En Mónaco, todo está preparado para satisfacerte. El organizar bien tu estancia te permitirá beneficiarte plenamente de las posibilidades que te ofrece el Principado.
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Al menos una vez en la vida hay que ir a Mónaco. Lugar mítico situado a los piés de los Alpes y bañado con el suave azul del mediterráneo, es a la vez un sueño y una realidad.
Con toda seguridad verás cumplidos tus sueños más exigentes, yendo sólo, en pareja o en familia. El Principado de Mónaco te ofrecerá un universo de múltiples facetas, sea para una escapada en pareja, una simple visita turística o un viaje de negocios.
Mónaco, prestigioso centro de cultura, te invita a descubrir sus numerosos museos, te acogerá calurosamente en los más bellos hoteles del planeta, podrás degustar la mejor gastronomía en sus suntuosos restaurantes de renombre mundial, o disfrutar de la ligereza de una cocina hecha a tu medida.
Desde la más remota antigüedad, la Roca de Mónaco ha servido de refugio a las poblaciones primitivas. Sin embargo, la historia de Mónaco comienza realmente a partir del siglo XIII. El 10 de junio de 1215 marca el nacimiento del Principado de Mónac. Aquel día, la familia genovesa de los Gibelinos pone la primera piedra de la fortaleza que hoy es el Palacio Principesco. Para atraer a la población, los primeros dueños de la Roca acordaron conceder a los nuevos residentes numerosas ventajas: como la concesión de tierras o la exención de impuestos. La historia de Mónaco está asociada desde hace 700 años a la de la Familia Grimaldi, la cual ha celebrado en 1997 el 700 aniversario de su acceso al Principado.
La lengua oficial es el francés, aunque el italiano y el inglés también se hablan. La lengua tradicional monegasca, el «monegù», es utilizado por las personas mayores y se enseña en los colegios del Principado. La unidad monetaria es el Euro, aunque hay monedas monegascas en circulación.
El lema de Mónaco y de sus Príncipes es: «Déo Juvante» (Con la ayuda de Dios). La religión del Estado es la católica, aunque la libertad de culto está garantizada por la Constitución (numerosas congregaciones están presentes en Mónaco). La Fiesta Nacional se celebra cada 19 de Noviembre en honor al Príncipe Rainiero III. Las infraestructuras de telecomunicaciones monegascas son excelentes. El indicativo internacional para llamar a Mónaco es el 377. Asimismo, Mónaco emite sus propios sellos.
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Un clima privilegiado
Beneficiándose de un sol excepcional, el Principado de Mónaco disfruta de inviernos suaves y veranos sin exceso de calor. En efecto, en 60 años de observaciones meteorológicas, la media de las temperaturas se eleva a más de diéciseis grados. El número de días lluviosos no sobrepasa los 87 por año y la media de horas de sol es de 2.583, o sea, 7 horas de sol por día. La temperatura del mar oscila entre 26,5 grados en pleno verano y 11 grados en invierno. Este clima mediterráneo por excelencia, hace de Mónaco un lugar privilegiado, donde la vida es muy agradable en todas las estaciones. Hay que remarcar que las estaciones de ski del sur de los Alpes están a menos de una hora en coche. Para más información, consulta las cifras claves de Mónaco
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Casino de Mónaco Monte-Carlo
Obra de un arquitecto histórico, Charles Garnier, al que se le debe igualmente la majestuosa Opera de Paris, el Casino de Monte-Carlo se ha dedicado desde sus orígenes al Arte del Juego. Los frescos ejecutados a la manera del pintor Boucher, los bajos relieves, las esculturas y cariátides, su asombroso atrio de mármol y oro y su arquitectura dan al lugar una solemnidad inolvidable.
Construido en 1863 y adosado al mar, el Casino de Monte-Carlo ha sido testigo de la grandiosidad de la evolución de Monte-Carlo y le ha otorgado al juego un carácter de nobleza.
El Casino alberga igualmente la Opera de Monte-Carlo, en la que se suceden las más excepcionales interpretaciones bajo un marco deslumbrante.
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El cambio de guardia
Se trata de un ritual militar lleno de solemnidad donde la coordinación es imprescindible. El lema del Cuerpo de Carabineros es «Honor, Fidelidad, Dedicación». Hoy en día lo componen 124 militares: tres oficiales, veinticinco suboficiales, y noventa y seis efectivos de rangos inferiores.
