Señala el Abad de la Cofradía «Un año más, henos aquí en el Panteón de la monarquía leonesa al que acompañan los rezos y acunan los cantos que llegan desde la Iglesia palatina dedicada al santo Isidoro, nuestro santo titular y protector del Reino de León».
Este jueves, 6 de enero, día de la Epifanía del Señor, como fiesta destacada del calendario católico, la Imperial Orden del Milagroso e Invicto Pendón de San Isidoro, conocido popularmente como Pendón de Baeza, en recuerdo de todos los Reyes del Reino de León ha organizado el responso en la Basílica de San Isidoro, cuna del Parlamentarismo, por los Reyes de León tras la celebración Eucarística por el obispo de León, Luis Ángel de las Heras y el Abad de la Colegiata, Francisco Rodríguez
El Solemne Responso Real por los Reyes de León ha tenido lugar tras la celebración de la Eucarística por el obispo de León, Luis Ángel de las Heras y el Abad de la Colegiata, Francisco Rodríguez,.
Previamente a la misa se realizaron turnos de Guardia y Oración en el Panteón Real de San Isidoro, desde las 10 a las 12 h., que han sido cubiertos por los Ilustres Caballeros y Damas Cofrades de esta antiquísima institución medieval. En el último turno han asistido también las autoridades civiles, militares y académicas, entre ellas el Alcalde de León.
Con estos actos se abren la celebraciones del 875º aniversario de la fundación de esta “confratérnitas medieval”, devenida el día 25 de julio de 1.147, después de la conquista de la ciudad jienense de Baeza, por el gran Emperador leonés Alfonso VII
La “Muy Ilustre, Real e Imperial Cofradía del Milagroso Pendón de San Isidoro”
La “Muy Ilustre, Real e Imperial Cofradía del Milagroso Pendón de San Isidoro”, fue fundada en el año 1147 por Alfonso VII “El Emperador” de León (único emperador coronado en toda la historia de la península, el 26 de Mayo de 1135 en la catedral de Santa María de la ciudad de León), tras la conquista de Baeza, siendo la Cofradía más antigua de las existentes en la actualidad en todo el territorio nacional. Los monarcas del Reino de León están enterrados en el propio Panteón Isidoriano, en las catedrales de León, Oviedo, Santiago, Toledo y Sevilla, en el Convento Benedictino de Sahagún y en el Real Monasterio de El Escorial
El Emperador Alfonso VII de León, el único coronado en España durante el siglo XII convocó a los Nobles, los Obispos y los Caballeros e instauró esta Orden de Nobleza al servicio de la monarquía, así como en defensa de la insigne figura y la obra del Santo Isidoro, Doctor Universal de la Iglesia.
De este modo, nuestra institución, devenida Cofradía Sacra en el siglo XIX, por Bula Papal, es la más antigua de las consideradas Históricas Ordenes Militares Españolas, manteniéndose en plena actividad desde su fundación.
Turnos de guardia y oración 2022
Ilustrísimas autoridades, Damas y Caballeros cofrades, hermanos todos en la fe y en el cariño a San Isidoro y a nuestra historia:
Un año más, henos aquí en el Panteón de la monarquía leonesa al que acompañan los rezos y acunan los cantos que llegan desde la Iglesia palatina dedicada al santo Isidoro, nuestro santo titular y protector del Reino de León.
Nos sentimos estimulados, sí, por la llamada de la Trascendencia, pero, a su vez, por el recuerdo y el reconocimiento que debemos a cuantos fueron confiados en este lugar, a la espera de la resurrección final. Claro que de los restos mortales de la mayoría de nuestros reyes y reinas apenas queda nada; solo el recuerdo en la mente de los buenos leoneses, el lamento de la pérdida y la constatación de no haber sabido protegerlos. Pero en nosotros persiste, a pesar de todo, el compromiso y el honor de inmortalizar sumemoria; es lo único que podemos hacer y ese es uno de los deberes que asumimos libre y voluntariamente, como miembros de esta Imperial institución, el día de nuestra toma de hábito solemne.
