El albalá original de la merced de Enrique III, por la que se creó el condado de Benavente en 1398, será entregado en breve al Archivo Municipal.
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El CEB “Ledo del Pozo” anuncia una importante donación de documentos para el patrimonio histórico de Benavente. En total, son cuatro piezas documentales, pero entre ellas destaca especialmente el albalá original de la merced de Enrique III, por la que se creó el condado de Benavente en 1398.
Este grupo de documentos será donado por Paloma Yraola Sánchez de la Bodega, por legado de su familia materna, en especial de su madre, María Josefa Sánchez de la Bodega. Durante generaciones estos documentos se han conservado entre los papeles familiares, como descendientes directos de Fernando Fernández-Casariego, I marqués de Casariego (1792- 1874).
María Josefa Sánchez de la Bodega y Tordesillas (1911-1983), fue nieta por parte materna de Enrique Tordesillas O’Donnell, II conde de Patilla, y de Sofía Fernández- Casariego. Estas familias adquirieron a mediados del siglo XIX buena parte de las fincas pertenecientes originariamente a los Pimentel y a la casa de Osuna en la comarca de Benavente. La investigación ha podido determinar que entre las pruebas documentales y las escrituras de las adquisiciones de estos bienes se incluyeron los documentos que ahora se donan.
La localización e identificación de estos documentos, y las gestiones para su donación a Benavente, a través del CEB “Ledo del Pozo”, han corrido a cargo del profesor Rafael González Rodríguez, autor de varios libros y artículos centrados en el pasado medieval de Benavente, y antiguo presidente del CEB.
El acto solemne de la entrega de estos diplomas tendrá lugar el próximo día 23 de noviembre a partir de las 12.30 horas en el Parador de Turismo. Será presentado por el presidente del CEB, Fernando Regueras Grande, y contará con la asistencia de varios miembros de la familia de la donante, así como representantes de la corporación municipal y otras autoridades invitadas. Con motivo de este acto, el CEB ha preparado una edición especial de un facsímil del albalá de 1398, acompañada de un estudio del mismo, elaborado por Rafael González Rodríguez.
En 1398 Enrique III donó la villa y su castillo a Juan Alfonso Pimentel, caballero de origen portugués afincado en Castilla. Se daba así inició a un condado de gran trascendencia en todo el devenir histórico de Benavente hasta el siglo XIX. En 1473 Enrique IV de Castilla añadió el título de ducado a Rodrigo Alfonso Pimentel, IV conde de Benavente y señor de Villalón, Mayorga, Betanzos, Allariz, y otros lugares. Todo esto permitió a los Pimentel intitularse indistintamente como condes y duques.
La sucesión de títulos y familiares dejó XV condes y XII duques. Varios de ellos fueron muy próximos a los monarcas, formaron parte de la grandeza de su época y desempeñaron altas responsabilidades en el gobierno y la administración del reino. En total, más de 400 años de historia, hasta llegar a María Josefa Alfonso Pimentel (1752-1834), última condesa-duquesa que ostentó en exclusiva esta condición. A partir de 1771, tras el matrimonio de la XV condesa-duquesa con Pedro de Alcántara Téllez-Girón, IX duque de Osuna, se extingue el linaje Pimentel. Sus títulos y propiedades fueron incorporados al patrimonio de esta importante familia nobiliaria. Luego vendría la quiebra de la casa de Osuna, el embargo de sus bienes y la venta del patrimonio mueble e inmueble.
Si el fuero de Benavente de 1167 es el máximo exponente documental de la etapa del realengo, el periodo del condado, esto es del señorío de los Pimentel, nos remite a esta pieza emblemática: el albalá de la donación de Enrique III, otorgado en Tordesillas el 17 de mayo de 1398. Es el punto de partida de esta otra gran etapa de la historia benaventana.
Es este un documento bien conocido en la historiografía, del que existen varias copias y ediciones. Su custodia en el archivo de los Pimentel, en la Fortaleza de Benavente, está sobradamente documentada hasta finales del siglo XVIII. Sin embargo, se había perdido totalmente su rastro como consecuencia de varios traslados, y de todas las peripecias derivadas del embargo y las ventas de los bienes de la casa de Osuna.
Una serie de circunstancias favorables, entre las que hay que incluir el azar, la fortuna, y el celo de una familia por conservar el legado de sus antepasados, ha permitido la feliz recuperación del original de este diploma. Por todo ello, el gesto de Paloma Yraola Sánchez de la Bodega, al entregar ahora este documento a la villa de Benavente, merece ser valorado en toda su dimensión. Estamos ante un encomiable acto de generosidad, sin contrapartida alguna. Se hace desde el compromiso con Benavente y la sensibilidad hacia los valores culturales, plenamente consciente de que va a enriquecer de forma muy significativa el patrimonio histórico y documental del municipio.
El Archivo Municipal va a contar a partir de ahora con esta pieza documental de primer orden. Su lugar natural de custodia merece ser especialmente relevante, compartiendo espacios con el fuero, los pergaminos y los privilegios reales de la villa. El círculo se completa, y viene a significar una etapa, como se ha dicho, de más de 400 años del pasado de Benavente.
Nada de esto hubiera sido posible sin la labor callada, escrupulosa y persuasiva, del profesor Rafael González Rodríguez, antiguo presidente de “Ledo del Pozo”, amigo de la familia, descubridor de la pieza y autor de una breve pero excelente monografía sobre el albalá, que será presentada en el acto de la donación.