Parajes inconfundibles, olores que trasladan al turista a otros tiempos y una historia detrás de un camino, la que vivió el Premio Nobel recorriendo sus sendas
Todo comenzó hace exactamente 70 años. Un 6 de junio de 1946 Camilo José Cela inició el camino de su vida, ese que le llevó a conocer un lugar desconocido hasta ese momento, cruzarse con personas que nunca habría imaginado y vivir una experiencia imborrable de diez días que desembocó en uno de los libros más importantes de la literatura: ‘Viaje a La Alcarria’. Todos los turistas que quieran vivir una aventura parecida pueden acercarse hasta Guadalajara para comenzar este recorrido que, sin duda, será una vivencia que quedará para siempre en el recuerdo del caminante.
Camilo José Cela hizo este recorrido con el morral al hombro, con paradas a cada rato para disfrutar de la naturaleza, de sus gentes, para disfrutar de la vida… Decidió iniciarlo un día de repente, sin imaginar todo lo que ese viaje iba a depararle y sin saber que hoy, 100 años después de su nacimiento, sería una de las rutas españolas que más cautivaría a los turistas.
Se trata de un itinerario único en el mundo basado en un libro magistral, que une literatura y vida, sensaciones y cultura, una vivencia que pocos podrán olvidar. El universo que Cela describió en su relato mantiene hoy en día su esencia de paraíso cercano y entrañable, de que todo y nada puede pasar, de aventuras y desventuras, pero sobre todo, la esencia de “un hermoso país al que a la gente no le da la gana ir”, como dijo el propio escritor.
Esta aventura de novela de 293,9 kilómetros comienza en Madrid, es el kilómetro 0 de este apasionante viaje que llevará al turista a recorrer 22 pueblos de la provincia de Guadalajara. Dejará atrás el mundanal ruido y se dirigirá hacia el silencio de los parajes alcarreños, solo interrumpido por el piar de los pájaros y las cascadas de agua.
El viajero pasará por Taracena, Valdenoches y Torija, donde podrá disfrutar del museo de Cela situado en el castillo, un espacio repleto de recuerdos del viaje. Esta localidad se despide con un campo majestuoso y más adelante aparece Brihuega, bella y frondosa. Allí, el viajero podrá descansar, visitar monumentos, perderse entre sus gentes; en definitiva, vivir experiencias.
La ruta continúa por el Valle de Tajuña para llegar a Cívica, continuar hasta Masegoso, un pueblo de ‘color plata’ y acabar en Cifuentes. Su nombre lo dice todo, proviene del gran número de manantiales. Al salir de allí el aire es puro y La Alcarria sigue su sinfonía interpretada por los vencejos, las urracas y las alondras hasta la llegada a Trillo.
Viana de Mondéjar es el siguiente pueblo que encontrará el caminante a su paso. Allí podrá visitar uno de los lugares más emblemáticos de Guadalajara, las Tetas de Viana, dos montes que forman un peculiar paisaje. El día acaba en Budia, un municipio de gente abierta del que dijo: “Es un pueblo grande, con casas antiguas, con pasado probablemente esplendoroso. Las calles tienen nombres nobles, sonoros”.
El Olivar es otra de las paradas que hizo Cela. Desde el mirador, se divisan las espléndidas vistas y allí, a lo lejos, está el camino que lleva hasta Durón. A partir de ahí, la ruta está llena de colmenas con abejas que fabrican la famosa miel de La Alcarria hasta llegar a Pareja.
Casasana, el siguiente municipio del viaje, está subido encima de un monte. Además, la puerta del Monasterio de Santa María de Monsalud, situado en la localidad de Córcoles y declarado Bien de Interés Cultural, es vía de paso en esta ruta y trasladará al viajero al medievo, el tiempo en el que era lugar de peregrinación para aquellos que necesitaban curar la melancolía. El camino continúa y acaba en Sacedón, un lugar lleno de vida.
Desde allí, el viaje sigue hasta Tendilla, para acabar en la conocida villa de Pastrana, que surge grandiosa sobre el Río Arles. Su trazado es medieval y fue declarada Conjunto Histórico-Artístico, con una densa historia marcada por dos personajes tan relevantes como la Princesa de Éboli y Santa Teresa de Jesús.
Los días acaban, pero las vivencias perduran para siempre. La última etapa lleva desde Pastrana a Zorita de los Canes para culminar con la espectacular parada en la ciudad visigoda de Recópolis.
El viajero podrá planificar todo su camino, las paradas, las estancias y el recorrido a través de la página web www.turismoenguadalajara.es, un site renovado con fotos, reportajes, mapas interactivos, vídeos y toda la información sobre alojamientos y más establecimientos.
El viaje a La Alcarria es mucho más que un camino, es naturaleza, olores, sabores, sonidos y, sobre todo, es la conexión del viajero con su yo interior, ese que quizá hace tiempo que no escucha y con el que tendrá la oportunidad de reencontrase durante diez días, para que se quede con él el resto de la vida.
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