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La Catedral de Mónaco
Este edificio, de estilo bizantino y construido en 1875 con piedras blancas procedentes de La Turbie, acoge los sepulcros de los príncipes difuntos. En su interior, al lado de un magnífico altar mayor y el trono episcopal de mármol blanco de Carrara, se alza un retablo del pintor nizardo Ludovico Brea que data del año 1500.
Un poco de historia
Entre 1215 y 1240, este peñón se convirtió en una villa fortificada. Una bula del Papa Inocencio IV, con fecha de 6 de diciembre de 1247, constituyó la primera parroquia independiente a la de La Turbie y autorizó la construcción de una iglesia dedicada a San Nicolás, patrón de los marineros.
La construcción finalizó en 1321. Dicha iglesia se encontraba en el emplazamiento del crucero de la catedral actual. El cementerio parroquial estaba situado en el espacio que se convirtió en la nave. Durante los siglos XV, XVI y XVII, se construyeron ocho capillas en los laterales.
En 1868, el territorio del Principado de Mónaco se separó de la diócesis de Niza. En ese momento se tomó la decisión de demoler la iglesia de San Nicolás, con sus seis siglos de historia, para construir la catedral actual. El 6 de enero de 1875, el Príncipe Carlos III puso la primera piedra. La Catedral, dedicada a la Virgen de la Inmaculada Concepción, cuenta con San Nicolás y San Benito como patrones secundarios. La consagración de la catedral tuvo lugar el 11 de junio de 1911.
Los órganos
La catedral de Mónaco dispone de dos órganos: Los grandes órganos, situados en la tribuna por encima del nártex, fueron construidos por Jean-Loup Boisseau en 1976 en colaboración con Pierre Cochereau y el canónigo Henri Carol. Este último fue organista titular desde 1976 hasta su muerte en 1984. René Saorgin le sucedió en dicha tribuna hasta el año 2005. Desde el 1 de enero de 2006, el organista titular es Olivier Vernet.
Los trabajos de reconstrucción del gran órgano se confiaron al constructor de órganos Thomas (Bélgica) y, tras dos años de trabajo, Mónaco dispone, desde diciembre de 2011, de un instrumento único tanto en el plano arquitectónico como musical. El órgano dispone de 4 teclados, 79 registros y alrededor de 7.000 tubos. Para su construcción se emplearon los materiales más nobles: abetos de los Vosgos para los fuelles, arce para la consola y roble para el frontal. En el frontal, las finas placas de plexiglás se pueden iluminar de diferentes formas para interpretar visualmente el colorido sonoro del instrumento. Para obtener más información sobre este instrumento, para verlo o escucharlo, consulte los vínculos externos que encontrará más adelante.
El órgano de coro fue construido por la casa Tamburini (Crema, Italia) en 1976. Los oficios pontificios tienen lugar durante las grandes celebraciones litúrgicas, así como la festividad de Santa Devota (27 de enero) y la Fiesta Nacional (19 de noviembre). Con sus acordes, el gran órgano de cuatro teclados acompaña excelentes conciertos espirituales. De septiembre a junio, todos los domingos a las 10.00 la misa es cantada por «Los pequeños cantores de Mónaco» y «La escolanía de la Catedral».
Acceso libre (excepto durante los oficios religiosos), todos los días de 9.00 a 18.00.
Indumentaria correcta obligatoria: los hombros deben estar cubiertos y están prohibidas las minifaldas y los shorts (mínimo longitud de «bermudas»).
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El Palacio del Principado de Mónaco
El príncipe Honorato II reunió ricas colecciones de obras de arte que desaparecieron durante la Revolución Francesa, durante la cual el Palacio fue saqueado y sirvió de hospital a las tropas del ejército italiano.
La grandeza del palacio se mantiene intacta: la capilla del Palacio dedicada a San Juan Bautista, la Galería de Hércules, la Galería de los Espejos, el Salón Rojo, la Estancia de York, el Salón Amarillo o el Salón Louis XV, la Sala del Trono, frescos, tapices y muebles…
El acceso a los Grandes Aposentos no es adecuado para personas en sillas de ruedas (acceso por las escaleras) . (cerrado temporalmente)
Horarios:
De 10:00 a 18:00 (entrada hasta las 17:30) salvo del 1 de julio al 31 de agosto de 10:00 a 19:00 (entrada hasta las 18:30).
Tarifas:
Adultos: 10 euros
Niños (de 6 a 17 años), estudiantes: 5 euros
Grupos y agencias: consultar
Más información sobre tarifas y entradas combinadas (Palacio del Principado, Colección de Automóviles) : Tarifas
La Iglesia Sainte-Dévote
Esta capilla votiva del siglo XI está dedicada a la Santa Patrona del Principado y a la Familia Principesca.
