Para los amantes de la bicicleta existe una extensa red de carriles bici, vías verdes e itinerarios señalizados y clasificados según su grado de dificultad preparados para el cicloturismo.
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Barcelona, 19 de mayo de 2024 – Con un 30% de territorio protegido, Cataluña dispone de una enorme riqueza natural. Desde las cumbres de los Pirineos hasta las playas más recónditas de la Costa Brava, se despliegan un sinfín de paisajes únicos donde disfrutar de forma activa es un placer al alcance de todos.
Para los amantes de la bicicleta existe una extensa red de carriles bici, vías verdes e itinerarios señalizados y clasificados según su grado de dificultad preparados para el cicloturismo, así como centros especializados que ofrecen todos los servicios para los amantes de este deporte.
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De los Pirineos a la Costa Brava
Con un total de 340 kilómetros, la ruta Pirinexus atraviesa bosques centenarios, volcanes únicos, parques naturales, viñedos y calas vírgenes. Esta ruta circular permite conocer caminos históricos como los de la Retirada, lugares que transportan a la época griega y romana como las ruinas de Empúries y ciudades emblemáticas como Girona. Pedalearás por vías verdes, pistas forestales y carreteras poco transitadas, por lo que se aconseja usar una bicicleta híbrida de grava, trekking o similar. Se trata de una ruta ideal para hacer con alforjas, a tu ritmo y disfrutando del territorio en dos, cuatro o seis días.
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Castillos de la Segarra
El recorrido de la ruta Castillos de la Segarra es ideal para los apasionados de la historia. La comarca de La Segarra es conocida como tierra de castillos debido al gran número de fortificaciones que se levantan: en los siglos XI y XII en este lugar, atravesado por el valle del río Sió, se dibujaba la frontera entre los condados catalanes cristianos y el Al-Ándalus árabe, lo que convertía la zona en un espacio con fuertes necesidades defensivas. Conocerás los castillos de Cervera, Florejacs, Les Palargues, Aranyó y Montcortès, estando este último declarado Bien Cultural de Interés Nacional.
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Honería en la Vall d’Aran
La ruta de Honería, exigente por distancia y desnivel, atraviesa el valle casi virgen de Toran, donde el turismo ha dejado poca impronta y los pequeños núcleos poblados todavía conservan el encanto de hace siglos. El magnífico bosque de abeto y haya de la umbría de Toran es espectacular, así como las vistas desde Canejan sobre las poblaciones de Les y Bossòst, con el macizo de la Maladeta al fondo. Técnicamente no tiene apenas dificultad, pero sus más de 30 km y el fuerte desnivel hacen que tengamos que tener una buena preparación física.
Terres de l’Ebre con SH Hotels & Bike
El Hotel SB Corona Tortosa, perteneciente a la cadena de SH Hotels & Bike, cuya filosofía pone el foco en dar respuesta a todas las necesidades del ciclista, propone tres rutas para descubrir los hermosos paisajes que acompañan al Ebro a su paso por las tierras más australes de Cataluña: desde una ruta circular por Alfara de Carles que incluye un tramo de vía verde entre bosques recorriendo parte del Parque Natural de Els Ports, hasta otra que discurre por el Delta del Ebro combinando asfalto en carril bici, carreteras secundarias y caminos de tierra compacta, sin olvidar la ruta Mestral de Tornada, la mejor manera de conocer Tortosa sobre dos ruedas.
Ruta de Vilanova de Escornalbou a las ermitas
La Ruta de Vilanova de Escornalbou a las ermitas, es una excursión de corto recorrido que, desde el pueblo de Vilanova d’Escornalbou, conduce a las ermitas de la Virgen de la Roca y de San Ramón de Mont-roig del Camp, atalayas privilegiadas encaramadas en lo alto de roca roja. El pintor Joan Miró, cautivado por la fuerza de este paisaje, la inmortalizó en varios cuadros mientras veraneaba en Montroig. La ruta es de dificultad baja, apta para familias con niños y la duración del recorrido es de 1 hora y 40 minutos.
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Mar, viñedos y montaña en Penedés
La ruta Penedès 360° te acercará al mar, te acompañará entre viñedos y conducirá hasta la cima de la montaña. La idea es recorrer en bicicleta los pueblos, las bodegas y las ermitas por tranquilos caminos que discurren entre viñedos, con Montserrat como decorado omnipresente. No hay dificultades técnicas y el recorrido es cien por cien ciclable, por lo que es ideal para admirar la arquitectura popular de la zona así como las diferentes tonalidades de verde y envero que envuelven el paisaje.