Versión clásica

La Virgen de Castrotierra volvió a su Santurario trayendo la lluvia a los campos como marca la tradición

Acompañada de un gran número de personas y de más de 70 pendones la Virgen de Castrotierra hacía su entrada en Astorga en la tarde del pasado 1 de mayo.

Pasados los nueve días que marca la tradición y en la cual se celebra la novena en su honor, el Cabildo y la ciudad de Astorga despidieron a la imagen, acompañando la comitiva mas de 80 pendones y pendonetas de los pueblos de la Comarca.

Dieciocho kilómetros separan Astorga del Santuario y que fueron recorridos en siete horas por centenares de romeros acompañados por las flautas y tamboriles maragatos, dulzainas y castañuelas y como no, por los pendones de los pueblos de la zona, auténtica seña de identidad de León.

La procesión se compone de tres bloques; en primer lugar los pendones, en segundo lugar las cruces parroquiales, y por último la imagen de la Virgen.

Al avistarse los primeros pendones, miles de personas se juntaron en la subida al Santuario, momento en el cual los mozos mostraron sus habilidades con los mismos. Recibida por la imagen de la Virgen del Rosario, la Virgen de Castrotierra llegó de nuevo a su Santuario.

Una vez celebrada misa, tuvo lugar la parte profana de la romería con miles de personas comiendo en la campa alrededor de la iglesia. Ya por la tarde, las procesiones con las cruces y pendones de los pueblos del entorno regresaron a sus lugares de origen.

Un poco de historia

Según la tradición, durante una estancia en Palencia del obispo de Astorga, Santo Toribio, se produjo una sequía que duró siete años. Las cosechas se perdieron y la comarca se despoblaba por lo que los agricultores acudieron al obispo para pedirle consejo sobre dicha calamidad. El Santo les contestó:

«Volved a Astorga, buscad no lejos de ella la milagrosa imagen de la Virgen de Castro, llevadla en procesión a la catedral y tened allí en su honor un solemnísimo novenario. Si tal hiciereis, la lluvia fecundará vuestros campos, y siempre que os encontréis en apuros de sequía, peste u otra calamidad, acudid a la Virgen y seréis remediados».

Los campesinos siguieron las instrucciones del obispo y la lluvía volvió a la comarca.

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