En otoño, las suaves temperaturas de Túnez hacen del país un destino ideal para viajar en alguno de los puentes que se presentan en los próximos meses.
Tanto si se prefiere una estancia relajada en la playa como si se busca realizar un turismo más activo lleno de actividades y aventuras en el desierto, todos encontrarán en Túnez la perfecta escapada otoñal.
-
Playa.
El mar Mediterráneo baña la costa tunecina dejando varios enclaves ideales para visitar en esta época del año, con playas que permiten largos paseos, nadar o la práctica de deportes acuáticos.
Entre Bizerta y Túnez capital se encuentra Kalaat Landlous, lugar perfecto para aprender o perfeccionar las acrobacias del kitesurf sobre las olas. Asimismo, la isla de Djerba también dispone de centros que ofertan esta y otras disciplinas como vela, windsurf, esquí acuático y parasailing.
-
Bajo el agua.
Los aficionados al submarinismo de todos los niveles también pueden aprovechar estas fechas para hacer inmersiones y descubrir los espectaculares paisajes subacuáticos de Túnez, llenos de cuevas, túneles y buques de la Segunda Guerra Mundial, así como arrecifes e inmensas praderas de posidonia.
El país alberga 20 clubes de buceo afiliados a la Confederación Mundial de Actividades Submarinas, siendo Tabarka, Monastir y Djerba algunas de las zonas más populares para realizar esta actividad.
-
Relax.
Para quienes buscan relajación y mimarse un poco, el destino cuenta con numerosos centros de talasoterapia, donde se usan las propiedades beneficiosas del mar –gracias al yodo– con un fin preventivo y curativo. Estos establecimientos, localizados tanto en la costa norte como en la del este, ofrecen distintos tratamientos de la mano de un personal altamente cualificado.
-
Desierto.
Otro tipo de tranquilidad es la serenidad y la paz que aporta el desierto del Sahara tunecino, siendo otoño la temporada privilegiada para explorar este maravilloso mundo de dunas de arena, montañas escarpadas y oasis verdes, un entorno idóneo para la meditación.
Dormir en una jaima bereber es una experiencia altamente recomendable, ya que permite contemplar el cielo estrellado mientras se saborea un rico té a la menta con piñones o probar el sabroso pan cocinado con brasas bajo la arena.
Al silencio de este paraje singular pueden sumarse actividades más aventureras, como realizar una ruta en dromedario, pasear entre las dunas en quad o hacer una travesía en vehículo 4×4.
-
Golf.
Los amantes de esta disciplina, tanto experimentados como amateurs, pueden aprovechar las temperaturas suaves para disfrutar de alguno de sus asombrosos campos de golf que se pueden encontrar entre Tabarka, en el norte, y Tozeur, en el sur. Todos ellos gozan de unos estándares de calidad altos, con excelentes infraestructuras y servicios de primera clase.
-
Naturaleza.
Túnez también es un destino óptimo para la observación de aves o bird watching, ya que se ubica en uno de los corredores migratorios más grandes de aves.
Al norte, la península de Cap Bon es uno de los principales puntos de paso del Mediterráneo para las aves migratorias. Por su parte, el Golfo de Gabés recibe la mayor concentración de aves migratorias del Mediterráneo, lugar en el que se han llegado a contar más de 330.000 aves acuáticas como patos, rapaces, paseriformes o gaviotas. En total, se pueden apreciar cerca de 400 especies de aves diferentes.
-
Cultura e historia.
Otra propuesta para esta temporada es realizar una ruta para conocer el patrimonio histórico, de gran relevancia internacional, que se halla repartido por toda la nación y que se puede apreciar en sus museos y ruinas arqueológicas.
Entre los más destacados se encuentran el Museo Nacional del Bardo, considerado uno de los más hermosos del mundo por su impresionante colección de mosaicos romanos; el Museo Nacional de Cartago; el Museo Arqueológico de El Djem o el Museo del Patrimonio de Guellala.
Más información en www.turismodetunez.com.