Bóveda del Río Almar se encuentra localizado en la provincia de Salamanca a 45 al Oeste de Salamcana. Se encuentra a una altitud de 879 metros y pon una extensión de su término de 23 Km2.
Pertenece a la comarca de Peñaranda de Bracamonte, localidad que dista a 5 Km del pueblo. Limita: al Norte con Peñaranda y Cantaracillo, al Sur y al Este con Mancera de Abajo y al Oeste con Nava de Sotrobal y Macotera.
En el 1140 Alfonso VII otorgó el privilegio para repoblar las tierras de Alba, e las que se incluía Peñaranda y, probablemente, «Bóveda», aunque según Pascual Riesco ya estaba fundada y era llamada Bovatum [en rivulum de Almar].
En 1250 encontramos escrito el nombre de Bóveda (Bouada), aunque como vimos por el análisis del topónimo su existencia podría ser muy anterior. Aparece en una consignación de rentas eclesiásticas ordenada por el cardenal Gil Torres a la iglesia y obispo de Ávila.
Bóveda pertenece a la diócesis de Ávila y dentro de ella a la comarca Rioalmar. El documento está escrito en latín pero los nombres de las aldeas figuran en la nueva lengua romance.
La fuente principal de rentas eclesiásticas era el diezmo al que estaban obligados a pagar todos los cristianos. Los valores de las rentas se expresan en morouedis (maravedíes) y pueden darnos idea de la importancia de tenían los distintos lugares (hoy algunos despoblados) según sus rentas.
Esta primera referencia documental a Bóveda es importante ya que es una prueba de que el pueblo está fundado a finales del s. XIII.
La señorización o feudalización de Bóveda está unida a la de Peñaranda de Bracamonte, ya que Bóveda del Río Almar no figura como lugar de realengo ni eclesiástico, que se remonta al años 1375, cuando Enrique II concedió a su vasallo Nuño Núñez de Villasán –alguacil mayor de Fernando de Antequera—todas las posesiones que habían pertenecido a Juan Fernández, vecino de Ávila. Entre estos vienes se menciona la mitand del lugar de Peñaranda. Según consta, la otra mitad pertenecía a Pedro González Contreras, montero mayor del rey, y a su esposa Urraca González, ambos vecinos de Segovia.
Fotografía: Bóveda del Río Almar
Más tarde el infante portugués Juan, duque de Valencia y Alba, ocupo durante algún tiempo Peñaranda bajo el pretexto de que se hallaba en el término de Alba de Tormes. Pero fue el mariscal de Castilla Don Álvaro de Ávila el que finalmente compro, en 1409, a Nuño Núñez la mitad del lugar de Peñaranda por 31.000 maravedís; señorío que completaría después –año 1418—con la otra mitad del lugar; adquirida al canónigo Alfonso González de Contreras, hijo del anterior, y a su madre; Urraca González. El precio completo de la compra fue de 3.000 florines, un esclavo moro y 100 fanegas de trigo. A través de la notificación de la venta que envía Contreras a Peñaranda, podemos sabes que la villa tenía en ese año 17 <<vecinos>> –es decir, alrededor de 75 habitantes—y un cabildo municipal formado por dos alcaldes, un alguacil, un escribano y un pregonero.
“Alonso Rodríguez de Contreras otorga, por ello, “escritura de venta de la meyta (sic) de Peñaranda, que es cerca de Cantaracillo por presíso e quantya de tres mil florines de oro del cuño de Aragón, buenos e de justo peso, e por un moro que llaman Muhamed y çienfanegas de trigo” el beneficiario de esta venta era, efectivamente, don Álvaro de Ávila que ha sido considerado el primer señor de Peñaranda, aunque ya hemos visto que no lo fue en sentido estricto –porque antes lo fue Alonso Rodríguez de Contreras, por ejemplo–, pero si quizá en cuanto al esfuerzo con el que logró poblar y favorecer la entonces aldea de Peñaranda”
Fotografía: Bóveda del Río Almar
Y a fin de que se pudiese poblar mejor, Álvaro de Ávila repartió suelos y solares para que los pobladores construyesen sus casas y plantasen viñas; dando un año de plazo a los aspirantes a propietarios para realizar estos trabajos. El interés del mariscal por adquirir territorios de esta zona se debió probablemente a su matrimonio con Juana de Bracamonte, hija del almirante francés a Castilla con las tropas francesas que auxiliaron al bastardo Enrique de Trastámara.
