Un grupo de ciudadanos se reunirá en la plaza de San Isidoro hoy sábado día 22 de abril a las doce horas para leer en voz alta los Decreta.
Un día de esta semana de abril el rey Alfonso VIII de León, al que los historiadores oficiales llaman indebidamente noveno, reunió en asamblea a nobles, clero y, por primera vez en la historia, al pueblo llano.
En aquella asamblea nació un compromiso que obligaba a todas las partes, empezando por el rey mismo. Ese compromiso son los llamados Decreta de 1188, reconocidos por la UNESCO como el embrión de la democracia representativa, la que da lugar a los parlamentos modernos.
Se trata, pues, de un hito en la historia universal. Hay ya en los Decreta una sensibilidad que apunta a la universalidad de los derechos humanos; hay también una casuística que atiende con sentido práctico y gran equidad a las circunstancias del momento y del lugar.
Si trajéramos a día de hoy alguna de aquellas cláusulas, no podrían embargarnos las cuentas bancarias para el cobro de una multa, como se hace ahora, sin haber sido previamente oídos y, en su caso, condenados, por un juez. Los Decreta de 1188 son acaso uno de los mayores legados que el viejo Reino de León ha dejado a España y al mundo.
Un legado que, reiteradamente oscurecido desde los estamentos oficiales, es necesario seguir reivindicando con la mayor firmeza desde la sociedad civil leonesa. A este propósito un grupo de ciudadanos se reunirá en la plaza de San Isidoro el próximo sábado día 22 de abril a las doce horas para leer en voz alta los mencionados Decreta. ¿Nos acompañas?
«Texto redactado por Juan Pedro Aparicio y José María Merino convocando al acto»