El sonido en algunos momentos fue inexistente o con un ruido que impedía seguir el relato. Una buena idea muy mal ejecutada.
Este domingo el Centro de Iniciativas turísticas de Zamora organizó la recreación histórica del 900 aniversario de la investidura como caballero del que años después sería el primer Rey de Portugal en la Catedral de Zamora, hecho acaecido el día de Pentecostés de 1125 (estaríamos por tanto ante el 898 aniversario, para ser exactos)
Esta representación contó con el apoyo de la Fundación Caja Rural, Cabildo Catedral de Zamora, la Fundación Rei Afonso Henriques, la Associação Grã Ordem Afonsina de Guimarães, Ayuntamiento de Zamora, Diputación de Zamora, FECITCAL y Nos Impulsa.
Los actos comenzaron con un desfile medieval hasta el atrio de la Catedral de San Salvador de Zamora en dónde tuvo lugar la recreación histórica a cargo de los grupos de teatro Natus y Juan del Enzina.
Y aquí empezaron los despropósitos. El escenario lo presidía un repostero con los versos manipulados del romance undécimo de la infanta Urraca. “Allá en Castilla la Vieja, un rincón se me olvidaba, Zamora había por nombre, Zamora la bien cercada…” Cuando el texto original dice “Allá en tierra leonesa un rincón se me olvidaba, Zamora tiene por nombre, Zamora la bien cercada,…”
Si los autores del libreto hubieran vuelto la vista a su izquierda verían un mural del Ayuntamiento de Zamora con los versos correctos.
Segundo despropósito: Mezclar churras con merinas.
Como introducción al acto central los grupos de teatro Natus y Juan del Enzina representaron el Cerco de Zamora ocurrido en el 1072 bajo Urraca I, Señora de Zamora.
Mientras los hechos que se pretendían recrear acontecieron 53 años después bajo el reinado del rey leonés Alfonso VII el Emperador, primo de Alfonso Henriques e hijo de Urraca I de León y sobrino de Teresa, madre del nuevo Rey Portugués.
Si no nos equivocamos pusieron en escena ¿Historia de una traición?, un montaje basado en textos del casposo y pancastellanista “Romancero viejo”, y que fue ganador del Certamen Literario «Bellido Dolfos y el Cerco de Zamora”. Que a estas alturas haya zamoranos que no tengan clara la hazaña de Bellido Dolfos así como la gesta de Arias Gonzalo y sus hijos ante el bravucón castellano Diego Ordoñez de Lara, es para que se lo hagan mirar.
De nuevo si hubieran mirado a su izquierda hubieran visto el antiguo portillo de la traición renombrado portillo de la lealtad el 22 de diciembre de 2010 cuando se formaliza institucionalmente en un acto de redenominación presidido por la alcaldesa de Zamora, la popular Rosa Valdeón, realizando la lectura de un texto de desagravio a Bellido Dolfos, ensalzando su figura, y descubriendo una placa oficializando el cambio.
¿Qué tiene que ver el cerco de Zamora con el evento que se pretende conmemorar, como no sean las pocas ganas de hacer un libreto propio para la ocasión?
Tras esta representación, un grupo Benegiles que ataviados con trajes medievales entonaron delante del escenario “El Romance de doña Alda” dedicado a Roldán muerto en la Batalla de Roncesvalles.
Tras esta actuación comenzó la tan esperada representación de la investidura como caballero del joven Alfonso Henriques que en aquel entonces tendría unos 16 años, y que duró apenas 10 minutos.
Con una breve narración se aproximó a los presentes a la historia de aquellos años por boca de una narradora sin explicar los personajes subidos a un estridente escenario patrocinado por Caja Rural que desentonaba con puesta en escena que requería ese hecho histórico.
Nadie explicó que ese señor vestido de obispo más propio del entierro de la sardina era el arzobispo de Braga de aquella época, Paio Mendes. Y por supuesto no supimos quien era el noble que acompañaba al joven caballero.
En el acto de investidura se entregó al joven Alonso Henriques las espuelas y tras ello tuvo lugar el llamado “Espaldarazo”, consistente en un golpe de espada en la espalda que el caballero protector daba al pretendiente, con las palabras rituales.
Tras su investidura, los figurantes formaron un cortejo para entrar en la Catedral escoltados por miembro de la “Asociação Veteranos Lanceiros de Portugal” dónde tendría lugar la Santa Misa presidida por el Obispo de Zamora (ahora el auténtico, Fernando Varela Sánchez).
Ya en la Catedral el joven caballero y futuro Rey de Portugal tomo asiento en un lugar preeminente y comenzó la eucaristía mientras el personal de la Catedral expulsaba del templo a todos aquellos que no se quedaran a la ceremonia religiosa y que pretendía ver la Catedral sin pasar por caja.
En definitiva una buena idea para poner en valor la importancia de la Ciudad de Zamora, la bien cercada, y sus gestas en la Edad Media como parte fundamental del Reino de León.
Lo acontecido este domingo fue una puesta en escena pobre, sin cuidar ni el entorno ni el vestuario –salvo el de las mujeres de Benegiles, ya que, por ejemplo el traje del arzobispo que presidía la ceremonia de juramento era simplemente patético. La representación no concedió ni un guiño a los elementos heráldicos propios de la época. No hubo programa de mano que informara sobre lo que ocurría en el escenario, con una escasísima información en Redes y hasta en la propia web de los organizadores. Solo los portugueses se tomaron en serio el evento y ahí les vimos rindiendo honores a su Rey con la solemnidad propia que la recreación requería.
Y además el sonido en algunos momentos fue inexistente o con un ruido que impedía seguir el relato. Y como remate de los despropósitos las campanas de la Catedral de Zamora se pusieron a replicar como si no hubiera un mañana para anunciar la misa de 1 que vino a complicar aún más el problema del sonido. En definitiva un buena idea muy mal ejecutada.