Organizada por la Asociación Toros y Guirrios y Ayuntamiento de Cimanes del Tejar y con apoyo del Instituto Leonés de Cultura y del Ayuntamiento de Cimanes del Téjar.
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Del 27 de julo al 3 de septiembre el museo de la máscara ibérica con sede en Velilla de la Reina acoge la exposición «Mázcaras, testigo de los antruejos llioneses’, inaugurada con motivo del II Congreso de las mascaradas leonesas.
En esta exposición se incluye alguna pieza de hasta 200 años de antigüedad en esta vieja iglesia cedida por el Obispado que aloja las actividades de lo que aspira a ser el Museo Transfronterizo de la Máscara Ibérica de Velilla de la Reina.
La muestra que está organizada por la Asociación Toros y Guirrios y cuenta con apoyo del Instituto Leonés de Cultura, del Ayuntamiento de Cimanes del Téjar y de la Federación de Antruejos Reino de León, se puede visitar los sábados, domingos y festivos a las 17,00 horas
Las mascaradas constituyen uno de esos raros y afortunados ejemplos de supervivencia cultural que aún pueden rastrearse por nuestra península ibérica. Estas mascaradas son un conjunto diverso y complejo de manifestaciones festivas que se celebran en pequeñas comunidades rurales, en las que la máscara es un elemento definidor e identificador de un personaje ritual que interviene e interactúa con otros personajes, convecinos o espectadores, en distintas escenificaciones o representaciones de carácter teatral
Las características que identifican a estas celebraciones son la presencia fundamental de personajes diablescos que realizan carreras y saltos por las calles del pueblo, metiéndose con la gente o invitándoles a participar en la fiesta. Suelen ser los mozos o jóvenes solteros quienes encarnan a estos personajes y se ocupan de organizar la fiesta y pedir el aguinaldo, siempre acompañados de instrumentos como cencerros, tenazas articuladas, vejigas hinchadas…etc, con los que persiguen, golpean e intentan asustar a la población.
Tipos de mascaradas
La Dirección General de Patrimonio Cultural de la Junta de Castilla y León promovió el proyecto de investigación y documentación de las manifestaciones festivas de mascaradas en Castilla y León, de acuerdo con los criterios y programas previstos en el Plan PAHIS 2004-2012, del patrimonio histórico de Castilla y León.
Mascaradas demoniacas: aquellas en las que el protagonista lleva máscara de carácter demoniaco, que, la Iglesia, por su aspecto, las va a convertir en símbolo del Diablo cristiano. Éstas pueden tener una acción teatralizada completa, como es el caso de las Obisparras alistanas, o incompleta. Al primer tipo pertenecen las de Abejera, Ferreras de Arriba, Pobladura de Aliste, Riofrío de Aliste, San Vicente de la Cabeza, Sarracín y La Torre de Aliste; y, aunque modernizado, Alija del Infantado. Al segundo tipo corresponden las de Abejar, Casavieja, Montamarta, Pozuelo de Tábara, Sanzoles y Villanueva de Valrojo.
Mascaradas zoomorfas: en las que el protagonista es una máscara con forma animal, bien sea de toro, características de la provincia de León, como es la de Sardonedo, bien de vaca, típicas de terrenos poco aptos para la agricultura, como son las de Abejar, Almeida de Sayago, Carbellino de Sayago y Pereruela. Mascaradas Mixtas: donde se yuxtaponen o complementan dos rituales distintos, uno protagonizado por máscaras demoníacas, otro, por máscaras zoomorfas, que pueden interaccionar entre sí o yuxtaponerse; dentro de este grupo hay que destacar la singularidad de una máscara de caballo, en Villarino tras la Sierra. Mixtas son también las de Llamas de la Ribera, Navalosa, Palacios del Pan, Riello, San Martín de Castañeda y Velilla de la Reina.
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Mascaradas demoníacas al servicio de la liturgia cristiana. La Iglesia, cuando a partir del Concilio de Trento quiere responder a la negación de la transustanciación por parte de los protestantes, lo hace potenciando la fiesta de Corpus Christi, cuya devoción, posiblemente por la carga teológica que conllevaba, nunca había calado en el pueblo. Para hacer una celebración festiva, alegre y atractiva para el pueblo, la propia Iglesia “resucita” alguna de las máscaras que había intentado extirpar, pero las transforma en símbolo del Diablo cristiano y las combina con Danzantes. Nacen así Birrias, Colacho, Bobos, Zarrones, en una palabra Botargas. De este tipo son las celebraciones de Almazán, Castrillo de Murcia, Cevico de la Torre, Laguna de Negrillos, Las Machorras, Pobladura de Pelayo García, Tábara y Torrelobatón.
Todas las máscaras demoníacas realmente representan a unos seres intermedios entre los dioses y los hombres, los démones, en quienes se encarnan los espíritus de los antepasados, que regresan a la tierra, aprovechando el parón invernal, para pasar revista a nuestras formas de vida, purificar nuestros pueblos y a sus gentes y fertilizar nuestros campos, ganados y mujeres. Las Vacas y Vaquillas son símbolos de la Tierra Madre y buscan propiciar la fertilidad agrícola; los Toros simbolizan la fertilidad global; el Caballo, además de animal sagrado en la antigüedad y transportador de almas, por el rito que realiza, golpeando con barro, también es símbolo de fertilidad agraria y humana.