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El salón de actos Fundación Sierra Pambley de León acoge este viernes la conferencia “Pedro Calderón de la Barca: Amor, Honor y Poder”

Su paso por la milicia no solo le otorgó reconocimiento como un soldado ejemplar, sino que también moldeó su perspectiva sobre la vida, la ética y el honor. De hecho, sus palabras «La milicia no es más que una religión de hombres honrados» resuenan como un reflejo de su convicción sobre la importancia de la honestidad y el deber en la sociedad.

425º ANIVERSARIO DEL NACIMIENTO DE PEDRO CALDERÓN DE LA BARCA Con motivo de la efeméride complementaria del Ejército de Tierra para el año 2025, con motivo del 425 Aniversario del nacimiento de Pedro Calderón de la Barcase ha programado la conferencia “Pedro Calderón de la Barca: Amor, Honor y Poder” en el Salón de Actos Fundación Sierra Pambley de León para el viernes 17 enero a las 19:30 horas, con aforo limitado.

Impartida por Ángeles Álvarez Martínez, Licenciada en Filología Española (1974-1979) premio Extraordinario de Licenciatura y Doctora en Filología Española (1983), Premio Extraordinario de doctorado por la Universidad de La Laguna (Tenerife), Catedrática de Lengua Española (1995) de la Universidad de Alcalá, Máster en Docencia Universitaria (2008) y Académica correspondiente de la Real Academia Española (1995).

Pedro Calderón de la Barca

El 17 de enero de 1600 nace en Madrid el extraordinario escritor y soldado Pedro Calderón de la Barca. En 1627 ingresó en las filas de los ejércitos españoles y adquirió fama de buen soldado, combatiendo en Flandes y Lombardía. A  él se deben piezas maestras en el campo de la moral militar, especialmente en los temas relacionados con el honor, con la obediencia y con la disciplina. Suya es esta definición que ha hecho época:  «La milicia no es más que una religión de hombres honrados».

En 1651 se ordenó sacerdote. Su teatro, basado en el de Lope de Vega, introduce importantes modificaciones: suprime escenas innecesarias y reduce las secundarias; subordina los personajes a uno central; acentúa las ideas monárquicas y el tema del honor. La angustia barroca de la existencia, junto con los problemas teológicos, delinean los autos sacramentales, que requieren de gran aparato escénico y donde Calderón alcanzó su máximo lirismo. Su lenguaje es la culminación del culteranismo y su riqueza expresiva posee elementos del conceptismo intelectual, como se evidencia en su obra La vida es sueño (1635)

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