La riqueza en oro, plata y metales fue, en general, uno de los rasgos característicos de nuestras tierras hacia el final de la prehistoria. La fama del trabajo de esos metales se puede rastrear en las fuentes históricas y en el registro arqueológico, gracias a una buena cantidad de objetos que han llegado hasta nosotros.
La abundancia de oro provocó el florecimiento de un foco de orfebrería en el noroeste peninsular que, de cierto modo, refleja una evolución socioeconómica en que las élites van extendiendo el gusto por el adorno con elementos que muestren el prestigio social mediante las cualidades estéticas del metal precioso (brillo, color…). De ahí la extensión de diferentes tipologías de joyas, como los torques, brazaletes, fíbulas, “recogedores de pelo”, arracadas o pendientes…
La búsqueda de perfección en esos objetos y materiales lujosos generó una progresiva especialización de los trabajos, dando lugar a artesanos orfebres que dominaron la complejidad de técnicas de obtención y manufactura del oro.
Los prototipos de este ejemplo leonés parecen relacionarse con las técnicas mediterráneas que habían caracterizado a la orfebrería tartésica por el empleo de filigrana, granulado, uso de finísimos hilos, trenzados, etc. así como por la elección de un motivo naturalista, el racimo. La arracada que nos ocupa, hallada seguramente en Lancia (Villasabariego), está formada por un creciente lunar que incluye tres bastidores entre los que se desarrollan un conjunto de hilillos torsos para culminar con un carnoso racimo de gránulos de oro macizo. Una técnica extremadamente delicada para una pieza exquisita.
A partir de la romanización, la orfebrería autóctona perdería su particular idiosincrasia para terminar desapareciendo. La extensión de los patrones mediterráneos a partir de los focos urbanos produjo una progresiva unificación del gusto y los modelos formales, encaminados a la imitación de lo propiamente romano, del repertorio de raíz helenística que se convertiría en el canon occidental.
La pieza del mes constituye una oportunidad para conocer más detenidamente alguno de los bienes expuestos en el Museo, mediante una explicación detallada durante las visitas guiadas, que se desarrollan gratuitamente de martes a domingo, a las 12’30 horas.
Museo de León
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