En el 150 aniversario de su fallecimiento. Este homenaje congrega en la sala 60 del edificio Villanueva, dedicada a la Presentación de Colecciones del Siglo XIX, un conjunto de 17 obras de Eduardo Rosales, algunas de reciente incorporación a los fondos del Prado y otras que no se muestran en el recorrido expositivo de manera habitual. La exposición, que se podrá visitar hasta el 29 de enero de 2024, se completa con las pinturas que forman parte de la colección permanente en la sala 61 B protagonizada por Rosales, y en la 101, dedicada a la historia del museo, donde se exhibe El Salón del Prado y la iglesia de San Jerónimo. El conjunto permite comprender, a través de sus mejores obras, la personalidad creadora del artista, su evolución y su desempeño en los distintos géneros, y manifiesta una modernidad que influiría en la pintura española posterior. En las obras reunidas en la sala 60 puede verse el interés inicial de Rosales por los maestros del Renacimiento, que estudió con detalle durante su larga estancia en Italia. Su atención al retrato se aprecia sobre todo en sus efigies familiares. Junto a ello, las obras dedicadas al paisaje y los estudios relacionados con las pinturas de historia (El castillo de la Mota, La Sala de Constantino en el Vaticano) y la literatura (Ofelia) dan cuenta de un creciente sentido de la simplificación.
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Museo Nacional del Prado, 5 de julio de 2023. Este año 2023 se conmemora el 150 aniversario del fallecimiento de Eduardo Rosales (1836-1873), que fue, junto con Mariano Fortuny, el más influyente y prestigioso entre los pintores españoles que trabajaron en el tercer cuarto del siglo XIX. La colección de obras de Rosales que conserva el Museo Nacional del Prado es la más numerosa y la de mayor calidad de cuantas existen. Consta de algo más de cien dibujos y de veintiséis pinturas. Once de ellas, incluidos los cuadros de historia, que le dieron la mayor fama, se exponen habitualmente en la sala 61 B. Otra más, El Salón del Prado y la iglesia de San Jerónimo, figura en la sala 101, dedicada a la historia del museo.
El recorrido por estas obras completa la exposición de las obras que se presentan ahora en la sala 60 procedentes en su mayoría de recientes donaciones y legados, y que incluye las obras que habitualmente no se muestran en la colección permanente del museo, restauradas en su mayoría para la exposición.
El legado de Carmen Sánchez permitió adquirir y recuperar dos obras de pintura de historia en paradero desconocido desde hacía mucho: Doña Blanca de Navarra entregada al captal de Buch y La reina doña Juana en los adarves del castillo de la Mota, así como el estudio, aún menos conocido, de la Sala de Constantino en el Vaticano, preparatorio para la Presentación de Juan de Austria al emperador Carlos V, en Yuste. Además, pudo comprarse el boceto de su último gran cuadro de historia, La muerte de Lucrecia. Con ello, la dedicación del artista a ese género, el de mayor importancia y trascendencia en su trayectoria, y con el que triunfó en la Exposición Universal de 1867 de París, queda representada de un modo casi completo en lo que respecta a sus mejores cuadros.
Las dos donaciones más recientes, Paisaje y el retrato de María Isabel Manuel de Villena, IX condesa de la Granja de Rocamora, se exponen ahora por vez primera.