Tras diversos avatares, fue cedido a la casa de Luna por Pedro I El Cruel en reconocimiento a los servicios prestados durante la guerra con Enrique de Trastámara. Pero años más tarde, el rey mandó demoler el castillo por su enfrentamiento con el Conde de Luna, quedando apenas las ruinas que aún hoy se contemplan.
Citado en distintos documentos medievales el castillo de Trascastro se integraba en el conjunto de fortalezas que constituyeron durante años el sistema defensivo del reino astur leonés contra los musulmanes.
El castillo de Trascastro, un torreón de planta rectangular, formaba parte de las defensas del reino asturleonés contra las incursiones musulmanas. Se documenta que la familia Quiñones utilizaba el castillo para controlar el tráfico de los puertos de la cordillera Cantábrica.
En el siglo XIV perteneció a don Tello, hermano de Enrique II de Trastámara. A raíz del conflicto por la corona del reino de Castilla, Pedro el Cruel confiscó el castillo y lo cedió a Suero Pérez de Quiñones por su apoyo, aunque poco tiempo después lo mandó destruir al surgir desavenencias entre los dos.
El castillo jamás se reconstruyó y de su torre y murallas de mampostería solo quedan restos de las paredes. Actualmente solo se aprecian restos de su torre y vestigios de algunos paredones y muros pegados con argamasa. Se encuentra en estado de ruina progresiva, prácticamente desaparecido.