La cal es un elemento empleado en la construcción desde la Antigüedad. En la comarca del Torío, la abundancia de piedra caliza y de bosques favoreció la instalación de hornos de cal, en los que se obtenía este material por calcinación de la roca.
El Calero de Felmín son unos antiguos hornos gigantes que se utilizaban para obtener cal viva mediante la cocción de la roca. En este enclave se aseguraban la materia prima, la roca caliza y el carbón y leña necesarios para la combustión.
El calero, propiedad del Ayuntamiento de Cármenes se arrendaba a un propietario, que para su explotación, contrataba a cinco o seis trabajadores de los pueblos del entorno.
Su ubicación en el medio de las Hoces de Vegacervera, garantizaba el aporte permanente de la piedra caliza necesaria que, una vez partida con mazas era transportada en carretillas hasta la parte superior del calero, por dónde se cargaba. El horno se alimentaba con carbón procedente, sobre todo, de los lavaderos de las minas de la vecina Matallana.
La jornada duraba de sol a sol. La primera actividad diaria era el vaciado del horno de la cal cocida a lo largo de la noche. Después se cargaba de nuevo el horno, disponiendo seis u ocho capas alternas, una de piedra caliza y otra de carbón. Una vez preparado, se encendía y se dejaba cocer.
La cal viva, obtenida se depositaba en un tendejón dispuesto al lado del horno; una vez preparada, se trasladaba en carros para su venta, directamente en las obras o a los almacenes encargados de su distribución.
Se encuentra ubicado en la localidad leonesa de Felmín perteneciente al municipio de Cármenes