No han tenido bastante con tratar de desprestigiarme en mi Universidad, en mi país, que han recurrido a medios internacionales para tratar de echar por tierra el trabajo de años y años de carrera.
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Una vez más, me veo en la obligación de dirigirme a vosotros para defender no solo mi honor personal, sino también el prestigio de la Universidad de Salamanca como institución y el de toda la comunidad universitaria que la integra, cuyo compromiso y excelencia deben quedar fuera de toda duda. La Universidad es una entidad que trasciende a las personas y, como tal, su prestigio debe estar siempre por encima de cualquier ataque individual.
Coincidiendo con mi candidatura al Rectorado de la Universidad de Salamanca me he visto sometido a un acoso continuado y sistemático, y también he recibido amenazas. Me siento víctima de una persecución sin precedentes al no haberse respetado en ningún momento mis propios derechos. Las constantes irregularidades, manipulaciones y tergiversaciones de la información publicada no solo distorsionan la verdad, sino que se utilizan con fines espurios, impulsados por diversos intereses de naturaleza política, venganzas personales y ambiciones desmedidas. A estas personas realmente poco les importa el valor de la ciencia ni el daño reputacional que esto causa, no solo a mi persona, sino también a la propia Universidad de Salamanca.
A esta campaña de desprestigio se le suma además una táctica de presión en medios y redes sociales hacia editoriales, asociaciones científicas y profesores, con el único objetivo de subvertir el resultado democrático que legítimamente obtuve en las urnas. Es decir, esta estratagema no busca velar realmente por preservar la ética y la integridad en la ciencia, sino que tiene como último objetivo forzar mi dimisión como rector.
Esta situación es bien conocida por buena parte de la comunidad universitaria, que comprende la intrahistoria de la institución y los verdaderos motivos detrás de estos ataques. Sin embargo, la sociedad española en general desconoce estos detalles, lo que permite que el relato se manipule con facilidad, creando una corriente de opinión pública injusta y desproporcionada, que intenta, además, involucrar una acción a otras instituciones políticas y académicas, vulnerando el principio de autonomía universitaria.
Tras observar los últimos acontecimientos acaecidos a partir de la publicación del comunicado por parte del CEEI en el que se cuestiona tanto el proceso como el informe encargado por el Consejo de Gobierno de la Universidad de Salamanca, he decidido tomar la iniciativa y defenderme. No puedo quedarme en silencio ante esta nueva muestra de clara arbitrariedad. Por ello, he optado por rebatir de manera firme y clara, a través de un texto que pondré a su disposición y de toda la comunidad universitaria, todos y cada uno de los ataques que se han lanzado en mi contra.
Con respecto al informe recientemente aparecido, y cuyos autores son dos investigadores de la Universidad de Granada, quiero destacar que:
• El informe encargado por el CEEI se realizó sobre bases de datos bibliométricamente imprecisas, incluyendo datos espurios de los que los autores tenían conocimiento.
• El desacuerdo entre las metodologías utilizadas en el informe encargado por el CEEI y las de evaluación de la ANECA invalidan las acusaciones sobre que Juan Manuel Corchado «edificó su reputación académica» sobre malas prácticas.
• El informe «objetivo» encargado por la CEEI incluye apreciaciones personales, utiliza datos cuya falsedad era conocida y no ha contactado con la persona objeto de investigación.
• Los investigadores del estudio nunca se han interesado por ver y conocer nuestros proyectos, laboratorios y trabajos, a pesar de que seguramente conozcan las buenas relaciones que tenemos con compañeros de su Universidad, y las veces que la he visitado, invitado, para impartir conferencias y formar parte de tribunales.
• Tampoco han dado información sobre el tamaño de nuestro grupo de investigación, con cientos de investigadores, cientos de proyectos y miles de artículos científicos publicados tanto en congresos como en revistas de investigación. Además de otros tantos en monografías y material docente.
• Como grupo de investigación, y como verán en el estudio que presentaremos en el próximo Consejo de Gobierno, hemos creado una gran red de investigación con cientos de grupos participantes, tanto a nivel nacional como internacional, con los que compartimos y hemos compartido intereses y trabajos a lo largo de los últimos 25 años.
Teniendo esto en cuenta, podrán comprender que el informe del CEEI utiliza datos sesgados, siempre con la intención de desacreditar un trabajo que no conocen y utilizando cifras e índices en la dirección que a ellos les interesa para alcanzar su objetivo, que intentaron perseguir con el artículo de “Retraction Watch”, publicado hace unos años y repleto de errores.
