Quise ir a la Feria del lúpulo y de la cerveza de Carrizo y observé que en transporte público es tarea imposible. Busque como alternativa ir a Astorga a ver la fiesta de Romanos y Astures y me encontré que un domingo solo dos autobuses por la mañana y de vuelta ninguno coincidía con el final del desfile. Ir a Sahagún un día de diario por la mañana es una odisea y a Granjal de Campos ya ni me lo planteo . Un domingo es imposible ir en bus a Sabero, a ver por ejemplo, el Museo Minero.
Y así todo. León está aislado. El transporte público ha desaparecido. Hemos vuelto al concepto de coche de línea de un autobús al día o a la semana. Hemos retrocedido 50 años mientras que la Consejería de Fomento nos vende humo.
En transporte metropolitano, no hay servicio de Búhos ni en las fiestas. Eso sí, los radares y controles de alcoholemia están a la orden del día. Para lo que se recauda en multas bien podía invertirse algo en transporte público.
La estación de autobuses de León está convertida en un cocherón tercermundista, dónde ni siquiera hay marcadores que anuncien la salida o llegada de autobuses. Cuando entras pareces que te teletransportas a otra época. Por no haber no hay ni cafetería. Aunque en La Bañeza por no haber no hay ni estación de autobuses. La Estación de autobuses de León no resiste la comparación con las de Pamplona, Burgos u Oviedo.
Otro día hablaremos de las penosas comunicaciones en tren, algunos de los cuales ya pasan de largo sin parar en León o las comunicaciones a Madrid que empiezan a contarse por jornadas o leguas.
Y es que mal que nos pese hasta Marrakech tiene mejor transporte público que León.