Ayer 21 de febrero arrancó en el Museo Reina Sofía el ciclo de proyecciones dedicado al director de cine Aki Kaurismäki (Finlandia, 1957), organizado en colaboración con el Instituto Iberoamericano de Finlandia y coincidiendo con la Feria de Arte Contemporáneo ARCO, donde es el país invitado de esta edición.
El programa está organizado en ocho sesiones, junto con una lección magistral inaugural y una proyección final de dos películas seleccionadas por el propio director. En cada uno de los pases se podrá ver un largometraje y un cortometraje, de los que varios han sido recuperados recientemente y serán estrenados en pantalla grande. Además, cada sesión lleva por título el nombre de una canción popular empleada en la filmografía del realizador finlandés.
Las películas de Kaurismäki transforman el relato sobre las condiciones de vida de la clase trabajadora en una compleja red de referencias que trasciende el realismo, y proponen un lenguaje propio basado en la historia del cine (Bresson, Buñuel, Ozu, entre otros). Entre la utopía y la tragedia, el humor y la distancia, el cine de Kaurismäki (como enuncia el título del ciclo) inventa un espacio de resistencia en la tragedia, siendo una de las voces más singulares contra las transformaciones neoliberales que ocurrieron en Finlandia durante la década de 1980, como demuestra su Trilogía Obrera integrada por Sombras en el paraíso (1986), Ariel (1988) y La chica de la fábrica de cerillas (1990), todas incluidas en este programa.
Las películas que vamos a poder ver durante este ciclo corresponden a los años tempranos de su producción, que van de 1983 hasta 1996. Kaurismäki comenzó a hacerse un hueco en el panorama internacional con títulos como Calamari Union (1985), Hamlet va de negocios (1987) o Ariel (1988). Su reconocimiento definitivo llegó en 2002 con Un hombre sin pasado, cinta que estuvo nominada al Oscar a la mejor película de habla no inglesa, consiguió los premios a la mejor actriz y el Gran Premio del Jurado en el Festival de cine de Cannes de 2002 y se hizo con el Premio FIPRESCI a mejor película europea en el Festival de cine de San Sebastián de ese mismo año.