Carlos García Carbayo ha participado ayer sábado en el tradicional homenaje a Julio Robles coincidiendo el décimo octavo aniversario de su fallecimiento, organizado por el Ayuntamiento y la Federación de Peñas Taurinas. El regidor municipal defiende la libertad de acudir o no a estos festejos frente a los totalitarismos. Recuerda que Salamanca fue la primera capital de provincia que, en el pleno municipal del 7 de septiembre de 2011, aprobó la moción para solicitar que la fiesta de los toros fuera declarada como parte integrante del Patrimonio Cultural Inmaterial.
El alcalde de Salamanca, Carlos García Carbayo, ha defendido la fiesta de los toros como seña de identidad de España en el tradicional acto de homenaje a Julio Robles coincidiendo con el décimo octavo aniversario de su fallecimiento, organizado por el Ayuntamiento y la Federación de Peñas Taurinas.
García Carbayo ha destacado su apoyo a la fiesta de los toros, que es seña de identidad de España y de Salamanca. Ha asegurado que su compromiso es firme y claro. Así lo demuestra que Salamanca fuera la primera capital de provincial que, en el pleno de 7 de septiembre de 2011, aprobó la moción para solicitar que la fiesta de los toros fuera declarada como parte integrante del Patrimonio Cultural Inmaterial, de acuerdo con lo establecido por la UNESCO.
Ha asegurado que el sector taurino es una fuente de riqueza y de empleo de primer orden. Genera un flujo económico de 3.560 millones de euros anuales y 199.000 empleos, entre directos e indirectos, en el conjunto de España. Es, según ha añadido, un sector también muy importante para la conversación de la dehesa y el mantenimiento de a raza del toro bravo.
Frente a los totalitarismos, ha defendido la libertad de todos los españoles a tener la libertad de acudir o no a estos festejos, sin que pueda cercenarse el acceso a los mismos.
Asimismo, ha agradecido a la Federación de Peñas Taurinas su dedicación y esfuerzo por impulsar y promover la fiesta de los toros, a la vez que ha mostrado su cariño a los familiares de Julio Robles, que nos dejó un legado de compromiso con el sector taurino.
Como años anteriores, el homenaje se ha realizado junto a la estatua que recuerda al diestro, obra del artista Salvador Amaya, a las puertas de la Plaza de Toros de La Glorieta.
Antes del inicio del acto, la Banda Municipal de Música ha interpretado ocho pasodobles taurinos: ‘La Puerta Grande’, ‘El gato montés’, ‘España cañí’, ‘Nerva’, ‘Tercio de quites’, ‘Gallito’, ‘La Giralda’ y ‘Aquí está El Viti’.
También ha sonado ‘El arte en el cielo’, balada para trompeta dedicada al torero, y ‘A la memoria de Julio Robles’ y ‘Compás de Verónicas’, que han cerrado el acto en recuerdo al torero natural de la localidad abulense de Fontíveros y que vivió gran parte de su vida en Salamanca.
El homenaje ha comenzado con un responso del capellán de la Plaza de Toros, Constantino Cascón Bueno, para continuar con la lectura de poemas taurinos de la mano de Paco March, presidente de la Federación de Entidades Taurinas de Cataluña; y terminar con la colocación de un ramo de flores junto a la escultura del matador, situada muy cerca de las de los toreros salmantinos Pedro Gutiérrez Moya ‘El Niño de la Capea’ y Santiago Martín ‘El Viti’.
Julio Robles
Nació en Fontiveros (Ávila) el 4 de diciembre de 1951, aunque es considerado un torero de Salamanca, donde vivió y regentó una ganadería. Robles, que desde muy temprana edad estuvo en contacto con el campo charro, se vistió por primera vez de luces el 28 de agosto de 1968 en Villavieja de Yeltes. Debutó con picadores el 10 de mayo de 1970, en la Plaza de Lérida, e hizo su presentación en Madrid el 10 de junio de 1972 junto a Angelete y el también torero salmantino El Niño de la Capea con toros de Juan Pedro Domecq.
A lo largo de su trayectoria consiguió tres Puertas Grandes en la plaza de toros de Las Ventas (1983, 1985 y 1989). El 13 de agosto de 1990, después de torear en Pamplona y en Santander, resultó gravemente herido al ser volteado por un toro de Cayetano Muñoz, de nombre “Timador” en la plaza francesa de Béziers. Sufrió un traumatismo del raquis cervical entre la quinta y la sexta vértebra, que le provocó la tetraplejia.
El matador falleció el domingo 14 de enero de 2001 en la clínica de la Santísima Trinidad de Salamanca a los 49 años de edad. Había sido operado de urgencia apenas veinticuatro horas antes, a causa de una perforación intestinal.