La Biblioteca Nacional de España con la colaboración del Gobierno de Cantabria presenta ‘Beato de Liébana: La fortuna del Códice de Fernando I y Sancha’, una exposición que muestra en detalle uno de los Beatos más célebres de los que se conservan de la Edad Media.
Comisariada por Sandra Sáenz-López Pérez, la muestra bucea entre los folios de este documento manuscrito para descubrir una de las obras artísticas más fascinantes de la Alta Edad Media, protagonista, además, de una parte fundamental de la historia del libro medieval iluminado.
Un best seller medieval
Con el nombre de “Beatos” se conoce un corpus de copias manuscritas del Comentario al Apocalipsis que a finales del siglo VIII realizó Beato de Liébana. Se conservan casi cuarenta Beatos, entre códices y fragmentos, copiados principalmente entre finales del siglo IX y principios del XIII.
La obra se convirtió en un best seller medieval. El ejemplar de la BNE – manuscrito custodiado en la institución desde sus orígenes- recibe el nombre de sus promotores, Fernando I y Sancha, es uno de los pocos Beatos de encargo regio, y su factura material y riqueza artística dan cuenta de una cuidada realización.
En la exposición se sigue el rastro de este Beato desde su origen, a través de la historia y las manos de quienes lo poseyeron y consultaron, responsables de sus modificaciones, y del valor que hoy se le asigna. De León a Madrid, Toledo, Plasencia (Cáceres) y Mondéjar (Guadalajara), de donde era Gaspar Ibáñez de Segovia, marqués de Mondéjar (1628-1708), su último propietario. Su biblioteca fue incautada por Felipe V durante la guerra de Sucesión, pasando así el Beato de Fernando I y Sancha a la Biblioteca Real, germen de los fondos librarios de la actual BNE.
Comentar el Apocalipsis
Tradicionalmente se acepta que el mensaje divino del Apocalipsis fue transmitido en la isla de Patmos a Juan, identificado con el apóstol San Juan y con el autor del Evangelio que lleva su nombre. Se trata del texto más simbólico y hermético de la Biblia, lo que muy probablemente motivó la aparición de comentarios que lo interpretaran. Muchos autores abordaron esta tarea: Victorino de Pettau (ca. 250-304), Ticonio (ca. 330-ca. 390), Apringio de Beja (m. 540) y, en la segunda mitad del siglo VIII, Beato de Liébana que lo dividió en sesenta y ocho partes, cada una de las cuales constituía una “historia” (storia). Estas storiae iban seguidas de una explicación (explanatio), basada en textos patrísticos y comentarios propios. Al inicio de su Comentario, Beato presenta la obra como su “librito”, y lo describe como “la llave de toda la biblioteca”.
En la exposición se muestran 25 obras, todas de la BNE, y un facsímil del Beato de Fernando I y Sancha, gentileza de Moleiro Editor, para consulta del público visitante.
Actualmente, el ‘Códice de Fernando I y Sancha’ se encuentra custodiado bajo estrictas medidas de conservación. Accesible solo a investigadores, su digitalización en la Biblioteca Digital Hispánica de la BNE y su copia facsimilar permiten el acceso al ejemplar y su disfrute.
La comisaria Sandra Sáenz-López Pérez
Sandra Sáenz-López Pérez (Salamanca, 1978) es Profesora Contratada Doctora en la Universidad Autónoma de Madrid. Doctora en Historia del Arte (UCM, 2007) y Diplomada en Conservación y Restauración (ESCRBC, 2003), ha centrado su investigación en la cartografía histórica de la Edad Media y la temprana Edad Moderna.
De su trabajo con los manuscritos del Comentario al Apocalipsis de Beato de Liébana deriva Los mapas de los Beatos: la revelación del mundo en la Edad Media (Burgos: Siloé. Arte y Bibliofilia, 2014). Ha comisariado exposiciones como Marginalia in cARTography, Chazen Museum of Art, Madison, WI, Estados Unidos (2013) y Cartografías de lo desconocido. Mapas en la BNE, con Juan Pimentel (2017-2018). Es miembro del equipo editorial de Imago Mundi. The International Journal for the History of Cartography.
Como actividad paralela a la exposición ‘Beato de Liébana. La fortuna del Códice de Fernando I y Sancha’, la BNE y Juventudes Musicales de España, con la colaboración de FABNE, presentan – el miércoles 22 de marzo – el concierto Factum est Silentium. Imagen y sonido del Apocalipsis en la Edad Media.
Descárgate el folleto del Beato de Liébana
El Beato de Fernando I y Sancha
La Biblioteca Nacional de España atesora uno de los Beatos más célebres de los aproximadamente cuarenta ejemplares que, entre códices y fragmentos, hemos conservado de la Edad Media. Con el nombre de “Beatos” se conoce un corpus de copias manuscritas del Comentario al Apocalipsis que a finales del siglo VIII realizó Beato de Liébana. Este ejemplar de la BNE recibe el nombre de sus promotores, Fernando I y Sancha. Los monarcas son mencionados en el colofón (fol. 316r) –donde se designa también la fecha del Beato (1047)– y nuevamente en el laberinto (fol. 7r). El de Fernando I y Sancha es uno de los pocos Beatos de encargo regio, y su factura material y riqueza artística dan cuenta de una cuidada realización.
