El Museo del Prado presenta, en la sala C del edificio Jerónimos, la primera exposición que se celebra en España dedicada a Gian Lorenzo Bernini (Nápoles, 1598-Roma, 1680), un artista esencial en la historia del arte y verdadero protagonista y responsable, junto a Borromini y Pietro da Cortona, de la imagen y construcción de la Roma barroca. La muestra constituye también una novedad historiográfica, ya que es la primera vez que se organiza una exposición que contempla y plantea, de modo monográfico, las complejas relaciones artísticas, culturales, diplomáticas y políticas que Bernini mantuvo con la Monarquía Hispánica durante el siglo XVII. Entre las 39 obras que componen la muestra destacan las esculturas Anima beata y Anima dannata, obras extraordinarias realizadas en la precoz y sorprendente madurez del joven artista que se conservan en la embajada de España ante la Santa Sede en Roma, como depósito de la Obra Pía, y que se exponen ahora por primera vez en el Museo del Prado.
Martes 14 de noviembre de 2014. El Museo del Prado abrió al público la exposición “Las Ánimas de Bernini. Arte en Roma para la Corte española”, una muestra, que además de permitir la contemplación por vez primera de extraordinarias obras del artista creadas para mecenas hispánicos, recrea el relato de su compleja y fascinante relación con España.
Veintitrés obras de Gian Lorenzo Bernini, entre las que se incluyen esculturas, óleos y estampas y dibujos, junto a dieciséis de otros artistas, como Codazzi o Velázquez, procedentes de diferentes instituciones y coleccionistas privados, tanto nacionales como internacionales, contextualizan, de manera elocuente, la relación de Bernini con Felipe IV, Carlos II y otros comitentes españoles presentes en Roma, desde embajadores a cardenales o prelados.
Se trata, por tanto, de una muestra que pretende poner de manifiesto los conflictos y juegos de equilibrios políticos resueltos y expresados tantas veces en términos artísticos y arquitectónicos y en los que Bernini cumplió un papel tan consciente como decisivo de los intereses cambiantes de sus comitentes.
Escultor, arquitecto, pintor, escenógrafo, autor teatral, diseñador de fiestas y ceremonias religiosas y profanas, creador de fuentes y otros repertorios ornamentales y suntuarios, Bernini recibió encargos tanto de mecenas españoles en Roma como de la propia Monarquía y sus representantes en la ciudad. Algunos de estos encargos pueden contemplarse en esta exposición, desde el Anima beata y el Anima dannata -magníficas esculturas, de altísima calidad realizadas en mármol en 1619, cuando aún era un joven escultor, a instancias de Pedro Foix de Montoya- al pequeño y bellísimo bronce de la Escultura ecuestre de Carlos II (1680), encargo del marqués de Carpio, que se expone por primera vez en España. También pueden contemplar otros proyectos arquitectónicos y escultóricos como el Monumento a Felipe IV de Santa María Maggiore di Roma; dibujos con la representación de ceremonias de canonizaciones como la de Santo Tomás de Villanueva en la basílica de San Pedro (1658); y arquitecturas efímeras como las incluidas en las máquinas pirotécnicas realizadas para celebrar El nacimiento de la Infanta Margarita (1651) o las diseñadas para conmemorar La Paz de Aquisgrán (1668). Junto a ellos, el busto del Cardenal Scipione Borghese, sobrino de Pablo V, que supo reconocer muy tempranamente el talento extraordinario de Bernini, apoyando incondicionalmente su brillante carrera como escultor.
Una de las obras más representativas de su producción y de su concepción del arte como “unidad de las artes visuales”, además de estar centrada en un tema religioso de acentuado origen hispánico, fue El Éxtasis de Santa Teresa (1647-1651) para la Capilla Cornaro en la iglesia de Santa Maria della Vittoria en Roma. En la exposición se pueden contemplar el boceto en terracota para el grupo escultórico, procedente del Hermitage, así como algunos magníficos dibujos preparatorios para la decoración de la capilla conservados en la Biblioteca Nacional de España.