La noche va, poco a poco, cayendo sobre la ciudad y con las primeras sombras una riada de jóvenes comienzan su peregrinar hacía las playas de Riazor y Orzán
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Si hay un lugar en el que la noche de San Xoán se vive entusiastamente ese es A Coruña, donde la noche más corta del año ha estado precedida de toda una semana de actos y preparativos. Y anoche miles de coruñeses se echaron a las calles, o mejor dicho a sus playas para festejar la noche mas corta del año.
Ya a media tarde el olor sardina a la brasa y el churrasco empezaba a impregnar la ciudad como parte del ritual para festejar a San Xoán. A la puerta de cualquier bar o de cualquier comunidad de vecinos, se prepara una parrilla donde asar tan delicioso pescado propio de este mes del año. “Por San Xoán a sardiña molla o pan”, dice el refrán popular en clara alusión a que este manjar marino está su mejor momento de comida.
Una perfecta organización por parte de las autoridades hizo que esta noche festiva transcurrieran sin incidentes reseñables.
La noche va, poco a poco, cayendo sobre la ciudad y con las primeras sombras una riada de jóvenes comienzan su peregrinar hacía las playas de Riazor y Orzán. En ese momento comienza el reparto de madera en 14 puntos de la Ciudad: 11 sobre arena en Riazor y Orzán; uno en San Amaro, en la zona de aparcamiento; uno en Oza y uno en Matadero. Rey recordó que, como todos los años, está prohibido bajar botellas y otros materiales de vidrio a las playas. En total el Ayuntamiento repartió un total 120 toneladas de madera ya que por cuestiones de seguridad no se podía introducir en la plazas madera propia ya que podían traer clavos u otros elementos prohibidos para la quema.
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Falta poco ya para las doce, la hora mágica por antonomasia y comienzan los fuegos artificiales. Las pequeñas hogueras de la playa comienzan a encenderse una a una. Las doce en punto el fuego de las decenas de pequeñas hogueras se proyecta, iluminando la noche solsticial, confiriéndole un aspecto mágico, casi fantasmal. El aire se torna irrespirable por el humo de la hogueras.
La policía local avisa por megafonía que esta prohibido bañarse en el mar siendo por ello imposible cumplir el rito purificador del baño de las nueve olas en las calmadas aguas de Riazor, otro de los tradicionales elementos en esta simpar celebración.
A partir de aquí, la fiesta se vive en la calle con la gran verbena de San Juan; en la playa donde los más jóvenes continúan hasta el amanecer, quizás con el fin de ver “bailar el sol” o simplemente para dar cumplida cuenta de otros ritos, relacionados con la fecundidad, propios de esta Noche y los múltiples pubs y cafeterías del Paseo Marítimo y alrededores se convirtieron en obligado punto de cita para aquellos que prolongaron la fiesta hasta el amanecer.