El manuscrito está custodiado en la BNE desde los orígenes de esta institución. La signatura que lo identifica (Vitr/14-2), evoca que una vez estuvo en la sala de manuscritos de la actual Sede de Recoletos tras una vitrina: allí se guardaban y exhibían los códices más valiosos.
Actualmente se encuentra bajo estrictas medidas de conservación. Accesible solo a investigadores, su digitalización en la Biblioteca Digital Hispánica y su copia facsimilar permiten el acceso al ejemplar y su disfrute. Convertir este Beato en eje cardinal de esta exposición consigue acercar al público al manuscrito original. El objetivo de la muestra es bucear entre sus folios para descubrir una de las obras artísticas más fascinantes de la Alta Edad Media, protagonista, además, de una parte fundamental de la historia del libro medieval iluminado.
Como cualquier bien cultural, el manuscrito del Beato de Fernando I y Sancha no es solo aquello que fue en su origen. El paso de la historia y las manos de los que lo consultaron son responsables de sus modificaciones y, especialmente, del valor que hoy le asignamos. Las marcas dejadas en él y a las fuentes documentales que lo referencian revelan la constante atención que despertó a lo largo de los siglos; la reconstrucción de su biografía descubre una azarosa vida desde que fuera ejecutado en un scriptorium regio leonés, para el monasterio San Juan Bautista de León (actual San Isidoro de León).
Aún estaba allí cuando en 1572 pasó Ambrosio de Morales quien, por encargo de Felipe II, realizaba un viaje de estudio por los reinos de León, Galicia y Asturias. A Morales le debemos el renacer del interés por los Beatos y la atribución de la autoría a Beato de Liébana. La obra le pareció “dignísima de andar impresa” (Viage [sic]…, 1765), y pronto el códice inició su periplo: de León a Madrid, Toledo, Plasencia (Cáceres) y Mondéjar (Guadalajara). Gaspar Ibáñez de Segovia, marqués de Mondéjar (1628-1708), fue su último propietario. Su biblioteca fue incautada por Felipe V durante la guerra de Sucesión, pasando así el Beato de Fernando I y Sancha a la Biblioteca Real, germen de los fondos librarios de la actual Biblioteca Nacional de España.
En el siglo XVIII, Juan de Ferreras (1652-1735), bibliotecario mayor, realizó una copia manuscrita del Beato de Fernando I y Sancha. Esta también se conserva en la BNE (Mss/4031), y en su cotejo con el ejemplar medieval resulta sorprendentemente distinta: Ferreras prescindió de las imágenes. Su objetivo sería muy probablemente el de llevar a la imprenta el Comentario al Apocalipsis de Beato de Liébana. Por entonces, la aproximación académica al manuscrito medieval priorizaba el texto sobre las iluminaciones. Además, las que incluía el Beato de Fernando I y Sancha resultaban excesivamente extrañas, como se desprende del comentario del pintor Antonio Palomino (1653-1726), quien las tachó de “cosa tan indigna, y abominable en el arte, que no se pueden mirar sin risa, ó [sic] sin desprecio” (El Museo Pictórico…, 1715-1724).
Con su llegada a Madrid, el viaje del Beato de Fernando I y Sancha no había culminado; aún le esperaba el más dramático de su historia. Durante la guerra civil española, gran parte del tesoro artístico fue evacuado de los museos y bibliotecas para protegerlo de los bombardeos de los que la Biblioteca Nacional de España fue también víctima. Wenceslao Roces, Subsecretario del Ministerio de Instrucción Pública, dispuso que bajo la dirección y custodia del Director de la Biblioteca Nacional, Tomás Navarro Tomás (1936-1939), se trasladaran a Valencia “los fondos que se consideren más indicados para ser objeto de esta medida”. Julián Paz y Espeso, Jefe de la Sección de Manuscritos, fue el encargado de seleccionar los códices que encontrarían su salvaguarda fuera de la capital. Se evacuaron un total de 5.349 volúmenes en cajas. El Beato de Fernando I y Sancha lo hizo en la caja n.º 54, el Día de Navidad de 1936. El desarrollo de la guerra forzó al Gobierno de la República a seguir trasladando el tesoro artístico español, hasta su exilio. En 1939, al término de la contienda, las obras regresaron y, entre ellas, el Beato de Fernando I y Sancha a la BNE.
Para entonces, la obra era vista con otros ojos. El llamado “giro icónico” que desde el ámbito académico se había producido hacia el libro medieval supuso la revalorización del aparato visual de los manuscritos iluminados. En el contexto español alcanzaron protagonismo los Beatos. Ejemplares altomedievales como el Beato que protagoniza esta exposición fueron vistos como señas de identidad de la cultura y el arte nacionales. Hoy los Beatos han trascendido toda frontera. En 2015, la UNESCO incluyó los Beatos conservados en España y Portugal en el registro de la Memoria del Mundo.
Fecha de inicio: 20-03-2023
Fecha fín: 27-08-2023
Lugar: biblioteca nacional de españa
madrid