Versión clásica

Alfonso VII vuelve a Villadangos para recordar la batalla que pudo haber cambiado el destino del Reino de León

El año pasado el Rey de León Alfonso VII el Emperador acudía a esta noble villa leonesa para donarles en señal de agradecimiento su más preciada posesión: el pendón concejil de Villadangos.

Fotografía: Hermenegildo López

Sin embargo este año la temática de esta teatralización giraba en torno a diversos pasajes de la vida de uno de los grandes Reyes de nuestro Reino: Alfonso VII el Emperador.

De nuevo los centenares de espectadores vibraron con la recreación histórica de la batalla de Villadangos que estos días recuerda esta localidad en un ambiente festivo.  Una batalla que se celebró en estas tierras  en septiembre de 1.111 entre leoneses y gallegos, los leoneses partidarios de la Reina Doña Urraca de León y los aragoneses partidarios de Alfonso I El Batallador, entre ambos se disputaban la posesión del Reino de León.

Fotografía: Hermenegildo López

Para ello la localidad se ha engalanado con gallardetes y banderolas  con la bandera de León así como con reposteros con las armas de la localidad, celebrándose justas y mercados.

Aquí un ejército organizado por los aliados de Urraca, el conde de Traba Pedro Froilaz y el arzobispo Diego Gelmírez, que ignorantemente marchaba a León, con el joven hijo de un matrimonio anterior de Urraca, Alfonso Raimúndez fueron emboscados por Alfonso I el Batallador y los aragoneses.

Fotografía: Alcaldía de Villadangos

Según la Historia Compostelana no poseían más de 246 caballeros, mientras que Alfonso tenía 660 caballeros con armaduras y 2.000 soldados de a pie provistos con arcos, espadas, palos y otras armas. Pedro Froilaz fue capturado y los pocos que escaparon del cautiverio se refugiaron en Astorga.

Un poco de historia

Alfonso VII era hijo de la reina Urraca I de León y del conde Raimundo de Borgoña siendo el primer rey leonés miembro de la Casa de Borgoña. Retomando la vieja idea imperial de Alfonso III y Alfonso VI, el 26 de mayo de 1135 fue coronado Imperator totius Hispaniae (Emperador de España) en la Catedral de León, recibiendo homenaje, entre otros, de su cuñado Ramón Berenguer IV, conde de Barcelona.

la batalla de villadangos

Fotografía: Hermenegildo López

Tras la muerte del padre de Alfonso, Raimundo de Borgoña en 1107, y de su abuelo Alfonso VI en 1109, su madre Urraca contrajo un nuevo matrimonio para poder acceder a los tronos del Reino de León y del Reino de Castilla. El elegido resultó ser el rey aragonés Alfonso I el Batallador y provocó el rechazo de amplios sectores de la nobleza.

Entre los contrarios a este enlace matrimonial se destacaron los nobles gallegos, debido a la pérdida del entonces infante de cinco años Alfonso Raimúndez de los derechos al trono del Reino de León y Castilla tras el pacto matrimonial firmado entre Urraca y Alfonso I de Aragón, que estipulaba que los derechos de sucesión pasarían al hijo que pudieran tener.

la batalla de villadangos

Fotografía: Hermenegildo López

La nobleza gallega encabezada por el obispo de Santiago de Compostela, Diego Gelmírez, y el tutor del infante, Pedro Froilaz, el «conde de Traba», se rebelarán y el ayo del joven príncipe proclama a Alfonso Raimúndez con siete años de edad «rey de Galicia» el 17 de septiembre de 1111, lo que obligó a Alfonso el Batallador a intervenir para restablecer el orden. Es discutido el sentido de esta proclamación, sin que pueda dilucidarse si se pretendía con ello establecer un reino independiente o no; es más probable que simplemente se tratara de otorgar la categoría de correinante a Alfonso Raimúndez con un grado igual al de su madre. La inhábil política de Gelmírez al no facilitar la sumisión de Portugal, cerró el camino para el triunfo de la revuelta, que obtuvo apoyo entre la nobleza gallega, pero que también generó opositores entre los sectores partidarios de Alfonso el Batallador, como ocurrió en Lugo.