Tiempos difíciles estos en los que el desconocimiento y hasta la duda van cubriendo de polvo el recuerdo de un reino que fue imperio y hasta de las realizaciones de nuestros antepasados. Porque ¿cabría imaginar una monarquía sin unos leales súbditos que entendían y aceptaban sus obligaciones, entre las que se encontraba una, fundamental, la defensa de su religión, de su manera de entender la vida y del solar de sus mayores? Por estas pocas verdades, quizá las más elementales de la existencia, estuvieron prestos a entregar su vida y así podemos constatarlo en algunos encuentros bélicos que desearía traer hoy al recuerdo de los presentes; así los que tuvieron lugar, por ejemplo en Castromoros, hace ya 1102 años, en Simancas hace 1041, en Tamarón, hace 985, en Sagrajas, hace 936, en Uclés, hace 914 etc., etc.,o en la propia toma de Almería por nuestro Emperador y los primeros caballeros de aquella confradería que había nacido el mismo año de 1147, es decir, hace ya 875 años.
Mas, ¿para qué aumentar la relación, cuando este viaje por el tiempo nos asombra, nos aturde y hasta, en ocasiones, nos incomoda?
Se impone incluso una pausa para recuperar la conciencia.
Pausa
Volvamos, de nuevo, a nuestros recuerdos del pasado, en este caso sin tener que ceñirnos a nuevos acontecimientos bélicos, que los hubo. Si tuviéramos que referirnos ahora, únicamente, a determinados hechos ocurridos entre estos muros o en un entorno cercano deberíamos citar, cuando menos, la proclamación del Fuero de León, por nuestro Alfonso V, en 1017, años aquellos en los que también se reedificó una primitiva iglesia en estos mismos lugares; la Coronación del Emperador Alfonso VII, nuestro fundador hace 887 años, la celebración, en estos sagrados claustros, de las Cortes de 1188 que abrieron al mundo medieval la forma de gobierno que nos caracteriza, la democracia parlamentaria, o incluso la gestación de lo que sería la primera universidad española, la de Salamanca, en 1228.
¿Quién diría más? ¿Qué pueblo podría exhibir semejantes tintes de gloria? Pero, decíamos anteriormente, que la ignorancia o la duda, a lo largo de los siglos, son capaces de cubrir con una capa de olvidoestas y otras realizaciones del pasado. Mas, ¿qué decir de la incuria o la manipulación que, como un horrible volcán, incluso destrozan esos que debieran ser los florones de una corona a imponer sobre la cabeza, no solo de los representantes máximos de nuestro pasado sino de los leoneses de ayer, de hoy y de siempre?
Desde el presente, limitado por el tiempo, dimensión que nos atenaza, hasta el hoy eterno en el que ya están instalados aquellos a los que en este singular acto recordamos, estoy hablando de una herencia a la que no podemos, ni debemos ni queremos renunciar. La Imperial Cofradía del Pendón de San Isidoro, que entra en el 875 aniversario de su fundación se compromete a seguir defendiendo unos valores y una historia que nos es propia y que tenemos la obligación, no solo de recordar, de manera agradecida, sino de difundir en toda su dignidad. No hay por qué ocultarla, ni mucho menos avergonzarse de ella. Por esta y otras razones, nuestra Imperial institución no sólo ha de marcar caminos, sino que debe, en primer lugar, transitarlos, y hacerlos asequibles a los demás. En esta tesitura, quizá convenga recordar con San Agustín, el gran obispo de Hipona, aquello de que: “La verdad es como un león. No necesita ser defendida. Dejémosla libre y se defenderá sola.»
Meditemos, de nuevo unos minutos, sobre cuanto acabamos de escuchar, para poder calibrar hasta dónde alcanza nuestra responsabilidad y qué tipo de acciones podrían comprometernos individual o colectivamente en el intento de paliar este estado de cosas que hemos dibujado.
