Este 25 de noviembre se realizará la tradicional ofrenda floral en el Cementerio Municipal de Béjar.
La concejala de Cultura, Ana V. Peralejo ha dado el pasado 20 de noviembre la programación organizada por el Ayuntamiento de Béjar con motivo del 70 aniversario del fallecimiento del escultor Mateo Hernández.
Hasta este domingo, 24 de noviembre se ha podido visitar una pequeña exposición de bocetos de Mateo Hernández en el Museo que lleva su nombre además de haber celebrado una jornada de puertas abiertas para todas las personas que se quieran acercar a visitar y conocer sus obras.
Y hoy lunes, 25 de noviembre a las 12:00 horas en el Cementerio Municipal de San Miguel tendrá lugar la tradicional Ofrenda Floral.
Mateo Hernández Sánchez
Mateo Hernández Sánchez nació en Béjar en 1884 y es considerado como uno de los escultores españoles más destacados de la primera mitad del siglo XX y uno de los más reconocidos fuera de España, fundamentalmente en Francia, gracias a su manejo de la «talla directa».
Tras un tormentoso matrimonio con Petra Téllez se traslada a Salamanca en 1906, donde consigue, probablemente por la intervención de Miguel de Unamuno, una beca de la Diputación de Salamanca para estudiar en la Escuela Nacional de Bellas Artes. En el curso académico 1906-1907 se matricula en la asignatura de Dibujo y Modelaje del antiguo. No se matriculó en el curso siguiente pero permanece en Madrid, ya que el 30 de abril de 1908, al inaugurarse la Exposición Nacional de Bellas Artes, Mateo Hernández en Sección de Escultura expone un autorretrato y tres retratos, teniendo su domicilio en la calle de los Estudios, núm.10.
Regresa a Salamanca donde permanece hasta finales de 1909 o primeros de 1910 que marcha a París. A su llegada a la capital de Francia, sin saber francés, se pierde. No sabía que hacer. Encuentra trabajo en una obra, y como tallaba bien la piedra, comenzó a ganar para vivir. Cuando Mateo Hernández marcha a París, en su pequeño equipaje lleva una carta de Miguel de Unamuno para Rubén Darío, al cual visita en la calle Herschel y en 1912 le hizo un busto en yeso por lo barato de la materia prima.
El 15 de mayo de 1912, Mateo Hernández tropieza con una joven francesa de dieciocho años, Fernande Carton Millet, diez años menor que él. Ella era una estudiante de magisterio, él un bohemio, mejor dicho un hombre solitario que consagra toda su vida a la creación del arte. Mateo y Fernande, desde aquel día, no volvieron a separarse hasta la muerte del escultor, salvo un paréntesis de catorce meses, que el escultor bejarano volvió a Salamanca.
En París entra en contacto con la bohemia y comienza a trabajar la talla directa en bloques de piedra. Su tema preferido son los animales, dada su especial psicología para su trato con ellos y también dadas sus dificultades económicas para conseguir otros modelos.
En 1920 en el Salón de Otoño de París consigue llamar la atención con varias de sus obras. Su Pantera es vendida al Barón de Rothschild por 60.000 francos -un precio desorbitado para la época-, lo que le abre la puerta de la fama y el reconocimiento.
Comienza así un período en el que el artista va a poder trabajar con mayor desahogo económico y confianza. A finales de 1923 adquiere un bloque de diorita de dos metros de largo y durante más de dos años trabaja sobre una de sus obras más conocidas, La pantera de Java , después llamada Pantera Kerrigan, que se encuentra actualmente en el Metropolitan de New York aunque no expuesta al público. La obra se expondrá en la Exposición Internacional de Artes Decorativas de París del año 1925. Con ella consigue el Gran Premio de Escultura y su consolidación como escultor.
Desde el año 1928, en que se instala en Meudon, hasta el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, transcurren unos años caracterizados por su consagración definitiva como escultor. En la extensa finca de Meudon, el escultor va a realizar las obras de mayor tamaño, la escultura monumental que durante años había estado soñando.
El 25 de noviembre de 1949 fallece en Meudon (Francia). Será enterrado en medio del más completo silencio institucional. Debido a su republicanismo manifiesto y su escaso catolicismo, el traslado de sus restos a España -en pleno nacional-catolicismo– y su posterior entierro en Béjar estuvieron rodeados de retrasos y silencios oficiales, frente a la expectación y el orgullo de su localidad natal.
Fecha de inicio: 25-11-2019
Fecha fín: 25-11-2019
Lugar: cementerio municipal de béjar