Fotografía: Alcaldía de Villadangos

El Batallador actuó en Galicia, pues estaba incorporada de derecho a su reino por las capitulaciones matrimoniales, que establecían que el hijo de Alfonso y Urraca podría reinar en la mayoría de los territorios de la España cristiana: Aragón, Pamplona, León y Castilla; a excepción solo del condado de Barcelona y otros condados pirenaicos, como el de Urgel, entre otros, que eran feudatarios del rey de Francia, no pasando a serlo del Reino de Aragón hasta la firma del Tratado de Corbeil en 1258.

Alfonso I, finalmente, se dirigió contra los partidarios de Alfonso Raimúndez derrotándolos en esta localidad de Villadangos en octubre o noviembre de 1111 con la ayuda del conde de Portugal, Enrique de Borgoña, tío de Alfonso VII. Este hecho ocurrió cerca del actual barrio de la Estación, en septiembre de 1111, en el lugar conocido como «La Matanza».

Con esta victoria el Batallador desbarató el intento político del obispo de Santiago de Compostela y sus partidarios, capturó a Pedro Froilaz (que sería liberado poco después) y debilitó a sus oponentes. Sin embargo, Gelmírez y Alfonso Raimúndez consiguieron huir.

Fotografía: Gustavo Vega

La actitud de Urraca I en todo el conflicto es discutida, mientras que la Historia compostelana (que es una fuente parcial, pues se trata de una biografía dedicada a exaltar la política del obispo Gelmírez) señala que Urraca estuvo de acuerdo con la coronación de Alfonso Raimúndez (pese a que ello hubiera supuesto aceptar una corregencia dirigida por Gelmírez y sus colaboradores), existe un documento que manifiesta que el 2 de septiembre de 1111 (solo quince días antes del acto de la proclamación de su hijo como «rey de Galicia») Urraca firmaba en Burgos junto con su esposo Alfonso el Batallador una donación a favor del monasterio de Oña, y en octubre lo hacía del mismo modo en otra suscrita en Briviesca. Ambos documentos fueron redactados por el canónigo de Santiago de Compostela, cuyo cargo lo hace cercano al obispo, por lo que el juego de alianzas políticas dista de ser sencillo.

Fotografía: Hermenegildo López

El 10 de marzo de 1126, tras la muerte de su madre, Alfonso VII fue coronado rey de León en la catedral de León y de inmediato emprendió la reclamación del Reino de Castilla, en el que su padrastro, Alfonso I de Aragón, contaba con importantes guarniciones militares que le aseguraban su dominio. Entre estas destacan Burgos y Carrión de los Condes, cuya población se decanta por el nuevo rey y en 1127 entregan las plazas a Alfonso VII.

Fotografía: Hermenegildo López

Alfonso el Batallador reacciona y se dirige contra Alfonso VII al frente de un numeroso ejército. Ambos se encuentran en el valle de Támara. Sin embargo no se produce un enfrentamiento entre los ejércitos debido a que los dos monarcas tienen situaciones más graves a las que hacer frente: Alfonso VII debe atender las veleidades territoriales de su tía Teresa de León y Alfonso I a las amenazas de los almorávides. Se llega entonces a un acuerdo que se plasma en un pacto conocido como las Paces de Támara, en el que se establecen las fronteras entre ambos reinos.

Fotografía: Hermenegildo López

En 1157, los almohades recuperaron el control de la ciudad de Almería y Alfonso VII parte para intentar reconquistarla. Fracasa en el intento y cuando regresaba a León, muere el 21 de agosto. Su hijo Fernando le sucedió en el trono de León mientras que su otro hijo Sancho ocupó el trono de Castilla.

Después de su defunción en agosto de 1157, el cadáver de Alfonso VII el Emperador fue conducido a la ciudad de Toledo, donde recibió sepultura en la Catedral de la ciudad, siendo el primer soberano leonés en ser inhumado allí.

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