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El museo etnográfico de León presenta “Exvoto de 1760. El retrato votivo” como pieza del mes

La Diputación de León a través del Museo Etnográfico Provincial de León, en la Actividad “Pieza del Mes”, ha programado para este mes de septiembre una conferencia que lleva el título: “Exvoto de 1760. El retrato votivo”. 

Exvoto de 1760. El retrato votivoEn esta ocasión será D. Arturo Martín Criado, Catedrático de Lengua y Literatura, quien nos hable de este exvoto que forma parte de la colección permanente del Museo.

Para el conferenciante, este “exvoto de 1760” es un retrato de tres cuartos de una mujer, Rafaela Exido Posadilla, que, viéndose a las puertas de la muerte, lo ofreció al Cristo de la Vera Cruz de su pueblo, Villacé, y así recobró la salud.

La religión votiva es una forma muy antigua de relación con lo divino, es una forma primordial, en cuanto que se asienta sobre el sentimiento de reciprocidad, que es una de las bases de la vida social y cultural de los humanos. Es un sentimiento de dependencia no solo entre los seres humanos, sino entre todos los seres vivos, incluidos los sobrenaturales. El devoto se siente individualmente unido a la divinidad elegida, sea la Virgen, Cristo o un santo con fama de milagrero, de la que espera una serie de favores a los que él tendrá que corresponder.

A veces quien hace la petición se adelanta y hace una ofrenda confiado en que la divinidad se lo concederá (expresión latina do ut des, «te doy para que me des», típica de las peticiones). En otras ocasiones, se hace un ofrecimiento condicionado a que se cumpla la petición, se hace un voto: “si me concedes tal favor, te ofrezco tal cosa”. Esa cosa se dará a causa de esa promesa o voto, en latín ex voto, cuando la divinidad haya hecho su parte.

Hay exvotos personales, cosas relacionadas con la enfermedad o el accidente, por lo general de poco valor; exvotos cultuales, objetos de cierto valor para el culto y ornato de la imagen sagrada; exvotos iconográficos, imágenes de la persona o de la escena milagrosa, que pueden ser modelados en cera o metal, pintados y fotográficos; y exvotos verbales, narraciones escritas u orales sobre el favor milagroso. Entre los pintados y los fotográficos sobresalen los retratos.

Pues qué mejor ofrenda que la de la misma devota, que “se ofrece” a la divinidad creando una relación de dependencia y ayuda, y qué mejor que hacerlo con su retrato, que es una representación que no solo se parece a su persona, sino que la sustituye, que está en su lugar, en actitud piadosa, ante el santo Cristo de manera permanente. Además de su presencia ante Dios, el retrato es un pasaporte para la pervivencia ante los hombres, para que durante muchos años sus paisanos de Villacé la hayan recordado en la ermita del Cristo de la Vera Cruz, y hoy nos acordemos nosotros de Rafaela Ejido Posadilla.

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