Remodelado en 2002, fue ampliado y diseñado para fundirse con su entorno. Una obra de contrastes que combina lo antiguo y lo moderno, con un resultado parecido a una instalación artística.
CaixaForum Madrid se alza imponente, en pleno corazón de la ciudad, junto al llamado triángulo del arte que forman el Museo del Prado, el Thyssen-Bornemisza y el Reina Sofía.
Inaugurado como nuevo centro cultural en 2008, CaixaForum Madrid da vida al fantasma de un edificio que había caído en el olvido. Su primera construcción como central eléctrica del Mediodía, en 1900, dio lugar a un edificio robusto que no fue bienvenido por los nobles que paseaban por la zona del Paseo del Prado, entonces un barrio de clase acomodada. Tras cuarenta años de funcionamiento, la central fue desmantelada y abandonada.
En 2002 sufrió una profunda remodelación que lo convirtió en una edificación vanguardista llena de contrastes. El estudio encargado de la reforma, Herzog y De Meuron, optó por mantener los materiales originales y crear oposiciones con una nueva estructura, de ahí el doble traje de ladrillo y la cubierta de metal oxidado en la parte superior. Asimismo, el efecto flotante de la fachada se consigue con materiales oscuros en la base que se ocultan para crear un vacío inesperado. La plaza que preside el centro exhibe un jardín vertical en uno de sus laterales y se diseñó como conexión entre el edificio y el Paseo del Prado, que ha sido recientemente incluido en el listado del Patrimonio Mundial de la UNESCO.
El jardín vertical
El centro está acompañado de un jardín vertical, obra del paisajista francés Patrick Blanc. Este oasis de 460 m2 que acompaña la estructura del edificio desde un lateral de la plaza se levantó sobre una pared medianera que se perdió en un incendio en la segunda década del siglo xx y que después ocupó la gasolinera que antecedió la plaza.
El jardín se sustenta sobre cinco estructuras de tuberías que sustituyen la tierra y anclan las raíces de las plantas al interior. Cuenta con más de 15.000 especies autóctonas y foráneas, y emplea una técnica de cultivo hidropónico para la aportación de los nutrientes necesarios para el desarrollo de las plantas. El riego cae a tres niveles del muro, a través de las tuberías perforadas. Se recicla el 50 % del agua después de que el resto sea absorbido por la flora y evaporado.