El castillo se sitúa a las afueras de la localidad de El Payo, en el municipio de Salamanca. Está ubicado en lo alto de una loma. Se piensa que el castillo existió antes que el propio pueblo y que éste se creó a su amparo.
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El castillo de El Payo está ubicado en un municipio del mismo nombre, en la provincia de Salamanca. Formaba parte de la red fronteriza de fortalezas que protegían a Salamanca de ataques e incursiones de sus vecinos lusos. Su particular ubicación le brindaba las condiciones necesarias para fungir como punto estratégico, ya que se encontraba ubicado en lo alto de una loma y su acceso era a través de un empinado y angosto camino.
En El Payo existe un cementerio sobre las ruinas de su antigua fortaleza. En lo alto de una loma, accediendo por un empinado camino de cemento, se encuentran lo que queda de su castillo. Poco se sabe de él, aunque referencias relacionadas con otras historias nos confirman que existió. Aunque de alguna manera parece como si no hubiera existido.
Junto al cementerio aparecen restos de argamasa y piedra que se presume parte de los muros medievales, y junto a la valla se vislumbra una especie de base de lo que pudo ser la torre del homenaje. Los demás restos están esparcidos por la loma.
Se piensa que el castillo existió antes que el propio pueblo y que éste se creó a su amparo. Se cree que pudo haber formado parte de la red de atalayas de la zona, edificadas para controlar las tierras que se reconquistaban, y se tiene la creencia de que en su estructura se pareciera al castillo de Eljas, muy próximo, en la provincia de Cáceres.
La verdad es que tuvo cierta relevancia a mediados del siglo XVII en las correrías fronterizas con Portugal. En algunas crónicas se cita su existencia en ese siglo y en el siguiente. Quizás fue su señor Fernán Centeno El Travieso.
De hecho en «El libro del Bastón» se asegura que el castillo de El Payo perteneció al mayorazgo de los Águila, del marquesado de Espeja. En 1634, junto con otros pueblos de la zona, el Payo pasó a manos de un caballero de la Orden de Alcántara, Pedro Alonso Flores y Montenegro. Se sabe que más tarde el pueblo y el castillo pertenecieron a la marquesa de Cartago, título creado en el siglo XIX, desmoronándose, precisamente en esta época.
Historia
El castillo fue construido antes que el pueblo en función de atalaya defensiva perteneciente a una red defensiva en el contexto de la reconquista cristiana por parte de los reinos cristianos contra los musulmanes.
Pero a juzgar por la similitud de este castillo con el Eljas, en la provincia de Cáceres, probablemente fue construido en el siglo XV como parte de la red defensiva de los territorios en disputa con los portugueses. Su punto más álgido fue en el siglo XVII durante la guerra de restauración portuguesa, y es de esta época de donde se tiene más documentación. En 1634 pasó a manos de un caballero de la Orden de Alcántara llamado Pedro Alonso Flores y Montenegro. Posteriormente, en el siglo XIX, perteneció a la marquesa de Cartago. En este mismo siglo el castillo se demoraría, dejando sólo restos de lo que una vez fue.
Su ubicación sugiere un carácter belicoso, teniendo en cuenta que formó parte de la red defensiva española durante los enfrentamientos con los portugueses. Su ubicación estratégica y elevación también lo hacía perfecto para vigilar y prevenir cualquier ataque enemigo.
El castillo está destruido desde el siglo XIX, pero aún se pueden ver los restos repartidos por toda la loma en donde estaba ubicado. Solo se conservan vestigios del recinto exterior y los cimientos del interno, utilizado para levantar los muros del cementerio. Se observan restos desperdigados de bloques de hormigón