incomparable e inigualable atractivo de su monumentalidad y el entorno que envuelve a los desfiles procesionales.
Ciudad Rodrigo, la antigua ciudad amurallada, testigo de hazañas heroicas, guerras y saqueos que la hace acreedora de un glorioso pasado, al llegar la Semana Santa, embriagada por el inconfundible y perfumado olor a incienso, flores y cera propio de esta celebración; sobrecogida por la música religiosa, fúnebre y lastimera de las bandas penitenciales o el tintineo de las campanas del viático que llaman al recogimiento y a la oración; en estos días ve como sus recoletas plazas, sus angostas calles flanqueadas por iglesias de esbeltas espadañas y los nobles palacios blasonados cargados de siglos de historia, se ofrecen a las cofradías mirobrigenses para que discurran por ellas sus desfiles penitenciales, entregándose así a la calma pausada y silenciosa de los cortejos procesionales; al místico deambular de miles de pies cofrades que en perfecta formación dibujan una serpenteante estela de luz y color; y a la ascética presencia de túnicas y capirotes que en voz baja interiorizan miradas y plegarias anónimas.
Desde el viernes de Dolores al domingo de Resurrección, bajo la coordinación de la Junta Mayor de Semana Santa, doce procesiones organizadas por siete cofradías que aglutinan a más de 2.300 cofrades, recorren las monumentales calles mirobrigenses haciendo que el sentimiento religioso y fervor popular fruto de la riqueza plástica de los desfiles procesionales se extiendan por todos sus rincones.
Todo lo aquí reseñado propicia que Ciudad Rodrigo se convierta en el escenario perfecto para escenificar y vivir de manera auténtica y fidedigna el drama de Cristo en el Gólgota, donde el verdadero espíritu y sentimiento cristiano, que le dan sentido y razón de ser a esta celebración, está presente no sólo en las procesiones sino también en los demás actos y cultos que cada año conforman el programa de esta fiesta.
Historia, tradición, cultura, arte y religiosidad, se dan la mano en las procesiones de la Semana Santa mirobrigense; una semana de pasión distinta que sin duda a nadie deja indiferente.
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La Semana Santa de Santa Lucía de Gordón
La Cofradía «El Encuentro de la Pasión» tiene su sede en la localidad de Santa Lucía de Gordón.
Con el decaimiento de la Semana Santa nace la idea, promovida por un grupo de jóvenes que llevaban la Cruz vestidos de calle, de crear una nueva Cofradia.
Se tardó tan solo un mes en prepararlo todo para poder salir, ya vestidos con el traje de cofrades, en la Semana Santa del año 1991. Eran 23.
Los colores fueron el morado para el hábito y blanco para el capillo, cíngulo, manguitos y guantes. Dos años más tarde se añadió al uniforme la capa en blanco.
Durante el primer año no se tenia nombre, por lo que se la conocia como » La Cofradía Nueva», nombre que aun resuena muchos años después.
En el año 1992 se decide el nombre de la Cofradía : «El Encuentro de La Pasión» , en honor a la procesión del Viernes Santo al anochecer.
En el año 1995 se ve cumplida su máxima aspiración al tener su propio paso «El Nazareno».
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La Semana Santa de La Bañeza
Los orígenes de la Semana Santa bañezana se pierden en el tiempo, aunque las referencias documentadas más antiguas nos remiten al siglo XVI.
Quedan actualmente en la ciudad tres cofradías que son las encargadas de organizar esta celebración: la de la Santa Vera Cruz, la más antigua por referencia con otras cofradías de la Santa Vera Cruz de España, la de Ntra. Sra. de las Angustias y la Soledad, fundada en 1615 y la de Ntro. Padre Jesús Nazareno, refundada en 1667.
Comenzando el Viernes de Dolores y hasta llegar al Domingo de Resurrección, se pueden ver en la ciudad en torno a 15 procesiones, en las que salen cerca de treinta pasos procesionales, algunos de ellos tallas de considerable valor.
Destaca una jornada, la de Miércoles Santo, en la que se celebra uno de los actos más singulares y representativos de la Semana Santa no sólo bañezana, sino de toda la comunidad autónoma de Castilla y León y que además ha sido declarado Fiesta de Interés Turístico Provincial: el «Santo Potajero».
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La Semana Santa en Villafranca del Bierzo
Las procesiones como hoy las conocemos se llevan desarrollando en Villafranca desde 1920 aproximadamente y de forma ininterrumpida; pero la antigüedad de la Semana Santa villafranquina se remonta hasta el siglo XVI, con la Cofradía de los Trinitarios que tenía su sede en la Colegiata de Santa María.
