Aúna el prestigio de su historia con toda la cultura tunecina actual.
Madrid, 28 de octubre de 2016-. A tan solo veinte kilómetros de Túnez, presidiendo el golfo, se encuentra Cartago, una de las ciudades más poderosas de la antigüedad. Cuenta con un pasado prestigioso y una ubicación inigualable, de cara al mar turquesa, que hacen de ella una visita imperdible en cualquier viaje a la capital, fácilmente accesible en tren desde la misma.
Cartago es hoy una ciudad repleta de vida, famosa por ser sede de algunos de los mejores festivales culturales y albergar numerosos restaurantes de gran calidad, cuya cocina está animada por los sabores más auténticos del mar.
Fundada por la princesa fenicia Dido, la antigua ciudad fue la gran enemiga de griegos y romanos, cuyas Guerras Púnicas marcaron su historia. Además, fue una civilización refinada y comercial, abierta a otras culturas mediterráneas a través de sus puertos. A día de hoy, quedan pocas ruinas de la antigua capital púnica, ya que la mayoría son romanas.
Sus restos, en parte cubiertos por la ciudad moderna, permanecen todavía hoy en la zona, convertida en un Parque Arqueológico declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
La visita al mismo comienza por el Tofet, un santuario dedicado a las deidades fenicias de Tanit y Bâal Hammon, en pleno barrio de Salambó. Se trata del lugar de culto púnico más antiguo de Cartago, donde se ofrecían sacrificios y se erigían estelas en honor de ambos dioses. Muy cerca se encuentran los puertos púnicos, símbolo de la potencia marítima de la ciudad.
Otro de los grandes protagonistas del yacimiento son las termas de Antonino, los baños más importantes de la época romana. Los restos están repartidos a lo largo de más de 200 metros de costa tunecina y todavía se conservan la capilla bizantina, la columna frigidarium –de 15 metros de altura– y los sótanos de las termas, donde trabajaban los esclavos. Los amantes de la fotografía encontrarán en este enclave un lugar mágico para hacer sus instantáneas.
La colina de Byrsa corona las ruinas, ofreciendo una vista panorámica de la antigua ciudad con el mar como telón de fondo. Allí se encuentra la Catedral de San Luis, de la colonización francesa, actualmente abierta al público y utilizada como sede de espectáculos y festivales.
Muy próximo se encuentra el Museo Nacional de Cartago, uno de los más importantes del país, con una valiosa colección que permite recrear todo el apogeo del pasado de Túnez. Expone varias estelas grabadas, estatuas, amuletos y otros recuerdos de la Cartago existente previa a la época romana.
Al oeste de la colina de Byrsa se encuentra el anfiteatro romano, construido a finales del siglo I o a principios del siglo II, cuya explotación por parte de saqueadores de piedra y metal lo ha nivelado al suelo, permaneciendo solo su arena y el muro del perímetro, recientemente restaurado.
Cartago es un enclave único que contiene un bagaje cultural que recorre gran parte del testimonio mediterráneo, a través de la celebración de eventos como el Festival de Verano o el Festival Internacional de Cartago de música clásica. Ha sabido integrar de forma natural las diversas civilizaciones que la formaron con toda la tradición posterior del país, lo que convierte cada visita a Cartago en una inmersión cultural e histórica extraordinaria.
Cerca se encuentran otras zonas que bien merecen ser visitadas, como la ciudad pesquera azul y blanca de Sidi Bou Said, Gammarth y La Marsa.
Más información en http://www.turismodetunez.com/.