Cada año, el 26 de enero, se quema una barca al atardecer, en el marco de las ceremonias de un culto tradicional siempre muy entusiasta. Acceso libre
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Rutas y paseos
En cada uno de tus pasos por el centro de la Ciudad de los Príncipes, quedarás deslumbrado y asombrado. Desde el antiguo casco de la ciudad, verdadero museo a cielo abierto, hasta la Place del Casino, única en el mundo, descubres la Historia de los Grimaldi.
Mónaco, ciudad moderna ha sabido administrar su espacio al agrandarse hacia el mar; no dejes de ver el barrio de Fontvieille surgido de las aguas, donde la tecnología se codea con el Arte. Para sumergirse en el centro de la ciudad que burbujea, nada mejor que darse un paseo por el típico mercado de la Condamine y descubrir el barrio del Moneghetti.
Visitar Mónaco es sinónimo de vivencias únicas. Te sorprenderás con cada uno de sus rincones y sus vistas. Monaco-Ville, Montecarlo, Fontvieille o La Condamine son el escenario perfecto para unas maravillosas fotos de recuerdo.
Monaco-Ville
Sería impensable visitar el Principado sin pasar por Monaco-Ville, ¿verdad? Recorre las estrechas y coloridas calles de lo que los lugareños también llaman «Le Rocher» y no olvides adentrarte en los jardines Saint-Martin y Sainte-Barbe. A la sombra de los más bellos árboles mediterráneos, te emocionarán las impresionantes vistas sobre el Mediterráneo.
Tras detenerte a contemplar la vista sobre el puerto de Fontvieille, dirígete a tu derecha para tomar la Ruelle Sainte-Barbe y recorrer el paseo que se abre ante ti. Con el acantilado a tus pies y a tan solo unos pasos del Palacio principesco, déjate encantar por su asombrosa tranquilidad.
Monte-Carlo
Dejando atrás el encanto del Rocher, la siguiente parada fotográfica no puede ser otra que el Casino de Montecarlo.
Descubre la nueva plaza de este emblemático lugar de Mónaco, flanqueado por el Hôtel de Paris y el Café de Paris. ¡Desenfunda tu cámara o tu smartphone y acciona el disparador! También podrás admirar los heterogéneos rincones de este barrio, con los magníficos jardines La Petite Afrique y las tiendas del One Monte-Carlo que tampoco te debes perder.
Con las más hermosas tiendas de lujo y las marcas de emblemáticos diseñadores a tu alrededor, tampoco olvides alzar la vista: el verde de los árboles se funde a la perfección con la arquitectura única del One y el azul del cielo de sus costas.
Fontvieille
Si buscas maravillarte y descubrir Mónaco de la forma más pura y local, este es tu lugar. Este barrio, erigido sobre tierras ganadas al mar hace más de treinta años, ofrece una atmósfera muy especial, y tanto tu como su objetivo os veréis cautivados por su energía.
Descubre la marina del puerto de Fontvieille, poblada de pequeñas embarcaciones y majestuosos yates, y continúa tu recorrido hasta el dique. Se abrirá ante tus ojos un paisaje único con una parte del Principado y del Museo Oceanográfico y sus vistas al Mediterráneo.
Condamine
Perderse el barrio central de Mónaco no es una opción. La Condamine se abre ante el Puerto de Hércules y se caracteriza por sus diferentes ambientes. El pintoresco circuito de Fórmula 1 y su parrilla de salida, las calles y sus comercios o el mercado de la Place d’Armes a los pies del Palacio: para todos y para todos los gustos.
Levántate a primera hora y acércate al mercado de la Place d’Armes para observar a los monegascos recorrer los puestos de fruta y verdura mientras piensan ya en la comida que van a preparar. ¡Fotografías llenas de color y sonrisas garantizadas!
Tête de chien
Antes de dejar Mónaco, te invitamos a ascender hasta la cima del promontorio Tête de Chien —a 550 metros más exactamente— y a mirar al horizonte. Es el lugar perfecto para disfrutar de unas maravillosas vistas sobre el Principado. Pero advertimos… ¡quizás no te quieras ir nunca!
Además de poder ver Mónaco a tus pies, mira a tu alrededor para ver Francia e Italia y contemplar cómo el Mediterráneo acaricia sus costas. ¡No lo dudes y acciona el disparador de tu cámara!