Situada en la Montaña Oriental Leonesa, cada rincón de Cistierna y su Comarca destila historia. Frontera entre Cántabros y Astures, una lápida de Dovidero príncipe de los Cántabros hallada en Robledo de la Guzpeña atestigua que este territorio formaba parte de la Nación Cántabra. Como un goteo constante van apareciendo lápidas funerarias que nos cuentan secretos de la vida y de la muerte de los Vadinienses, nombre con que se conocía a la tribu aquí asentada.
Mientras las Guerras Cántabras se desarrollaban los romanos construían una vía de comunicación que a contracorriente y paralelo al río Esla ascendía desde Mansilla de las Mulas hasta Riaño. En este punto la calzada se dividía en dos ramales que llevaban uno a La Liébana y el otro a Asturias. Proyectada con un uso eminentemente militar, de ella partían otras que subían a los diferentes castros y comunicaban con la vecina cuenca del Cea.
Pero hay que esperar hasta la segunda mitad del siglo XIX, momento en el que la comarca experimenta un auge con el inicio de las explotaciones mineras. El transporte del carbón obliga a la puesta en marcha de la línea ferroviaria La Robla – Valmaseda, que en Cistierna tendrá una de sus estaciones más importantes y que servirá para mejorar las comunicaciones y, por supuesto, la forma de vida de sus gentes gracias al desarrollo económico.
Para recordarnos como era la vida de los empleados del ferrocarril el Ayuntamiento de Cistierna ha habilitado el antiguo economato y lo ha convertido en el Museo del Ferroviario. En la primera sala se muestran una importante colección de objetos que formaban parte del día a día de los trabajadores y en la segunda, destinada a audiovisuales, se pueden ver imágenes antiguas así como un video que resume los 100 años de vida del Ferrocarril Hullero.
La naturaleza de Cistierna y su Comarca
Atravesada de norte a sur por el río Esla, uno de los que más tradición y calidad truchera atesora, en su orografía destaca el macizo de Peñacorada con varios picos que oscilan entre los 1.600 y los 1.800 metros. Al norte se elevan majestuosos el Pico Moro de 1.801 metros y el Pico Cerroso de 1.838 metros, mientras que al sur el terreno se suaviza entrando en la Vega del Esla, tierra fértil donde se cultivan algunos de los mejores productos de la huerta leonesa. Debido a la rápida erosión que sufre la roca caliza con las que están formadas las montañas, se forman gran número de cuevas y ríos subterráneos como la Cueva del Carrascal en Santa Olaja de la Varga.
Las condiciones climatológicas, con inviernos fríos y frecuentes heladas y veranos suaves, y la orografía de la zona han favorecido la existencia e una rica y variada flora. Abundan árboles de hoja perenne como el tejo, robles asentados en zonas de solana y hayas en lugares sombríos y húmedos. Sin olvidarnos de las plantaciones de pinos, los encinares, en las zonas cercanas a los ríos los altos chopos y en las zonas más elevadas el acebo. También son destacables las plantas silvestres como el té, la manzanilla o el orégano. Y el otoño y la primavera regalan una gran variedad de especialidades micológicas muy apreciadas y que aportan un gran valor añadido a la oferta gastronómica.
En cuanto a la fauna que habita estos montes se encuentran ciervo, corzo, jabalí, lobo y otros de menor tamaño como la ardilla y la liebre. No podemos dejar de mencionar la tan afamada trucha leonesa así como barbos y bogas.
Gracias a todo su patrimonio natural esta comarca es la ideal para la realización de diferentes actividades como caza y pesca, senderismo, bicicleta de montaña, descenso de aguas bravas, escalada y espeleología en la Cueva del Carrascal.
Los pueblos
Once son las poblaciones que forman el municipio. Cistierna es la capital y en ella se pueden admirar algunos monumentos interesantes como la Iglesia de Cristo Rey con su retablo de Nuestra Señora de los Ángeles, la Iglesia de Santa María, el Museo del Ferroviario y en la calle Padre Isla una serie de casas que datan de finales del siglo XIX, principios del XX. Otras opciones recomendables son visitar la Ermita – Mirador de San Guillermo o el mercadillo semanal que cada jueves se instala en sus calles. Próximamente será efectiva la instalación en la Iglesia de Santa María del Museo Bíblico Oriental y en la Casa de Cultura su biblioteca con más de 30.000 volúmenes.
Modino que tiene la categoría de villa fue la antigua capital del concejo. Como recuerdo de ese pasado nos encontramos en sus calles arcos con escudos de armas y casas blasonadas que hablan de la hidalguía de algunas de sus familias.
