700 personas venidas de diversos países europeos recrearon el asedio a Ciudad Rodrigo y la batalla de Fuentes de Oñoro empleando para ello media tonelada de pólvora.
Este fin de semana Ciudad Rodrigo recreó el asedio a que fué sometido un 8 de enero de 1812 cuando el ejército anglo-luso comandado por el general Sir Arthur Wellesley, futuro Duque de Wellington, y conformado por unos 10.700 infantes y 36 piezas de artillería, comenzó un asedio sobre Ciudad Rodrigo que duraría 13 días.
Mas de 700 personas venidas de diversos países europeso recrearon el sábado el asedio a la Ciudad y el domingo la batalla de Fuentes de Oñono.
A las afuera de la Ciudad se instalaron dos campamentos, uno francés y el otro británico recreándose la vida en ellos durante el asedio, hasta el punto que muchos de los figurantes durmieron en ellos.
El programa oficial dio comienzo el sábado 17 de junio a las 10:00 horas en Ciudad Rodrigo con visitas guiadas por los campamentos para a partir de las 12:00 horas realizar un desfile de las tropas que participaron en la recreación por las calles de Ciudad Rodrigo.
Por la tarde, debido a las altas temperaturas que había hubo de retrasarse dos horas el comienzo de la guerra, que comenzo con un bombardeo de artillería a las 19:00 horas en vez de las cinco de la tarde para lo cual se quemo media tonelada de pólvora, para sobre las 20:00 horas comenzar la recreación con la toma de la ciudad por la zona denominada «La brecha» a cargo del ejército Anglo-Luso mientras que las tropas franceses defendían la plaza.
A pesar del intenso calor que reinaba en la Ciudad, las miles de personas que presenciaban el asedio disfrutaron de una recreación simplemente fantástica.
A eso de las nueve de la noche la ciudad había caído y las tropas inglesas tomaban las calles de la Ciudad. Además durante este fin de semana es pusieron en circulación, con motivo de la celebración de la recreación histórica del asedio de Ciudad Rodrigo, unas monedas conmemorativas realizadas para la ocasión.
Una cena de época en el parador puso broche final a esa magnífica recreación.
Algo de historia
El asedio de Ciudad Rodrigo de 1812, fue un asedio por la conquista de ciudad entre franceses y aliados. Este asedio se encuadra dentro de la serie de asedios que se dieron durante la Guerra de la Independencia Española. El ejercitó anglo-portugués, comandado por Arthur Wellesley, primer duque de Wellington, tomó la ciudad donde estaba la guarnición francesa bajo el mando del brigadier general Baron Barrié el 20 de enero de 1812, tras el sitio que había comenzado el 7 de enero.
Previamente, los franceses habían tomado la ciudad a las fuerzas españolas tras el primer sitio de Ciudad Rodrigo en 1810.
Como parte de su estrategia en la Guerra de Independencia, el Mariscal Auguste Marmont ordenó enviar 10 000 hombres al mariscal Suchet para ayudarle a conquistar Valencia y 4000 como refuerzo. Cuando Wellington recibió noticias que el Ejército francés de Portugal de Marmont había enviado fuerzas al este, se fue a Ciudad Rodrigo e inició el asedio el 8 de enero.
Ciudad Rodrigo era una fortaleza de segunda clase con murallas de 10 metros de alto construidas de «mala mampostería, sin flancos, con parapetos débiles y terraplenes débiles». Una colina cercana conocida como «Gran Tesón», de una altura de 180 metros, dominaba la ciudad. Los franceses construyeron una fortaleza adicional en ese lugar. La defensa francesa, compuesta por 2.000 hombres, incluía batallones del 34º Regimiento Ligero y el 113º Regimiento de Infantería, una sección de zapadores, 167 artilleros y 153 cañones. Era demasiado débil para poder defender la fortaleza.
El 8 de enero, la División Ligera tomó el Tesón Grande y empezó a cavar posiciones para las baterías. El Convento de Santa Cruz fue conquistado el 13 de enero por la Legión alemana del Rey y una compañía del 60º. El convento de San Francisco cayó el 14 de enero. Las baterías abrieron fuego el 14 de enero, incluyendo 23 cañones de 24 libras y cuatro de 18 libras. En cinco días, pudieron abrir dos brechas en las murallas. Wellington ordenó el asalto la noche del 19 de enero.
La 3ª División del General Thomas Picton entró en la brecha más grande situada en el noroeste de la muralla cercana a la catedral, mientras que la división ligera de Robert Craufurd penetró por la brecha del norte. Durante el sitio, Craufurd fue herido muriendo días después. La Brigada Portuguesa realizaría ataques de diversión en la Puerta de San Pelayo en el este y a través del río Águeda en el sur.
El Ejército francés de Portugal perdió sus armas de asedio, incluidos 153 cañones. Irónicamente, el mariscal francés Suchet capturó Valencia antes que los refuerzos de Marmont llegasen.
La captura de Ciudad Rodrigo abrió un pasillo en el oeste de España que permitió a Wellington proceder a la captura de Badajoz.
La Batalla de Fuentes de Oñoro
Tras la heroica resistencia de Ciudad Rodrigo, sucumbió el 10 de julio de 1.810 ante el inminente saqueo de los franceses.
Todo el pueblo de Fuentes de Oñoro abandonó sus casas y el párroco ocultó los objetos de valor de la Iglesia.
La batalla entre franceses y aliados (ingleses, portugueses y españoles al mando del guerrillero Julián Sánchez El charro) tuvo su epicentro en el casco urbano de Fuentes de Oñoro.
Al mando de las tropas aliadas estaba el inglés Lord Wellington y por parte de los franceses el Mariscal Massena.
El objetivo de los franceses era avituallar a las tropas francesas cercadas en Almeida, y la intención de los aliados impedirla.
Tras varios días de dura batalla y numerosas pérdidas por ambos bandos, los franceses se atribuyeron la victoria, incluyendo su recuerdo en el Arco del Triunfo de París, aunque la verdad es, que la victoria fue de los aliados: Wellington impidió el abastecimiento de Almeida, que era la causa del enfrentamiento.
La derrota hundió ante el emperador Napoleón al Mariscal Massena, e hizo crecer la aureola del general inglés. La ciudad de Londres, agradecida a este pueblo, que aupó en la fama a Lord Wellington, le dedicó una de sus calles:“ Fuentes de Oñoro street”.
Es de destacar el heroísmo del párroco de Fuentes de Oñoro, Don Luis Silva, que durante la batalla de Fuentes de Oñoro, se introdujo en la iglesia entre el cañoneo de la artillería y las llamas de la iglesia para salvar “el copón”.
Después de doscientos años, aún perdura en el recuerdo popular el heroísmo del párroco, habiendo merecido el copón pasar a la historia ocupando el centro del escudo del pueblo.