En Villafranca existen tres Cofradías Y una Hermandad que junto con la Parroquia se encargan de organizar los actos y procesiones, y son: Cofradía de Nuestra Señora de las Angustias y Caballeros de Santiago, Cofradía del Santísimo Cristo de la Misericordia y del Silencio, Cofradía de Santa María Magdalena y Orden Franciscana Seglar.
Las imágenes que se procesionan son un total de 16, varias de ellas de gran valor artístico, y en la Procesión del Viernes Santo, la del Santo Entierro, se colocan siguiendo el orden riguroso de la Pasión.
Si tuviésemos que elegir una serie de palabras que reflejase la esencia de una Semana de Pasión, podríamos resumirlo en estas cuatro: personalidad, compromiso, participación y devoción.
Personalidad, con ese carácter propio de un museo de imaginería al aire libre, que permite a todos contemplar y comprender la evolución de un arte escultórico: siglos XVI, XVII, XVIII, XIX y XX. Un museo cuyo escenario son calles medievales rebosantes de monumentalidad: Colegiata, Santiago, Castillo, San Francisco, San Nicolás…
Compromiso, el de un pueblo con su fiesta más importante, manteniendo sus tradiciones ancestrales heredadas de sus antepasados y que están presentes, y que serán legadas al futuro; para ello, se instruye a los niños, que son el verdadero relevo para tiempos venideros.
Participación, no hay hogar sin Cofrade o Hermano, es más, en una casa puede haber tantos cofrades como miembros tenga el hogar, porque todos queremos participar y representar a la Fiesta por excelencia de Villafranca, no en vano la Semana Santa villafranquina es una de las más valoradas de toda la zona, sirva como ejemplo el Viernes Santo y la Procesión del Entierro.
Devoción: espera, miradas, silencio, admiración, respeto, oración, ilusión al ver las tallas que un año más se escapan por unas horas del marco en el que permanecerán todo el año a la espera de una nueva Semana Santa.
La participación en los actos litúrgicos que desarrolla la Parroquia es altísima, al igual que la Novena a la Virgen de los Dolores y el Triduo a la Virgen de las Angustias. Las procesiones concentran a gran cantidad de fieles que como dato curioso y especial, se colocan en filas y acompañan en todo momento a esas imágenes que son tan suyas; pero no solo de devotos se llenan las calles, también con gentes de otros lugares que atraídos por los festejos se funden con los villafranquinos para disfrutar de esos momentos entrañables.
Y ya para finalizar, la música, el coro San Valentín interpretando el Stabat Mater, la Banda de cortas, tambores y gaitas de Villafranca, el sonido de las campanas, la carraca….
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La Semana Santa en Puebla de Sanabria
Los pasos procesionales de Puebla de Sanabria son tallas barrocas (S. XVII/XVIII): La Oración del Huerto, Cristo atado a la columna, Nazareno, Cristo Resucitado, Cristo Crucificado, La Dolorosa, La Soledad y San Juanico. Entre todos ellos destaca por su valor artístico el Cristo Crucificado.
La Semana Santa constituye una época de recogimiento, respeto, reflexión y adoración. Son momentos que nos alejan de nuestra ajetreada cotidianeidad y nos trasladan a otros tiempos no tan lejanos.
Los pasos procesionales de Puebla de Sanabria son tallas barrocas (S. XVII/XVIII): La Oración del Huerto, Cristo atado a la columna, Nazareno, Cristo Resucitado, Cristo Crucificado, La Dolorosa, La Soledad y San Juanico.
Entre todos ellos destaca por su valor artístico el Cristo Crucificado. Se trata de una talla articulada y de una gran naturalidad de formas; siendo la figura que aporta mayor realismo.
Por su originalidad resaltamos el Cristo Resucitado conocido popularmente como “El Pinchatajadas”. Este nombre procede del levantamiento de la abstinencia del consumo de carne una vez llegado el Domingo de Resurrección; era entonces cuando los mozos sacaban al Cristo Resucitado con gran algarabía por las calles repartiéndose entre los mozos “tajadas” de chorizo. Después de muchos años sin celebrarse en los últimos años se ha recuperado esta procesión.
Destacar que todas las procesiones son acompañadas por la Banda de Cornetas y Tambores de Puebla de Sanabria.