El restaurante granadino en el que es imposible sentarse sin reserva desgrana los motivos por los que tiene éxito en una ciudad donde las tapas son gratis
La Esquinita de Javi ha logrado tener un éxito sin precedentes entre los bares de Granada.
El local inaugurado en Plaza del Campillo no hace ni un año atrás está, a diario, lleno. Tanto que los que lo buscan intencionalmente con la intención de tapear o cenar van a sabiendas que es muy probable que tengan que esperar un rato en la barra hasta que se quede una mesa libre bien sea en la terraza o en los salones.
El éxito de este restaurante cuyo punto fuerte es el ‘pescaito frito’ es especialmente significativo cuando se tiene en cuenta que Granada es una de las ciudades con más bares por habitante del territorio nacional. Mucha oferta y muy variada para todos los bolsillos, estilos y gustos gastronómicos.
Pero La Esquinita es un bar diferente. Su propietario, Javier García, trabajó durante años en una de las cadenas de restaurantes de pescado más famosas de la ciudad nazarí.
Fue durante esta época donde aprendió sobre el marisco, el pescado y sobre todo, sobre cómo mejorar lo que se hacía. La Esquinita es un enorme restaurante con cerca de una veintena de personas que sirven platos, bebidas y recogen mesas en un abrir y cerrar de ojos.
Un bar donde a pesar de servir kilos de pescado frito, no huele a aceite ni a freidora. Un bar limpio, con un servicio de primera y una atención laureada por sus clientes en Google Business y TripAdvisor.
«La clave ha sido siempre el cliente, si al segundo de ponerle la caña ya tiene su tapa, hace su comanda y la tiene en la mesa justo después de terminarse el aperitivo no sólo vas rápido en el servicio, lo que te permite atender a más clientes, sino que conviertes a visitantes puntuales en clientes habituales, puesto que están encantados con la eficiencia del personal. Súmale a la ecuación que tenemos un género de categoría, traído desde la lonja a primera hora, y un espacio que se limpia a conciencia y varias veces en el día».
«La Esquinita se ha convertido en el bar por antonomasia de los granadinos amantes del pescado y el marisco, los locales han atraído a los turistas y el resultado era inimaginable cuando abrimos. A día de hoy, encontrar mesa sin reserva… está dificil».