Este territorio andaluz posee seis D.O., rutas vertebradas de todos sus productos y más de 80 recetas autóctonas todas llenas de calidad y sabor.
El arduo trabajo conjunto entre Ayuntamiento y Diputación de Córdoba para poner en valor todos sus productos gastronómicos que han hecho del territorio uno de los más prolíficos de España en este campo ha obtenido su recompensa este año con el otorgamiento del título de Capital Iberoamericana de la Gastronomía. Un destino que, más allá de su legado histórico mozárabe y cristiano, se siente orgulloso de sus seis Denominaciones de Origen -en aceite de oliva virgen, vinos y finos, y jamón ibérico-, sus nueve rutas vertebradas y sus recetas típicas, entre las que destacan las populares para elaborar Salmorejo o Flamenquines, y otras menos conocidas como el Pez Espada a la Cordobesa, los Caracoles a la Parra o la Sopa de Párroco, entre otras.
Córdoba, destino privilegiado para el amante de la buena comida, disfruta durante todo este 2014 de la etiqueta de Capital Iberoamericana de la Gastronomía, otorgada por la Academia Iberoamericana de la Gastronomía. Un sello internacional único que galardona los esfuerzos realizados tanto por el Ayuntamiento como por la Diputación de Córdoba para potenciar un segmento clave de la identidad cordobesa, de su economía y de la promoción turística del territorio.
Un destino que destaca gastronómicamente por sus recetas autóctonas reconocidas por todos y ya convertidas en creaciones universales, como el Salmorejo cordobés, el Rabo de toro, los Flamenquines, el Pastel cordobés o las Alcachofas a la montillana. Pero también por otras menos populares pero igualmente destacadas como la Ensalada cordobesa –con pimientos, cebollitas, tomates, perejil y ajos-, la Berza cordobesa -cocinándola con chorizo y tocino-, la Sopa de Párroco –con judías blancas, tomate, cebolla, patatas y pan-, los Caracoles de la Parra –con pimiento molido, laurel, ajo y pimentón picante, o el Pez Espada a la Cordobesa –asado con una salsa de tomate, cebolla, ajo y perejil-, entre otros manjares.
Y aún hay más: el Gazpacho carpeño, el Carnerete de Cañete de las Torres, la Sopa de ranas de Almodóvar del Río, las Patatas rellenas de Bujalance, la Pierna de venado de Hornachuelos, el Moje de tomate con masilla, la Sopa dorada de Hinojosa del Duque, la Lechuga al ajo, el Chupacharcos, el Revoltillo baenense, los Calabacines en pisto de Fernán Núñez… y así hasta 86 recetas únicas que reúnen todo el sabor de la vega cordobesa, de las reses de Sierra Morena o de la huerta del Valle del Guadalquivir.
Creaciones culinarias con sello inconfundible que no serían nada sin la materia prima. Y ahí es donde entran las seis Denominaciones de Origen que posee el territorio cordobés: cuatro de aceite de oliva virgen –Baena, Priego de Córdoba, Montoro-Adamuz y Lucena-, una de vino –Montilla Moriles-, y una de jamón ibérico –Los Pedroches-. Productos que destacan por la calidad en su producción, en su recolección y en sus estándares de comercialización, y que suponen auténticas marcas turísticas ligadas a zonas concretas de Córdoba.
A estas se les podrían añadir la miel de Montoro y Hornachuelos, el membrillo de Puente Genil, los anises de Rute, los ajos de Montalbán, la carne del monte de Sierra Morena, los garbanzos de Cañete de las Torres, las naranjas de los campos de Palma del Río o los quesos de las Sierras Subbéticas, por poner algunos ejemplos de la inmensa despensa cordobesa y sus infinitas posibilidades gastronómicas y culinarias.
Una variedad que posibilita la creación de rutas enogastronómicas oficiales vertebradas por los municipios cordobeses para no perderse ninguna de las recetas autóctonas ni de los productos que identifican y definen su actividad comercial e industrial. Hasta nueve rutas se pueden disfrutar a lo largo y ancho de Córdoba: la Ruta del Aceite en Baena, la Ruta del Aceite en Priego de Córdoba, la Ruta del Aceite en Montoro-Adamuz, la Ruta del Aceite en Lucena, la Ruta del Vino Montilla-Moriles, la Ruta del Ibérico, la Ruta del Anís y el Mantecado, la Ruta de la Miel y el Membrillo, y la Ruta de los Sabores Tradicionales.
Gracias a todo este amplio espectro gastronómico, Córdoba es la primera Capital Iberoamericana de la Cultura Gastronómica. Un título que premia la pasión, la constancia y el desempeño eficaz del sector productivo cordobés que, gracias a la estrecha colaboración del Ayuntamiento y de la Diputación de Córdoba con el tejido empresarial local, ha puesto las bases que han desembocado en este nombramiento de marcado carácter y prestigio internacional.