La iglesia de Santa María A Nova de Noia, en la Ría da Estrela tiene una impresionante colección de laudas (lápidas) gremiales que datan de los siglos XIV a XIX.
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A simple vista, desde fuera puede parecer una iglesia corriente. Y puede que, si ya llevamos vistas unas cuantas, una parte de nosotros diga “ver otra más, ¿para qué?” ¡Craso error! En la Iglesia de Santa María A Nova, joya del Gótico Marinero, característico de la zona, y su cementerio aledaño se concentra una colección de más de medio millar de lápidas con grabados o relieves que no se encuentran en ningún otro lugar. Una sorprendente forma de conocer el pasado de la Ría y de comprender cómo se organizaba la sociedad y la importancia de los gremios y la heráldica familiar.
Una visita a la iglesia desacralizada de Santa María A Nova es un salto atrás en el tiempo que nos lleva a disfrutar de la icónica arquitectura presente en la región. El gótico marinero, fácilmente reconocible si miramos el techo de la nave central, que nos recordará al casco de un barco dado la vuelta, está presente en una construcción que alberga una curiosa colección. Sujetas en pie, se pueden admirar una selección de laudas con diferentes motivos esculpidos.
El primer tipo de laudas que distinguimos son las gremiales. Se distinguen de las demás en que poseen algún elemento distintivo de un oficio, como una concha, para los pescadores; unos pies, para los zapateros; unas tijeras y una vara de medir, para los sastres, etc.
También hay otro grupo de laudas con marcas familiares o distintivos que eran transmitidos de padres a hijos y que generalmente estaban asociadas a las herramientas que utilizaban en vida los difuntos.
Por supuesto, también hay expuestas una serie de lápidas con motivos heráldicos y epigráficos en los que figura el escudo de armas de la familia del difunto. Cabe recordar la importancia de los blasones familiares en la cultura de la época como símbolo de status y diferenciación social.
En cuarto lugar, se pueden apreciar algunas lápidas con temas antropomorfos, con la figura humana como elemento central. Una explicación con mucho sentido a la existencia de esta colección sería que en la antigüedad la mayor parte de la población era iletrada, por lo que en la mayoría de los casos no podrían averiguar quién estaba enterrado en la tumba. De ahí que se optara por representaciones de oficios o símbolos fácilmente reconocibles por los habitantes de la época.
La visita continúa en el exterior, pues en el cementerio se puede admirar un crucero cubierto por un baldaquino del siglo XVI, conocido como el Cristo do Humilladoiro. A su alrededor, una impresionante colección de lápidas que convierten al museo de laudas en un monumento histórico, declarado como tal en 1973 y que lo convierte en un rincón de la Ría da Estrela único.