Tras la victoria de Enrique sobre Pedro I, el nuevo monarca recompenso a Bracamonte con la concesión de bienes y heredades en Medina de Rioseco, que dejaría en herencia precisamente a esta hija (abril de 1419). De los diez hijos que tuvo el mariscal, Álvaro le sucedió en su patrimonio, adoptando el apellido materno <<Bracamonte>>, quizá por considerarlo mas ilustre.
En el año 1436 Toribio Ruiz, tutor de las personas y bienes de Álvaro de Ávila mandó hacer un inventario de los bienes que habían pertenecido al mariscal y entre los bienes y heredades en aldeas de Ávila y Alba de Tormes y no cita a Bóveda, no sabemos si era porque tenía poca entidad o porque aún no tenía a Bóveda en propiedad, porque se cita otras entidades como Cantaracillo o la Cruz (actualmente despoblado del término de Cantaracillo)
Fotografía: Bóveda del Río Almar
Las relaciones entre el señor y sus vasallos no debieron ser muy cordiales a tenor de lo expuesto por Álvaro de Bracamonte en su testamento (año 1485) acerca de los numerosos agravios que dice haber hecho a los peñarandinos, imponiéndoles nuevos tributos “que no eran justos”. Pero los conflictos casi podríamos decir que se institucionalizaron en sus sucesores.
Al no tener sucesión directa, el 15 de mayo de 1484 inicia el proceso de legitimación de un hijo bastardo, Juan, suplicando esta concesión a los Reyes Católicos. Como no lo logró en vida, dejó como heredero a su hermano, el abab de la colegiata de Medina del Campo y capellán real, Alonso Rodríguez Manjón. Por la relación de propiedades que se hace en ese momento, sabemos que a ese patrimonio pertenecían los lugares de Peñaranda, Cantaracillo y Bóveda, entre otros geográficamente más distantes.
El 21 de mayo de 1493 los Reyes Católicos ordenan a Gil González de Ávila, que consienta a los vecinos de Bóveda hacer vecindades y hermandad con la villa de Peñaranda y con otros lugares comarcanos y que no tome o prenda los ganados de sus concejos.
Gaspar de Bracamonte, el 28 de diciembre de 1662, compra la jurisdicción de las villas de Cantaracillo y Bóveda.
Doña María de Guzmán, esposa de Alonso de Bracamonte, era señora de la villa de Bóveda, aneja al estado de Peñaranda, desde Mayo de 1516. Pasaría después a Francisco de Bracamonte como herencia. Realmente, hasta la compra de 1662 Bóveda no pertenece legalmente a Peñaranda. Hasta ese momento pertenecía a Ávila.
El mapa que Tomás López realiza en 1783 incluye a Cantaracillo, Bóveda del Río Almar y Peñaranda en la jurisdicción de Ávila.
En el coto redondo salmantino de Bóveda del Rio Almar, que pertenecía al conde Superunda y estaba gravado con un censo en favor de Carlos Gallarti Scotti, duque de San Pedro de Galatina. A propuesta de los vecinos, realizada el 17 de abril de 1928, la Dirección General de Acción Social adquirio el coto, adquisición que sufrio distintos repartos –189 parcelarios en 1934, 203 en 1940–, reclamaciones y rectificación, prolongadas hasta los años 50.
Poco o nada más se puede añadir a la historia de Bóveda hasta la actualizadad. Ha seguido el mismo derrotero histórico que la gran mayoría de los pueblos: auge poblacional a principios del siglo XX y fortísima emigración campo-ciudad y al extranjero desde los 60, de la que en los últimos años se va recuperando.
Fotografía: Bóveda del Río Almar
Antiguo Palacio
El 9 de agosto de 1497 se repitió una orden para el derribo de la fortaleza y torre de la Bóveda (Ibíd. agosto 1497 Fol. 162). Las fortificaciones incluían un baluarte que es delante de dicha torre e las garitas de ello e los cabos en que no ay aposentamiento.
Fuente y más info: http://www.bovedadelrioalmar.es
