Estas obras de Mediados del siglo XIII, proceden del monasterio benedictino de Sahagún que fue uno de los cenobios más florecientes de la Edad Media peninsular.
Fotografía: Museo de León
El favor de la monarquía y el Papado, su ubicación en un enclave estratégico en el Camino de Santiago, la llegada de monjes de la influyente abadía de Cluny, la importancia de su scriptorium y algunas de sus piezas artísticas lo confirmaron como un centro abierto a las novedades europeas a partir del siglo XI.
Entre los escasos restos que han llegado hasta nosotros de su escultura monumental gótica se encuentran cuatro estatuas-columnas, que actualmente se reparten entre el Fogg Art Museum de la Universidad de Harvard, en Cambridge (Massachussets, USA) y el Museo de León, cuyos rasgos de estilo remiten a la aceptación del gótico clásico francés en un momento de tensiones formales entre el peso de la tradición románica y el avance del nuevo arte.
Los dos magníficos fustes con escultura en altorrelieve que conservamos denotan la participación de dos manos de diferente pericia a las que habría que sumar una tercera para las estatuas de San Miguel y San Pablo conservadas en América. Por lo que respecta a la cronología debemos situarlas a mediados del siglo XIII en clara conexión con las fachadas occidentales de las catedrales de París y Amiens y la Puerta del Sarmental de la catedral burgalesa.
La imagen de la Virgen con el Niño es la pieza de mayor calidad, emparentada directamente con el parteluz de la catedral de Amiens. La plasticidad de esta imagen deriva del hecho de que no es una estatua columna en sentido estricto, pues no ha sido labrada sobre el cilindro del fuste, sino adosada a la superficie del mismo, manteniendo la forma circular en la base que sirve de peana a la Virgen. En la parte inferior figura un dragón en alusión al demonio vencido por la Nueva Eva.
Por otro lado, en la estatua columna del Pantócrator Cristo aparece contenido en la mandorla y flanqueado por el tetramorfos en una iconografía más típica del románico. La presencia de la mandorla mística y de las letras alfa y omega denotan un mayor arcaísmo y sometimiento a la tradición.
Complejo es dilucidar la ubicación y la función de estas piezas en el monasterio. Muchos investigadores coinciden en suponer estas cuatro piezas parte de un elemento de mobiliario litúrgico, tal vez como tenantes de altar, a modo de otros ejemplos documentados. Otros afirman que pudieron formar parte de las jambas y el parteluz de una portada desaparecida e incluso de un claustro. Afirmaciones, en todo caso, de difícil comprobación.
La pieza del mes constituye una oportunidad para conocer más detenidamente alguno de los bienes expuestos en el Museo, mediante una explicación detallada durante las visitas guiadas, que se desarrollan gratuitamente de martes a domingo, a las 12’30 horas.
Museo de León
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