Esta exposición ilustra a través de 56 imágenes, realizadas por el fotógrafo mirobrigense Ángel Centeno Cabezas, algunos oficios con tradición centenaria que aún perduran
El concejal de Turismo, Fernando Castaño, acompañado por el director del Museo del Comercio y la Industria de Salamanca, Miguel García Figuerola, y el fotógrafo Ángel Centeno Cabezas, han inaugurado este pasado martes la exposición fotográfica “El tiempo en sus manos”, que podrá visitarse hasta el próximo 1 de septiembre.
Esta exposición ilustra, a través de 56 imágenes realizadas por el fotógrafo mirobrigense Ángel Centeno Cabezas, algunos oficios con tradición centenaria que aún perduran. Son testimonio de la historia y de la evolución del trabajo en esta provincia y, en ocasiones, han sido también el origen de la industrialización actual.
Muchos de ellos sobreviven, arrinconados, en los suburbios y en el campo. Otros, reconvertidos y resignados al dictado de la época, forman parte del entramado turístico, en los cascos históricos de nuestras ciudades.
No hay crítica oculta en las fotografías seleccionadas ni intención inquisitiva hacia la velocidad del mundo actual, aunque, como todo trabajo gráfico que recoge los restos de un mundo que desaparece, las imágenes provocan nostalgia. Incorporan colores, aromas y sonidos antiguos, renuevan los recuerdos y, en ocasiones, invitan a sopesar el presente: cualquier tiempo pasado fue mejor.
La muestra se plantea como una oda visual a esas manos que se adiestraron, desde la infancia, en un oficio. Los años las hicieron precisas y firmes. Y portadoras de un poder creador que jamás alcanzará ninguna máquina.
Manos artesanas que han llegado a dominar una única herramienta para poder intervenir la materia – madera, harina, hierro – , y transformarla.
El Concejal de Turismo del Ayuntamiento de Salamanca, Fernando Castaño Sequeros ha señalado durante la inauguración que “ahora que con el Covid hemos vuelto a los pueblos, la exposición me recuerda a mi infancia en San Muñoz” y ha comentado que “en Castilla tenemos la suerte de no haber perdido el contacto con las raíces”. “En el campo hay un tiempo para todo, para el letargo del invierno y el renacer de la primavera, que por suerte ya vemos por fin la luz”, ha añadido.