En Aranda todo sabe y huele a Edades del Hombre. Cuando tomas tierra , si el desplazamiento lo realizas por transporte público, en la propia estación de autobuses ya te topas con algún autobús sponsorizado por las Edades del Hombre.
Se echa en falta al llegar algún tipo de información turística para los visitantes , pero recorriendo el poco trayecto que separa la estación con el hotel centro de la ciudad, y en concreto con el hotel Alisi ( en el que estuvimos alojados durante nuestra estancia en Aranda) encontramos una caseta de información turística en la que ya se veían los primeros turistas poniéndose al día con toda la oferta cultural que la localidad tiene preparada compatibilizando la exposición de las Edades del Hombre con otros eventos. Destacar la amabilidad y profesionalidad de la persona que se encargó de hacernos llegar toda la información que solicitamos.
Tras esa primera toma de contacto y con la información que necesaria (incluida la tarjeta la Edades del Hombre que ofrecía varios descuentos en numerosos establecimientos, aunque la realidad fuera luego bien distinta como podréis leer en otra crónica sobre este tema) llegamos al hotel. Parada breve y de nuevo paseo hasta el centro de la ciudad. El objetivo estaba claro: Visitar la exposición de las Edades del Hombre.
Me gustaría conseguir con esta reseña sobre la exposición un propósito, desmitificar que este tipo de exposiciones esté dirigido tan solo a un turismo religioso, nada más lejos de la realidad. Mi pretensión es animar a todos los jóvenes y no tan jóvenes a empaparse en unas horas de patrimonio histórico-religioso muy desconocido para la mayoría.
Es sabido que en las últimas épocas no se lleva visitar iglesias ni catedrales, sin embargo, descubrir nuestro rico, y a la vez desconocido, patrimonio es una aventura apasionante y definitivamente recomendable para todos .
Antes de comenzar a narrar nuestra experiencia debemos agradecer a la Fundación de las Edades del Hombre las facilidades para poder conocer de primera mano todo lo concerniente a esta “bella historia”, así como realizar fotos para ilustrar esta crónica. De forma muy especial nuestro agradecimiento a Montse la persona que amablemente puso a nuestra disposición la fundación y que nos acompañó durante todo el recorrido haciendo de cicerone y transmitiéndonos su pasión, entusiasmo y amor por cada una de las piezas que forman parte de la colección. De nuevo muchas gracias.
A pesar de que soy persona poco entendida del arte religioso la visita no dejó de ser impactante y, realmente, resultó todo un descubrimiento. Fue como comenzar la lectura de un libro nuevo como se recoge en el símil de la pequeña introducción del catálogo de la exposición: “ En ella-haciendo referencia a la exposición- se nos invita a adentrarnos en una bella historia que forma parte de nuestra cultura y de nuestra fe.”
Aranda de Duero ha sabido conjugar para este evento el arte moderno y contemporáneo. La ambientación en torno a los dos templos donde se encuentra instalada toda la muestra, quizás sea lo primero que nos llame la atención ( aunque se repetirá esa misma sensación en la visita interior de los templos durante todo el recorrido ). A ello contribuyen las alegres y coloridas esculturas de los árboles que te acompañan en el corto trayecto entre la Iglesia de Santa María y la Iglesia de San Juan , las numerosas esculturas modernas alrededor de ambos templos o distintas piezas de ambos estilos que se pueden contemplar en la visita interior.
Los dos templos están colmados de arte centenario, y en ellos se alojarán durante una larga temporada y brillarán con todo su esplendor piezas representativas de diferentes puntos de la geografía de nuestra Comunidad e incluso de otras provincias españolas.
Esta edición bautizada con el nombre de “EUCHARISTÍA” estará abierta al público del 6 de mayo al 10 de noviembre. Pero ya está bien de tanta introducción, entremos en materia qué es lo que realmente importa, ahora sí comienza la visita:
Nada más acceder a la Iglesia de Santa María, y antes de comenzar a disfrutar de los tres capítulos que se localizan en esta iglesia, nos topamos con una pila bautismal que simboliza la puerta abierta a la Iglesia, casa del banquete divino.
El primer capítulo (EL PAN DE CADA DÍA) está dedicado a los elementos del banquete por lo que hay muchas referencias al pan y a la vendimia, para los leoneses es un orgullo comprobar que nada más entrar en este capítulo hay dos hermosos cuadros de Vela Zanetti.