Revisando el informe que hemos elaborado verán como punto por punto está sesgado y contiene todo tipo de errores.
Les comento esto y para que vean el alcance de la persecución que estoy sufriendo. En las últimas semanas y antes de que este informe se haya hecho público, ha sido enviado a varias editoriales internacionales con ánimo de desprestigiarme y dañar mi imagen, intentando hacer ver que este es un informe emitido por el CEEI.
No han tenido bastante con tratar de desprestigiarme en mi Universidad, en mi país, que han recurrido a medios internacionales para tratar de echar por tierra el trabajo de años y años de carrera. No se puede olvidar que antes incluso de ser vicerrector entre 2013 y 2017 yo ya era catedrático y contaba con una larga y exitosa trayectoria.
Curiosamente, hemos conocido la existencia del informe de los dos investigadores de la Universidad de Granada con antelación a su publicación, ya que una periodista de una revista internacional contactó con nosotros unos días antes de hacerse público el documento. Lo sorprendente es que se nos pidió opinión sobre algunos temas para contrastar la información que esta periodista tenía gracias a este documento, que supuestamente había sido solicitado por el CEEI, según las palabras de la periodista que se puso en contacto con nosotros.
En paralelo, y como muestra de esta misma situación de acoso, estamos recibiendo más solicitudes de medios internacionales. Cabe destacar que durante estos últimos meses hemos estado revisando todas nuestras publicaciones en las actas en las que hemos participado. Identificamos unos errores de edición en varios talleres, especialmente orientados a estudiantes y hemos trabajado desde junio con la editorial “Springer” para corregirlos. Entendemos que debido a la llegada a esta editorial y posiblemente por las razones antes aludidas han decidido repentinamente eliminar una serie de trabajos de talleres publicados en los últimos 10 años y sin posibilidad de sustituirlos por los que realmente tendrían que aparecer. Algo con lo que no estamos de acuerdo. En todo caso quiero dejar bien claro que la editorial “Springer” indica en su contestación lo siguiente: “Consideramos que una retractación es un instrumento neutral para corregir la literatura. En nuestra opinión, las retractaciones no deben verse ni interpretarse como una forma de castigo por mala conducta”.
Las acusaciones sobre las citas son solo una excusa para ejercer presión, ya que esta supuesta mala praxis no me ha proporcionado ninguna ventaja en mi carrera, como se ha insinuado en algunos artículos de prensa para justificar mi elección como rector. Llama la atención como una cosa tan nimia y trivial ha traspasado el umbral de lo académico.
Quiero centrarme en este punto para subrayar las actuaciones difíciles de entender que ha llevado a cabo el CEEI en todo este asunto. Según su normativa, es un órgano meramente consultivo que no tiene competencia para ejercer funciones inspectoras. Sin embargo, algunas de sus actuaciones podrían haber vulnerado varios preceptos del Código Europeo de Conducta para la Integridad en la Investigación, al cual hace referencia en su informe del 11 de junio de 2024.
Asimismo, creo, que con respecto al informe emitido por los dos profesores de la Universidad de Granada, y según indican de manera textual, el mismo se realizó a petición del Presidente del CEEI. No se han respetado las mínimas garantías procedimentales, ni los derechos fundamentales más básicos como los de defensa, audiencia, contradicción y presunción de inocencia, lo que me ha generado un gran agravio, al no darme la oportunidad de conocer previamente el contenido. De forma paralela se instó a la Universidad a articular un procedimiento para emitir un dictamen imparcial, externo e independiente que coordinó el profesor Salvador Rus, por acuerdo del Consejo de Gobierno y que al propio comité no convenció. Por esta razón se publicó un contrainforme del que tuve conocimiento por la prensa sin oportunidad de defensa.
En esta campaña de desprestigio he sido también víctima de delitos de suplantación de identidad, contra el honor y la propia imagen y amenazas contra mi integridad física, así como la vulneración de mi derecho a la protección de datos personales. Todos los delitos han sido denunciados ante las autoridades policiales y judiciales competentes y se encuentran en fase de investigación, por lo que no puedo ofrecer más datos por el momento.
Por todo ello quiero dejar claro que ninguna de las actuaciones que se me atribuyen pueden considerarse delictivas. Con esta comparecencia y con el informe que próximamente les enviaremos, rebatiendo el contenido del informe realizado por los dos profesores de la Universidad de Granada, doy por cerrado este tema.
- Juan Manuel Corchado Rodríguez
- Rector de la Universidad de Salamanca