Este año se conmemora el 70 aniversario de su fallecimiento y la concejala de Educación Ana V. Peralejo, ha sido en esta ocasión la encargada de trasmitir unas palabras de recuerdo al escultor bejarano.
Cada 25 de noviembre, como es tradicional, fecha de la muerte del escultor bejarano Mateo Hernández, el Ayuntamiento de Béjar realiza la ofrenda floral sobre la tumba del artista en el Cementerio Municipal de San Miguel.
Mateo Hernández fallece el 25 de noviembre de 1949 en Meudon (Francia), siendo enterrado en medio del más completo silencio institucional. Debido a su republicanismo manifiesto y su escaso catolicismo, el traslado de sus restos a España -en pleno nacional-catolicismo– y su posterior entierro en Béjar estuvieron rodeados de retrasos y silencios oficiales, frente a la expectación y el orgullo de su localidad natal.
El 29 de noviembre de 1949, el cadáver de Mateo Hernández, hasta que fuese posible su traslado a Béjar, pueblo natal, fue inhumado en el cementerio de Meudon, embalsamado y depositado en una caja de cinc, que precintada con los sellos del Consulado General de España en París, fue introducida en un arcón de roble con empuñaduras de plata. El mismo día 29 de noviembre el embajador de España en París recibe un telegrama del alcalde Béjar interesándose si Mateo Hernández había dejado dispuesto alguna cosa con respecto al traslado de su restos mortales a Béjar.
El 30 de noviembre el embajador de España en París recibe un telegrama cifrado del Ministerio de Asuntos Exteriores en el que se comunicaba la autorización del Ministro de la Gobernación para trasladar a España lo restos mortales de Mateo Hernández, dándose las órdenes oportunas al puesto fronterizo de Irún para facilitar el paso del cadáver.
Mateo Hernández había donado al Estado español una amplia colección de esculturas de su última época y algunas anteriores que había ido recuperando en los últimos años. En el conjunto destacan La Bañista, una de sus obras maestras, y su monumental El escultor sentado.
Aunque en un principio las obras se habían destinado al actual Museo Reina Sofía, finalmente el Estado las cede en depósito a la ciudad de Béjar, donde se exhibe medio centenar de piezas en el Museo Mateo Hernández situado en el antiguo Hospital de San Gil.