La pandemia que nos asola en estos primeros meses de 2020, me ha hecho recordar otra, la de 1918, aquella que dieron en llamar “la gripe española” (conocida en León como “el mal de moda”) y cuyas consecuencias fueron, según fuentes consultadas, entre 20 y 40 millones de fallecidos durante un año, aunque se llega a hablar de 50 y de 80 millones.
No se trata de comparar datos porque en un siglo la Sanidad ha cambiado mucho y para bien, afortunadamente, pero no quisiera perder de vista el por qué del nombre. Aquella gripe no procedía de España pero dado que el resto de Europa estaba en plena I Guerra Mundial, ni informaban de la situación ni, menos aún, daban cifras de muertos por la epidemia para no bajar la moral de las tropas. Sin embargo, como España era neutral (la reina Victoria Eugenia era inglesa y la reina-madre, María Cristina, era alemana), aquí sí se informaba de las muertes y del avance de la enfermedad lo que motivó que muchos vivieran en la idea de que fue un problema español.
¿Por qué digo esto? Porque las cifras que se están dando NO son realistas ni en España ni en ningún país. Para empezar, no se entiende muy bien que la OMS declare una pandemia cuando los muertos en todo el mundo no llegaban a un millar y todavía estuvieran hablando de “una especie de gripe”. Sin duda alguna los datos que se manejaban en dicha organización eran mucho más preocupantes de lo que nos contaban.
Pero es que, además, la contabilización de contagiados ni siquiera es uniforme en los países de la Unión Europea y, por lo que he oído estos últimos días, parece que ni siquiera entre las propias comunidades autónomas de nuestro país. En España, las cifras oficiales contabilizan los enfermos hospitalizados y los aislados en las residencias de la tercera edad pero, sin ir más lejos, Alemania sólo contabiliza a los ingresados en hospitales “olvidando” a todos los que están ingresados en residencias de ancianos. Pero, al parecer, en ningún país se incluye entre los contagiados a los que, con síntomas leves, están en sus casas, con seguimiento desde los centros de salud, tanto si han dado positivo como si están pendientes de que les puedan hacer las pruebas necesarias.
En cuanto a los Países Bajos, muy críticos y combativos con “los países del sur”, están derivando enfermos fuera de su país porque no tienen suficientes camas de UCI, amén de que no ingresan en ellas a los enfermos mayores (me gustaría saber desde qué edad las personas no pueden optar a ingreso en UCI dado que hace unos días oí hablar de “ancianos de 60 años”). Al parecer ni siquiera realizan pruebas a los hospitalizados con síntomas con lo que se falsean totalmente las cifras reales y el auténtico alcance de la epidemia.
Y, desde luego, lo que dicen de Italia sobre los ancianos, también lo dicen de España y, en este sentido, comparto totalmente la opinión del primer ministro portugués: “Se trata de un discurso mezquino y repugnante”. Cierto es que, con la mala evolución de la pandemia en su país, el ministro neerlandés reconoció que le había faltado empatía, pero lo que dijo, textualmente, fue: “En Italia, la capacidad de las UCIs se gestiona de manera muy distinta. Ellos admiten a personas que nosotros no incluiríamos porque son demasiado viejas. Los ancianos tienen una posición muy diferente en la cultura italiana.”
Aunque, por las últimas noticias recibidas, mucho me temo que tampoco estamos aquí para sacar pecho porque, aunque no es una práctica generalizada, afortunadamente, parece que hay hospitales en los que están aplicando únicamente el criterio de la edad para negar el acceso a la UCI y a un respirador. La noticia se refiere concretamente a Segovia.
No estoy afiliada a ningún partido político y, como imagino que los que me conocen suponen, no voté a ningún partido nacional (por la clara y simple razón de que mientras sigan menospreciando y ninguneando al País Leonés y negándole su derecho a una autonomía propia y diferenciada no podrán contar con mi apoyo) y creo que el gobierno podía haber hecho las cosas mejor, dicho lo cual, estoy harta de oír manipulaciones, mentiras e insultos de grueso calibre dirigidos al gobierno como si todo el resto del mundo lo estuviera haciendo divinamente.
No señores, casi todos los gobiernos están cometiendo errores parecidos porque, seamos serios, a toro pasado todos somos expertos en las más diversas materias. En este sindios mundial de respuesta a la pandemia, TODOS los gobiernos, sean de izquierdas, de centro o de derechas, democráticos o dictatoriales, lo han hecho mal porque NINGUNO esperaba esta situación ni estaba preparado para ella, empezando por la propia OMS que en un principio negaba la necesidad de emplear mascarillas y ahora las recomieda.
Uno de los argumentos que más he leído es que en China con 1.400 millones de habitantes han muerto 3.200 personas y sin embargo en España con 44 millones de habitantes ya llevamos más de 15.000 muertos.
Recomendaría a todos que se tomen las cifras chinas con sumo cuidado porque, sinceramente, es harto difícil creer que para sólo 3.200 fallecidos hayan necesitado 42.000 urnas funerarias…
Y por último una reflexión sobre las mentiras. Como dije antes, cada país tiene su sistema para contar los afectados por lo que las cifras son poco creíbles pero no hace falta ser el más listo de la clase para darse cuenta de lo siguiente:
1: La OMS declaró una pandemia porque el coronavirus estaba presente en 160 países el 11 de marzo.
2: A 10 de abril, hay 1.196.370 casos confirmados y 100.440 fallecidos en todo el mundo, siendo los datos para España de 157.022 y 15.843, respectivamente.
3: En 2019 la gripe “normal”, que está presente en todos los países del mundo, mató en España a 15.000 personas sin que se declarara ninguna pandemia.
4: Pero el problema gordo es la progresión en el contagio y no debemos obviar que, pese a que “se están reduciendo los casos, el 4 de abril dichas cifras eran de 659.367 contagiados y 30.475 muertos en el mundo y 469 y 5.826 en España, es decir que en seis días la cifra de contagiados se ha duplicado y la de muertos se ha triplicado.
Luego, “algo” falla en las cifras que nos han dado. Además de que no se contabilizan todos los afectados (no olvidemos que al grueso de la población no se le han hecho los tests, ni siquiera cuando tienen síntomas compatibles pero se les hace seguimiento en casa) mucho me temo que hay otras muchas cosas que saben y no nos cuentan. ¿Será para no aumentar el pánico?
Texto: Alicia Valmaseda Merino