Durante el Calcolítico o Edad del Cobre y Edad antigua del Bronce, primeras etapas de la Edad de los metales, asistimos a un gran crecimiento de la población y los primeros intentos de proto-urbanización mediante poblados cada vez más grandes y organizados.
El aumento demográfico trajo consigo una intensificación de la producción de alimentos lo que, a su vez provocó un cambio en las estructuras sociales favoreciendo la aparición de las primeras jefaturas interventoras de las fuentes de recursos.
En este contexto cultural de las primeras sociedades metalúrgicas prosperó el arte esquemático y más en concreto los ídolos-placa o ídolos-estela, tipología de la pieza del museo que destacamos en esta ocasión, reiterando una pieza ya vista anteriormente que ahora regresa por su relación con la exposición temporal sobre el fenómeno campaniforme (Un brindis por el príncipe, 15 de noviembre a 12 de enero) que acoge el museo.
Las decoraciones de estas piezas, realizadas en grabado, presentan diferentes tipologías como oculados, elementos zoomorfos, motivos geométricos e incluso esquematismos antropomórficos, como el caso de la obra que tratamos. Encontramos numerosos ejemplos de este arte asociado al megalitismo repartidos por toda la península ibérica, como el ídolo de Hernán Pérez VI (Cáceres), cuya figura antropomorfa aparece cubierta por un manto; y, sobretodo, el de Peña Tu de Llanes, Asturias. Este último muy relacionado con el de Tabuyo pues se trata también de la representación de un guerrero con su puñal, seguramente declarando su condición de jefe tribal.
El Ídolo de Tabuyo (en absoluto un “ídolo”, salvo como denominación popular) está grabado sobre una gran laja de esquisto hallada en la localidad leonesa que le da nombre, Tabuyo del Monte. Se compone con una serie de grabados incisos que representan, de manera esquemática, una figura antropomorfa. Por similitud con otros ejemplos peninsulares podemos concluir que su objetivo fue representar a un individuo flanqueado por dos armas: un puñal de lengüeta y una alabarda triangular vinculada con la cultura de Argar, que nos sitúan en un momento tardío del Campaniforme. Estos elementos definen al personaje como un guerrero, prueba de la jerarquización y belicismo de las primeras sociedades metalúrgicas. La figura central está compuesta por dos líneas que definen su silueta, ambas nos remiten directamente al ídolo de Hernán Pérez IV de Cáceres y el manto que envuelve al personaje allí representado. Dentro de la figura se extienden dos bandas horizontales rellenas de triángulos en las que pudiera haberse representado una túnica, por paralelismo con otros ejemplos conservados. En la parte alta de la figura encontramos un semicírculo horadado de pequeños hoyos.
Los investigadores quieren ver en esta laja de piedra parte de una construcción funeraria megalítica en forma de cista en la que se encontraría enterrado el difunto que se representaría con su ajuar. Sin embargo, y dado que la pieza se halló fuera de contexto arqueológico, no podemos afirmarlo a ciencia cierta. La losa está considerada una de las primeras representaciones peninsulares de la figura humana con armamento y constituye a su vez uno de los principales atractivos del Museo de León.
La pieza del mes constituye una oportunidad para conocer más detenidamente alguno de los bienes expuestos en el Museo, mediante una explicación detallada durante las visitas guiadas, que se desarrollan gratuitamente de martes a domingo, a las 12’30 h.