En este capítulo se entrelazan banquetes de la vida cotidiana con otros más solemnes y religiosos para dejar presente que en toda fiesta y acontecimiento hay celebración en torno a una mesa en la que no falta el pan y el vino.
Accedemos al siguiente capítulo como anticipo de la Eucaristía que estará por llegar. El protagonismo en esta ocasión está centrado en el Antiguo Testamento o Prehistoria de la Eucharistía. Este capítulo podríamos decir que es un repaso por la vida de Cristo a través de grandes cuadros, tapices, esculturas y una chocante y larga mesa ( que simboliza la de la Última Cena) en la que hay un puesto de más como invitación a que cada uno de nosotros nos sintamos invitados a ese banquete.
Llegamos así al tercer y último capítulo de la Iglesia Santa María, en él se conmemora la Última Cena. Éste es el capítulo culmen de la exposición por todo lo que representa. Abundan las referencias tanto pictóricas como escultóricas y de nuevo sorprende esa fusión de arte contemporáneo con todo el arte milenario que llena cada estancia. Pero hay una pieza que te deja boquiabierto y es la reliquia del mantel de La Última Cena , un tejido del s.I después de Cristo de unos cinco metros de longitud. Esta reliquia ha sido sometida a muchos estudios y a falta de la prueba del carbono 14 hoy por hoy se puede creer que es el mantel sagrado , mientras dicha prueba no demuestre lo contrario.
Abandonando la Iglesia de Santa María y dando un corto paseo bajo los simbólicos árboles llegamos a la Iglesia de San Juan, con un pórtico realmente espectacular. Este bello templo se haya rodeado de varias esculturas modernas que continúan poniendo de manifiesto ese denominador común de esta edición de las Edades del Hombre el conjugar lo moderno con lo milenario.
Tras acceder al templo comienza la visita del capítulo cuarto y último, El Sacramento Admirable, que pretende dar respuesta a lo que es en realidad la eucaristía. Son muchos los puntos de vista desde los que tratan de responder a esta pregunta por ello también es la parte más heterogénea, se pueden contemplar desde desconocidos cuadros de Murillo, espectaculares Custodias como la de Toledo que te deja sin palabras, (aunque tampoco desmerece la de Sahagún de Campos), hermosos cálices y vinajeras, aguamaniles, misales, casullas…
Y como colofón el óleo “El Salvador Eucarístico” que acoge en sus manos la hostia y el vino, elementos aglutinadores de esta nueva edición de las Edades del Hombre.
Finalizada la visita, se puede disfrutar de otra ruta bien distinta. Una ruta gastronómica centrada en los dos productos que dan renombre a Aranda: El vino y el lechazo.
La verdad es que lo mejor es ir a la aventura y descubrir por uno mismo cuál es el restaurante, la vinoteca o tasca donde mejor se pueden degustar ambos productos. Sobre todo porque en el caso de los restaurante han acordado, en su mayoría, un precio común por el menú de las Edades, que ronda los 35€, precio que a nuestro parecer resulta excesivo si tenemos en cuenta la situación económica que vivimos y que para una familia de varios miembros disfrutar de un plato de lechazo y una ensalada puede resultar prohibitivo.
A pesar de esto, si callejeas un poco puedes encontrar otras alternativas, no por ellos menos atractivas, porque al fin y al cabo de lo que se trata es de disfrutar de un primer plato de Arte y un segundo plato de Gastronomía en Aranda regados ambos con un buen Ribera de Duero.
Como primera toma de contacto no está mal el entorno de la Iglesia de Santa María donde para reponer fuerzas se puede catar, por ejemplo, un cava de la Ribera a un precio asumible de 1,50€, y para los que prefieran un vino de Ribera de Duero la oferta se amplía pues diversos establecimientos ofrecen cata y visita a bodega incluida.
Se puede continuar por cualquiera de las calles peatonales del centro de Aranda donde se pueden descubrir establecimientos para todos los gustos según las exigencias de cada uno. Pero si hablamos ya de asadores en la zona centro donde se concentran la gran parte de ellos se limita a la Plaza Arco Isilla y calles adyacentes.
Pero insisto de nuevo, lo mejor es arriesgarse y dejarse guiar por el instinto, unas veces la elección se hará con acierto , otras no, pero siempre quedará el dulce recuerdo (como el de un buen postre) de “ Las Edades del Hombre”.
Texto: E. Toral. Fotografías: Martínezld