Pausa
¿Quién tiene, entonces, la obligación de mantener fresca en la memoria de nuestros conciudadanos, y no solo de los más próximos, estos hechos sobre los que hemos recapacitado?
Naturalmente los poderes públicos; mas cuando esos poderes hacen dejación de determinadas obligaciones, debe ser alguna institución la que siga sembrando para que el fruto no se pierda. Y ahí es donde debe estar y está, desde hace ya 875 años, como digo, la Imperial Cofradía que se siente, y así lo proclama, el eslabón que une nuestro pasado glorioso con un presente siempre renovado, siempre difícil e incluso a veces, perturbador.
También lo eran aquellos siglos que evocamos, pero las actitudes de nuestros antepasados y su forma de encarar los problemas, nos han legado, no solo un nombre importante para la historia, sino que su ejemplo nos ha configurado y nos ha moldeado como somos; ello nos ha permitido también seguir creyendo en lo que creemos, y nos ha dado un marco de progreso en esa misma organización social que se gestó a lo largo de lo que algunos han denominado “los siglos oscuros”. Pero no nos dejemos confundir; al menos, por lo que a nosotros respecta, sin duda, no lo fueron tanto y así conviene, con satisfacción, recordarlo y reconocerlo. Especialmente en estos sagrados recintos que han sido denominados templo del saber medieval; así lo atestiguan todos los documentos que aquí se conservan como, por ejemplo, los más hermosos beatos, los códices más reconocidos y los libros que aquí se dieron a luz. Recordemos una vez más, entonces, y simplemente como dato de la mayor importancia, que nos hallamos, no solo en el panteón real de la iglesia palatina del reino más importante de la Península entre los siglos X y XIII, sino que tenemos el privilegio de estar en el templo de la palabra, aquella que en las primeras cortes con representación popular fue capaz de vencer a la arbitrariedad y a la fuerza por medio de la ley.
Cierto es que los restos del primer responsable de esas Cortes leonesas no se encuentran aquí; pero en este acto de homenaje a nuestros reyes y reinas tampoco caben distingos. No importa si están en este lugar, en la Catedral leonesa, en Sahagún, en Santiago de Compostela, en Toledo o en Sevilla, nuestro agradecimiento y nuestras súplicas alcanzan a todos ellos. Y por eso os pido que respondáis a las invocaciones que dirigiremos a continuación confiadamente al padre que todo lo puede y cuya representación se encuentra sobre nuestras cabezas, el Señor de cuanto ha sido creado, del tiempo y de la eternidad.
Pausa
Oración
Dios nuestro, fuente de perdón y de salvación, concede a los que hoy recordamos, reyes y reinas antaño de estas tierras por tu voluntad, que, libres de las ataduras del pecado y de la muerte, sigan al Cordero en el séquito de los santos, alcancen el premio de sus trabajos y puedan sentarse a tu mesa en ese reino de vida eterna, donde ya no hay llanto ni dolor ni angustia. Te lo pedimos confiados, por intercesión de nuestra querida Virgen del Camino a quien nos diste como reina y madre del pueblo leonés. Amén.
Letanía final a la que se responde. Te lo pedimos, Señor
Tú que resucitaste de entre los muertos, concede el descanso celestial a nuestros hermanos/as
R/. Te lo pedimos, Señor.
Tú que desde la cruz prometiste el paraíso al buen ladrón arrepentido, recibe con bondad a los que hoy recordamos.
R/. Te lo pedimos, Señor.
Tú que experimentaste el dolor de la muerte y resucitaste gloriosamente del sepulcro, concédeles la vida eterna que nos prometiste con tu resurrección
R/. Te lo pedimos, Señor.
Tú que lloraste ante la tumba de tu amigo Lázaro, consuela nuestros corazones con la esperanza de tu palabra.
R/. Te lo pedimos, Señor.
Concédeles, Señor, el descanso eterno y brille para ellos la luz que no tiene fin.
R/. Te lo pedimos, Señor. / Amén
Sus almas y las de todos los fieles difuntos, por la misericordia de Dios descansen en paz.