Por la Calle Real de Sorriba podremos admirar hermosas casas de piedra y en la Pascua de Flores es habitual encontrarnos en los árboles próximos a la carretera muñecos que representan hombres ajusticiados. Es el Judas Traidor, ejecutado a la vista de todos y posteriormente quemado en la plaza como remedio para quitarnos nuestros males y pesares antes de entrar en la primavera. Tradición compartida por Cistierna, Vidanes y Modino.
Valmartino antigua sede del mayorazgo de los Canseco guarda en su memoria historias y leyendas como la que afirma la existencia de un subterráneo que atravesaba la aldea y que comunicaba el Torreón de Arriba con el de Abajo, o aquella otra que hace referencia a tesoros ocultos de cuando los árabes dominaban el país.
Para acceder a Quintana de la Peña hay que hacerlo por un camino sin asfaltar ideal para realizarlo a pie o en bicicleta. Con el macizo de Peñacorada, dominando todo la comarca y siendo utilizado por las gentes de estas tierras como primitivo servicio meteorológico para predecir las lluvias. Se trata de unos de los paisajes más impresionantes, merecedor de hacerle una visita. Pueblo abandonado ideal para los amantes de la fotografía y la etnografía, donde poder disfrutar de las técnicas constructivas de nuestros antepasados. Es destacable también la riqueza micológica de los rebollares de Quintana.
Fuentes de Peñacorada se encuentra situado en un espectacular entorno natural que lo convierte en uno de los más bellos parajes de la comarca. Dar agradables paseos por sus caminos empedrados o visitar las ruinas del Castillo de Monteagudo, su Iglesia parroquial o la Fuente del Coro son algunas de las opciones que este pequeño pueblo nos ofrece.
Santa Olaja de la Varga es otro pequeño pueblo donde se puede admirar la Casa Rectoral, la Iglesia parroquial y la Ermita de la Virgen de la Peña.
Otra población que impresiona por lo recóndito de su situación es Ocejo de la Peña. Ubicado al final de la garganta de La Duerna por aquí pasan viejos caminos que comunicaban el Valle del Esla con el del Cea, tramo espectacular que discurre por el alto del Desfiladero de La Duerna; el que se dirige al Puerto de Hoyos, tradicional zona de pastoreo o el que entra en el Valle de Nuestra Señora por un impresionante callejón excavado en la roca.
Vidanes, patria chica del Padre Isla ofrece al visitante otras actividades totalmente diferentes como es la posibilidad de correr en un circuito de karting o de relajarse practicando el golf.
La primera mención que se hace del pueblo de Pesquera es un documento del Monasterio de San Pedro de Eslonza del año 1.095. Poseedor de una fecunda vega que con la inestimable ayuda de las aguas que la riegan hacen de este lugar un paraíso donde cultivar frescas y sabrosas verduras y hortalizas.
Finalizamos este repaso por las localidades que conforman este municipio en Santibañez de Rueda, donde es fácil perderse por las choperas que acompañan el caminar del río Esla o visitar el Valle Grande que hará las delicias de los aficionados a la micología.
Su gastronomía
De la misma manera que el clima ha condicionado la vegetación de esta comarca también ha hecho lo propio con la gastronomía. Se trata de una cocina contundente en la que su producto estrella son los embutidos, chorizo, morcilla o lomo que se caracterizan por estar curados con humo y en algunos casos por la utilización de orégano en su elaboración. Una gastronomía donde priman los potajes (cocido montañés, chanfaina…), carnes criadas en las ganaderías locales así como de los bosques y ríos (caldereta de cordero, arroz con codornices y truchas asadas), sin olvidarnos de las setas que cada año son más consumidas.
Destaca también la variedad de productos lácteos, que no puede faltar en ninguna mesa a la hora de los postres, así guisosos ollas se cocinan todo tipo de an Guillermo y un largo etcetera.pio de una fecunda vega que con la inestimable ayuda decomo la rica miel y la deliciosa repostería (sequillos, teclas, virutas, lazos de San Guillermo y un largo etcétera)
Otro plato típico de esta zona es la Olla Ferroviaria, nacida con la línea de ferrocarril León-Bilbao y que sirvió para que los maquinistas, fogoneros y guardafrenos comiesen caliente en los largos recorridos que hacían. En estas ollas se cocinan todo tipo de guisos a base de patatas, legumbres y algún tipo de carne. En la actualidad se celebra el fin de semana más cercano al 30 de mayo la Festividad de los Ferroviarios donde se lleva a cavo un concurso de ollas en el que participa gente de diferentes provincias.
Más información en: www.destinoleon.eu