Versión clásica

Truchas celebra hoy los «Campaneirus – Mazcarada d´enviernu»

La Mazacarada d´enviernu. Primeira manifestación cabreiresa decrarada d’interés turístico provincial.

Campaneirus son los mozos que se disfrazaban con una careta hecha de la piel de cordero, conejo, ovejas e incluso perros, atando sobre sus cuerpo unas campanas que las hacían sonar mientras corrían tras la gente asustándolas con unas vejigas llenas de agua.

La noche anterior los campanones colocaban ramos de laurel en las ventanas de todos los vecinos, siendo los mejores ramos los de las mozas casaderas.

Al final de la jornada pasaban pidiendo por las casas provistos de un saco recolectando lo que los vecinos buenamente podían dar, unos daban dinero y otros viandas.

Personajes:

• La vieya: saya negra, mandil negro con flores, chambra negra, mantón negro, pañuelo de cabeza negro, medias negras, zruecos. Lleva un cesto. La simbología de la vieja se pierde en la mitología leonesa, como la diosa madre de la naturaleza, representada como una vieja, benefactora y proveedora de bienes.
• El campaneiro: blusona blanca o parda de lino, calzón de lino, tela de saco y zamarra de piel de animal (oveja, cabra, lobo…), polainas de piel en la pantorrilla, zruecos ,madreñas y la cara con máscara con pieles de animal, cuernos y tiras de papel y tela de colores. Lleva un cuerno de vaca para tocar y un palo con un trapo para golpear a los viandantes. También llevan una bolsa de cuero para echar cernada o harina a los viandantes. A la cintura varios cencerros. Originariamente eran la personificación de los antepasados que se manifestaban a través de las máscaras para beneficiar a la comunidad.
• Toro: Armazón de madera cubierto con telas de saco y rematado con una cabeza de toro con cuernos naturales. Símbolo de virilidad y fertilidad, embiste a las mozas.
• Señorita: Mujer u hombre travestido, vestido con manteo marrón oscuro, mandil naranja, chambra blanca, mantón negro y pañuelo naranja a la cabeza. Cubriendo la cara un pañuelo blanco, para no ser reconocida/o.
• El galán: Mujer transvestida con ropas antiguas a modo de caballero. Sombrero y capa o anguarina. Cubriendo la cara un pañuelo blanco, para no ser reconocida/o.
• La Galana: Hombre Transvestido con mantón negro y dengue negro simulando las mejores ropas. Paraguas a modo de sombrilla. Cubriendo la cara un pañuelo blanco, para no ser reconocida/o.

Desarrollo de la mascarada:

Los Campaneiros en La Cuesta eran encarnados por los mozos del pueblo que se disfrazaban, unos de Campaneiros, -unos tres o cuatro-, cuya única función era perseguir y asustar a los rapaces, y otro de vieja, que no corrían a los niños, pero que se disfrazaban de modo que no se le reconociera a ninguno. Cuando entraban en las casas, solían pedirles que o cantasen o que bailasen para hacer sonar sus campanas. En el caso de que cantasen, recitaban la siguiente estrofa del conocido villancico:

Nació, nació pastor
Jesús el niño hermoso
Con paso presuroso
Vayamos a adorar

Los Campaneiros se cubrían los cuerpos con pieles de ovejas o perros, capotes, trapos viejos o mantarrones, etc. También de cintura para abajo. Para cubrir la cara y la cabeza se fabricaban caretas o caperuzas con agujeros para los ojos, muchas veces un simple saco con dos agujeros para poder ver, con apariencia de lobos, zorros y otros animales, o de cualquier cosa que pudiera asustar. En ocasiones también se ponían cuernos sujetados con una estructura de madera y piel de carnero a modo de representación del ganado. Cuando no tenían cuernos de vaca los sustituían por varas de madera que los rapaces tallaban. El nombre de Campaneiros tiene su razón en las campanas, (cencerros, esquilas y tupios, o «chocallos»), que estos personajes portaban colgados de sus cinturas para mayor estruendo y agitación de los chiquillos. Como todo esfuerzo tiene su recompensa, tras realizar este peculiar pasacalles, los vecinos del pueblo daban huevos, chorizos, y otros alimentos, incluso dinero, con lo que los mozos celebraban una cena.

Este traje ha evolucionado muy poco, en comparación con otros de comarcas cercanas, manteniéndose prácticamente la misma estructura, pieles con tiras de colores de tela y papel en su parte posterior.

Debido a que la iglesia no era muy amiga de celebrar estas tradiciones en esas fechas, lo campaneiros se trasladaron al día de carnaval e incluso cambiaron de denominación pasandose a llamar Trapisacos. Este día de carnaval había baile por la tarde y por la noche. Para el baile por la tarde, los hombres se vestían de mujeres y las mujeres de hombres, y se colocaban un pañuelo blanco o tela de saco en el rostro para que no se les reconociese.

Muchos otros se vestían con las peores vestiduras que tenían, incluso remendaban trapos viejos sueltos de forma que al saltar volasen de un lado a otro. Perseguían a los chavales con un trapo mojado y sucio para arrearles y asustarles. Era frecuente que se pusiesen caretas con cuernos o se tiñesen la cara de negro con el hollín de los fornos, y al igual que los Campaneiros, se colgaban campanas por el cuerpo, ya que eran el mismo personaje que los Campaneiros. Los chavales huían de los Trapisacos por todo el pueblo y era frecuente que se escondiesen entre los jóvenes que habían acudido al baile.

Ya por la noche se hacía un baile en un corral y era en ese momento cuando aparecía en escena el toro y la señorita. El toro era un hombre que con cornamenta daba vueltas alrededor del corral mientras los jóvenes que bailaban se subían a donde podían para huir de él. La figura de la señorita consistía en «picar al toro» para dirigirlo a donde más gente hubiese.

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