Con más de 5.000 años de historia y 335 kilómetros de longitud, esta antigua ruta comercial hace parada en algunos de los lugares culturales más interesantes del país.
Martes, 2 de mayo. El denominado ‘Camino de los Reyes de Jordania’, una carretera con más de 5.000 años de historia, surca extraordinarios paisajes y pasa por numerosos enclaves turísticos: desde el impresionante cañón de Wadi Mujib hasta Mádaba, la famosa ‘ciudad de los Mosaicos’. De hecho, sus más de 335 kilómetros discurren entre diversos sitios arqueológicos, como algunos de los asentamientos prehistóricos de la Edad de Piedra, poblados bíblicos de los reinos de Ammon, Moab y Edom, castillos cruzados, templos nabateos, fortalezas romanas, antiguas ciudades islámicas…
El Camino de los Reyes, nexo entre el Nilo y el Eúfrates, fue una de las rutas comerciales más importantes del pasado. De hecho, una de sus primeras referencias aparece en la Biblia (se cree que el camino traza la ruta que siguió Moisés cuando guió a su pueblo hacia el norte por el territorio de Edom). Durante su recorrido el sendero se abre paso por los distintos espacios naturales del país -desde los paisajes boscosos del norte del país hasta el golfo tropical de Aqaba-, y hace parada en algunos de los lugares más interesantes de Jordania a nivel cultural, como son Jerash, Amán, Mádaba, Karak o Petra… ¡Descúbrelos siguiendo su trayecto!
Jerash, un alto obligado en el camino
Nuestra ruta comienza en el norte del país, en Jerash, la principal rival de Petra. Considerada una de las ciudades greco-romanas mejor conservadas de todo el mundo, es, además, un perfecto ejemplo del gran urbanismo formal romano de provincias que impera en Oriente Próximo: pavimentos y calles flanqueadas por columnas, templos en las cumbres de las montañas, impresionantes teatros, plazas públicas espaciosas, baños, fuentes… La visita es obligada, por su belleza y por su cercanía a la capital.
Amán se encuentra a tan sólo una hora de Jerash, y esconde uno de los yacimientos arqueológicos más importantes del país: la Ciudadela. Ubicada en la colina más alta de ciudad, la antigua Rabat-Ammon reúne numerosos restos romanos, bizantinos e islámicos tempranos, y ofrece unas vistas sensacionales. De obligada visita son el templo de Hércules, la iglesia bizantina y el complejo del palacio de los omeyas, que data del 730 d.C. aproximadamente.
Un poco más al sur, llegamos a Mádaba, conocida por sus espectaculares mosaicos bizantinos y omeyas, y por su famoso mapa-mosaico de Jerusalén y Tierra Santa, del siglo VI. Formado por dos millones de teselas de piedra local de vivos colores, en él se representan las diversas colinas, valles, pueblos y ciudades del delta del Nilo. El mosaico cubre todo el suelo de la iglesia ortodoxa griega de San Jorge, situada al noroeste de la ciudad.
Monte Nebo, el enclave religioso más venerado de Jordania
A 12,5 kilómetros de Madaba se encuentra Monte Nebo, el lugar desde donde Moisés divisó la Tierra Prometida a la que no se le permitió entrar. Compuesto por los restos de una basílica del siglo IV, así como de otras construcciones más antiguas, su punto más alto se erige sobre la meseta de Transjordania y alcanza los 800 metros sobre el nivel del mar. Desde este punto, el visitante puede admirar un panorama que abraza buena parte de Tierra Santa: hacia el Sur, se divisa el Mar Muerto y el Desierto de Judá y, al oeste, el Valle del Jordán y las montañas de Judea y Samaria. A su vez, y siempre hacia el oeste, este punto también ofrece vistas hacia Belén, la fortaleza de Herodes, las cúpulas de Jerusalén y el oasis de Jericó.
En nuestro camino hacia el sur, y después de haber dejado atrás Karak y su imponente castillo, la ciudad rosa emerge en un maravilloso paisaje desértico, rodeada de montañas de arenisca roja. Nombrada una de las Nuevas Maravillas del Mundo, Petra fue fundada hacia el siglo VI a.C. por el pueblo nabateo, una tribu nómada que se instaló en la zona y sentó los principios de un imperio comercial, que unía las rutas de la seda, la de las especias y otras que conectaban China, la India y el sur de Arabia con Egipto, Siria, Grecia y Roma. A la ciudad se la conoce principalmente por sus monumentos, excavados en la roca, así como por sus gigantescas montañas de piedra roja en las que permanecen labrados los inmensos mausoleos.