Las multitudinarias fiestas del San Froilán son las más hermosas del otoño gallego, dijo Álvaro Cunqueiro en su tiempo. Y no exageraba: en realidad, hoy puede decirse que son las más hermosas de todas las estaciones en Galicia.
El cinco de octubre San Froilán, el amigo de los lobos, es el pretexto para unos festejos en los que Lugo, siempre ciudad abierta, está más abierta que nunca. Millares y millares de personas acuden a la vieja ciudad, no solo de los alrededores, no solo de toda Galicia, sino también de fuera, y muy especialmente de Asturias y León. El Domingo das Mozas, el siguiente al día del Patrón, es un verdadero río de gente, que siempre parece que no cabe y siempre acaba por caber.
Y además las fiestas del San Froilán son una de las mejores ocasiones para conocer el Lugo monumental, concentrado en el centro histórico, que del 4 al 12 de octubre, vestido de fiesta, adquiere un esplendor especial, teñido con la luz y los colores del otoño.
Una visita a la Oficina Municipal de Turismo y Centro de Interpretación de la Muralla puede ayudarnos a obtener un mayor beneficio de nuestra estancia. Además, la oficina y el centro están situadas en una noble casa de la Praza do Campo, uno de los lugares más hermosos de la ciudad vieja y centro neurálgico del Lugo gastronómico.
Imprescindible es el paseo por el adarve de la muralla romana, Patrimonio de la Humanidad, monumento único en el mundo, pues es la única que en todo el territorio del Imperio conserva íntegro su perímetro. Un paseo de algo más de dos kilómetros permite ver el centro histórico desde arriba, e incluso fantasear con otros tiempos, diciendo casi como Napoleón: “Viajero, tienes dos milenios a tus pies”.
Otro de los gozos de Lugo es la visita a la catedral, un gran templo construido en el tiempo del románico y esencialmente románico y gótico, pero con partes renacentistas y barrocas de gran belleza y armonía, entre las cuales destaca la capilla de la Virgen de los Ojos Grandes, obra maestra del arquitecto compostelano Fernando de Casas Nóvoa, o el altar mayor con las bóvedas decoradas por impresionantes pinturas.
Tampoco debe perderse la ocasión de visitar dos joyas del gótico mendicante gallego: la iglesia de Santo Domingo, del antiguo convento dominicano, y la de San Pedro, del convento franciscano –ésta aprovechando que en este año celebramos el octavo centenario de la peregrinación a Compostela de San Francisco, que según la tradición pasó por Lugo y fundó personalmente el primer convento lucense. Y feliz casualidad: el día de San Francisco es precisamente el 4 de octubre, víspera de San Froilán.
La Praza Maior, rodeada de notables edificios de diversas épocas, tiene en la cabecera la Casa Consistorial, obra del arquitecto Lucas Ferro Caaveiro considerada una de las más bellas obras del barroco civil gallego.
Pero aparte los monumentos singulares, el Lugo histórico es un gozo de plazas y calles que conviene recorrer despacio, teniendo en cuenta además –pero sin dejarse llevar más allá de lo que manda la prudencia– la densa presencia de tabernas, bares y restaurantes donde el buen vino y la buena gastronomía son ley. La Praza do Campo y la Rúa do Miño que articulan el barrio medieval o Burgo Viejo. La larga y antigua Rúa Nueva. La calle de San Pedro y el Campo Castelo que coinciden con el llamado Burgo Nuevo, también de origen medieval. La Praza de Santa María, con la catedral y el palacio episcopal y con su piscina romana musealizada al aire libre. Y también las partes más modernas que se desarrollaron en el siglo XIX: las calles Raíña y Progreso, la plaza de Santo Domingo, la calle San Marcos que ahora es más bien una plaza…
Y a lo mejor nos queda todavía algún tiempo para los museos. Por una parte el Museo Provincial, tan variado, que incluye el claustro románico y el refectorio y la cocina barrocas del viejo convento de los franciscanos. La Domus del Mitreo, con su singular templo de Mitra espectacularmente musealizado. La Casa de los Mosaicos o Domus Oceani, lo que queda de una rica mansión romana con instalación audiovisual. El Centro Arqueológico de San Roque, con restos de una necrópolis romana. La Sala Porta Miñá, con numerosos testimonios arqueológicos del Lugo romano. El Museo Interactivo de la Historia de Lugo, impresionante edificio vanguardista enterrado en el Parque da Milagrosa.
Y bajando por la calzada romana de la Vía XIX del Itinerario de Antonino, podemos visitar los restos de las grandes termas romanas de Lugo, en el actual Hotel Balneario, y el Puente Viejo, de origen romano, magníficamente restaurado hace un año, sobre el río Miño, remansado por los viejos caneiros o presas para la pesca de anguilas, discurriendo majestuoso y solemne entre robledales y bosques de ribera.
Y al otro lado del Puente Viejo, el Barrio da Ponte, formado alrededor del antiguo lazareto fundado ya en la Edad Media, que conserva un gran edificio barroco que añade carácter monumental a su belleza fluvial. Por aquí pasaba y sigue pasando el Camino Primitivo de peregrinación a Santiago de Compostela, anterior al Camino Francés. El Barrio da Ponte, extraurbano pero fuertemente vinculado a la ciudad, bien merece un paseo, porque Lugo es mucho mundo y el Miño es mucho río.
Y no un solo río. Además del Mera, el río de los molinos, al lado del cual hay una ruta señalada de senderismo, está el río Rato o Fervedoira, con un verdadero parque de varios kilómetros a sus orillas, entre antiguas robledas. Un magnífico paseo para una mañana de ocio y sosiego, cuando la fiesta del San Froilán está tal vez a medio gas y nos apetece un descanso bucólico del rebumbio urbano.
Quizá entre la fiesta y los paseos por la ciudad y sus alrededores no nos basten los días que traemos para las fiestas de San Froilán. Pero podemos volver, y volveremos. Al San Froilán por las fiestas y por la gastronomía, fundamentada especialmente en un plato mítico, el pulpo al estilo de la feria, que podemos disfrutar tanto en los restaurantes clásicos como en las grandes “casetas”, que son en realidad enormes y cómodos restaurantes instalados durante todo el mes de octubre en las cuestas del parque, por debajo del parque Rosalía de Castro, otra de las grandes bellezas de Lugo. Pulpo a la feria y carne ao caldeiro son la comida tradicional de los sanfroilaneros, pero hay mucho más, porque ya lo dice un viejo dicho: Para comer, Lugo.
Fuente y más info: http://www.sanfroilan.info/es/lugo-es-mucho-mundo/